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Mar 2024 - Edición 280

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El niño agresivo

Psicología

Por: Marcela Larraín G. Psicóloga UC

La Violencia entre los Jóvenes ¿Una Novedad?

Vemos en los diarios y la T.V. una creciente preocupación por la violencia entre los jóvenes. Los educadores y psicólogos aventuramos diferentes explicaciones: el estrés que afecta a nuestros niños, la vida en las grandes urbes, el ruido, la congestión etc. ¿Es la violencia una novedad? Cualquier mirada a la historia nos revela que ella nos ha acompañado desde nuestros primeros pasos sobre la Tierra:

  • El circo romano y su goce de la muerte y el dolor de otros,
  • El saqueo y la violación como paga dada a los soldados durante muchos siglos de guerras,
  • El racismo inglés frente a las tribus norteamericanas.

La tendencia a resolver nuestros conflictos y diferencias a través de la violencia y la crueldad son al parecer un triste patrimonio de la humanidad. No nos escandalicemos y veamos que podemos hacer.

La rabia como una respuesta de defensa ante lo que evaluamos como un ataque.

Carol Travis en su libro “Rabia la emoción incomprendida” nos muestra como ciertos factores que usualmente creemos aumentan la rabia tales como los ruidos fuertes, las multitudes o la densidad no tienen ese poder en sí mismas, es lo que sentimos frente a esas condiciones lo que puede hacernos sentir enfurecidos o tranquilos. El ruido, las multitudes, el tráfico tienen la capacidad de aumentar nuestra excitación y si a ello sumamos un estímulo que nos provoca rabia como un trato irrespetuoso, es posible que estemos más prontos a dar una respuesta de enojo.

La rabia es una respuesta normal de nuestro organismo frente a lo que sentimos como un ataque a nuestra persona (un insulto, un empujón), a mis planes (Quiero llegar luego a mi casa y hay un taco horroroso), a alguien que queremos, etc.

La rabia entonces, produce una respuesta física que nos prepara a la acción a defendernos o a luchar para conseguir lo que queremos: fluye la sangre a nuestras extremidades, aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria, aumenta el alerta etc.

Tenemos entonces un conflicto que resolver ¿cómo lo resolvemos? ...Ese es muchas veces el problema. Según Thomas Lickona en su libro “Educando el carácter” los niños y jóvenes responden con violencia ante el conflicto fundamentalmente por dos razones:

  • No tienen otras herramientas en su repertorio que no sean el ataque verbal o físico.
  • Porque socialmente es considerado “bacán” o “choro” el que responde violentamente ante los conflictos, porque se asume que no tiene miedo.

La sala de clases como lugar de conflictos.

20, 30 40 o más personas en una sala de clases, metas a lograr, espacios y materiales que compartir... La sala de clases es un lugar donde conviven muchas personas durante muchas horas. Pretender que no existan conflictos es una utopía, pero pretender minimizarlos y que de existir se resuelvan en forma positiva, es un desafío que vale la pena emprender.

Como prevenir conflictos en la sala de clases.

El enfoque aquí es el de crear un clima en la sala de clases que sea más pacífico y agradable. Un curso en que los niños se conocen mejor, se ayudan más, se tratan con mayor respeto es un curso en que los niños estarán mejor dispuestos hacia los demás. Algunas estrategias son:

  • Ayudar a que los niños se conozcan más entre sí. El afecto y la comprensión surgen más entre personas que se conocen. Si yo sé que mi compañero pasa todas las tardes sólo, es más posible que lo convide a estudiar a mi casa. Si se que mi compañera tiene que llegar a hacer el aseo de su casa, tendré más comprensión si no llegó con su parte del trabajo y le prestaré más ayuda. Si se que a Roberto le gustan tanto los animales como a mí, tendremos más de que conversar.
  • Darle importancia a los buenos modales. Una sala de clases en la cual se le da importancia al buen trato, al pedir por favor, al dar las gracias, al pedir permiso, a pedir perdón si te pasé a llevar, se convierte en un lugar más agradable para estar. Muchas peleas se han evitado por una sonrisa y un lo siento dado a tiempo.

  • Leerles o contarles a los niños historias que presenten modelos atractivos de ayuda, historias de amistad, servicio y compasión hacia los demás. Existen varias fuentes de relatos y cuentos. El libro de las virtudes de William Bennett, así como sus libros para niños; el libro de virtudes y de héroes preciosamente ilustrados; los cuentos judíos recopilados por Isaac B. Singer; los cuentos de la selva escritos por Ruyard Kipling historias de animales llenas de humor y valores; las historias reales de compasión y entrega recopiladas en la serie “Chocolate Caliente para el Alma», cantidad de libros como las crónicas de Narnia de C.S. Lewis, “Jacobo no es un pobre diablo” de la colección barco de vapor y muchos otros.
  • Crear cargos en el curso de ayuda a los demás. Por ejemplo, los encargados de los cumpleaños, encargados de los que están enfermos etc.
  • Aprovechar las situaciones de conflicto entre los niños para aumentar su comprensión acerca de porqué sucedió eso y de porqué las personas actúan de la manera como lo hacen. Es más difícil enojarse con las personas cuando entendemos porqué y para qué están actuando así.
  • Crear en la sala las “sillas del arrepentimiento”: un lugar donde son enviados los niños a pensar en qué se equivocó cada uno (y no a decir en qué se equivocó el otro) y donde se quedan hasta que se pongan de acuerdo o se pidan perdón mutuamente. En el caso de niños más grandes se les puede mandar a conversar al patio o la biblioteca.
  • Realizar en el consejo de curso sesiones de discusión sobre problemas morales típicos en los cursos, tales como el robo, el ponerse nombres, el reírse de otros, el excluir de los juegos, etc. En estas sesiones, se analizan las causas de dichos problemas, las consecuencias para las personas, ver como se sienten los niños en esas situaciones y buscar juntos caminos de solución. Es un problema de todos.
  • Poner en el curso un tablero de la paz y el respeto, en el cual van ganando puntos todas las actitudes que conducen a este ideal y además se tienen tarjetas de foul, tarjetas amarillas y rojas para todas esas actitudes que impliquen romper la paz y el respeto de la sala.
  • Aprovechar las clases de historia para mostrar las consecuencias de la violencia y la falta de espíritu de negociación, así como las situaciones en las cuales las actitudes de ciertas personas y gobiernos ayudaron a evitar conflictos.

Enseñar a los niños a resolver conflictos en forma constructiva

El punto aquí es ayudar a los niños a aumentar su repertorio de respuestas frente al conflicto, como dijo alguien “...si lo único que tienes es un martillo tratarás todo como si fuese un clavo....”.

Actualmente se están desarrollando en muchos colegios programas que buscan enseñar a los niños a resolver conflictos sanamente. Revisaremos algunos de ellos.

Un programa llamado “Entrenamiento de reemplazo de la agresión” desarrollado en la Universidad de Syracuse, consiste en trabajar con los niños en cuatro áreas:

  1. Control de la rabia que incluye, enseñar a los niños a enfriarse es decir a disminuir su respuesta de rabia a través de la relajación, el respirar profundo, el distraerse y el viejo contar hasta diez.
  2. Estrategias de resolución de conflictos, que incluye aprender a reaccionar frente a la provocación, asertividad, negociar conflictos en un espíritu de que ambas partes queden satisfechas etc.
  3. Entrenamiento en habilidades sociales, se les enseña a los niños reglas básicas de la vida social que nos permiten relacionarnos mejor con otros tales como dar las gracias, aprender a hacer preguntas, aprender a iniciar una conversación, aprender a oír a otros etc.
  4.  Educación moral. Un niño no solamente tiene que aprender a controlar su temperamento y a llevarse mejor con los demás, sino que además tiene que: ¡querer hacerlo! La educación moral le ayuda a captar las consecuencias negativas para él y los otros del uso de la violencia y le entrega valores sociales de ayuda y entrega hacia los demás.
  • Otro programa desarrollado es el propuesto por T. Lickona, que consiste en sesiones en las cuales a los niños se los prepara para evitar el conflicto y para resolverlo positivamente. Por ejemplo, una de las sesiones se llama “Peleando”, en ella a los niños se les muestra típicas situaciones de pelea y se les pide escribir y conversar acerca de porque creen ellos que sucedió la pelea. En otra sesión, se les pide que cuenten una situación reciente en la cual evitaron una pelea.

En otra sesión, se les pide evaluar las consecuencias que tiene para dos niños de una historia resolver un conflicto a través de una pelea y se les pide rescribir la historia con otras alternativas de solución.

Luego de estas sesiones teóricas, el profesor realiza juegos de roles en la sala de clases en los cuales los niños ensayan las habilidades de evitar conflictos y de resolución de ellos. Se dramatizan situaciones muy concretas tales como:

  • Decirse sobrenombres
  • Tropezarse con otro y que como resultado se le caen todos sus materiales
  • A alguien se le pierde una lapicera u otra cosa y ve a un compañero con sus cosas.
  • Están trabajando en grupo y uno trata de imponer sus ideas.
  • Se ríen de alguien por su gordura, orejas etc.

Como vemos, no podemos hacer mucho por cambiar la violencia en el mundo, pero sí podemos ayudar a crear un ambiente de sala de clases más respetuoso, pacífico y donde los conflictos ocurren pero se solucionan, ayudando a formar personas más serenas y pacíficas.

 

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