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Mar 2024 - Edición 280

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Mientras más amables, más amables

Educación en valores

Por: Luz Edwards

Parece trabalenguas, pero es la verdad. Por eso es buena idea ejercitar la amabilidad en la casa y escuela, para que se convierta en un hábito natural que enriquezca nuestras relaciones humanas. 

 

Actividades ocasionales como voluntariados o participar en una campaña de buen trato, por supuesto, que ayudan a los niños y jóvenes a visualizar el valor de la amabilidad y el cuidado y entregan un mensaje potente y masivo. 

Sin embargo, los estudios nos muestran que lo más poderoso es lograr que nuestras labores rutinarias del día a día estén teñidas de este tono de acoger a los demás. Así, la amabilidad se convierte en una manera de ser de las personas que emerge de manera natural en cualquier contexto.

Este es uno de los temas que fomenta el equipo de Making Caring Common Project de la Universidad de Harvard y entregan ideas concretas para que las familias puedan ejercitar el músculo de la amabilidad en la vida cotidiana. 

Los profesores podemos motivar a los apoderados a poner en práctica esta idea en las casas y, así, será un trabajo complementario al que hacemos en los colegios. 

Al desayuno: Intentar comer sin apuro y con algo de tiempo para intercambiar algunas palabras. Al despedirse, expresar en voz alta buenos deseos a cada hijo y al cónyuge.

En el auto o en el trayecto al colegio: Intentar tener conversaciones de temas que les importen a los hijos y que tengan relación con el cuidado. Algunas preguntas para comenzar pueden ser “¿Tuviste oportunidad de ayudar a alguien hoy?”, “¿Tienes algún compañero que pueda necesitar ayuda de algún tipo?”, “Revisemos tus cuadernos a ver si necesitas que te ayude con alguna materia”.

Durante la cena: Motivemos que cada uno comparta una buena noticia o algo lindo que le haya sucedido en el día. También, promover que todos ayuden con frases como “¿Hagamos la ensalada?”.

A la hora de acostarse: Aprovechar ese tiempo de estar juntos en calma y silencio. A veces no es fácil pues los adultos estamos cansados y queremos volver a hacer nuestras cosas. Sin embargo, el momento de irse a dormir es perfecta oportunidad para comentar algo profundo y conversarlo a media voz. Leer juntos sirve para lograr esa intimidad.

¡Vale la pena! De todas las actividades que las familias realizan juntas a lo largo de su vida, pocas dan tanto fruto como las rutinas familiares generosas en tiempo y amabilidad. En ese “tono” los padres pueden conectarse realmente con sus hijos mientras les enseñan los valores importantes de la bondad y la ciudadanía; construyendo lazos familiares más fuertes y agregando significado a sus vidas.

Fuente: Inspire Everyday Acts of Caring with Family Routines en https://mcc.gse.harvard.edu/resources-for-families/inspire-everyday-acts-of-caring-with-family-routines?rq=kindness 

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