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Regístrate y accede a la revistaDesde el año 2010, el pianista nacional Felipe Browne recorre colegios de Chile realizando conciertos en vivo con obras de grandes compositores. En estos 15 años ha podido ver cómo la música permite que los estudiantes trasciendan, y “conecten con los sentimientos más profundos del alma”.
Fue tras el terremoto de 2010 que nació el proyecto “Piano Educa”, liderado por el pianista Felipe Browne. Tras la catástrofe, recibió la petición de realizar un concierto a los niños afectados de Pintué: “Fue muy bonito, la recepción fue maravillosa, los niños estaban felices, quienes se prepararon como si fuera una primera comunión”, recuerda.
Más de 200 mil niños han vivido los conciertos de Felipe Browne.
Tras esa experiencia, fue invitado a un colegio en La Legua, y así comienza a dar origen a Piano Educa, un proyecto que lleva concierto y música a diferentes establecimientos educacionales en todo Chile. “Hemos llegado a más de 200 mil niños”, cuenta Felipe.
La música como búsqueda de la virtud
Para el director es clave el punto de vista de la trascendencia de la música: “Este proyecto busca la belleza y la bondad, transcendentales del ser, así como la unidad que las integra, todo para que el ser humano sea feliz y pleno”, cuenta.
Felipe explica que “la música te conecta con los sentimientos más profundos del alma, para bien o para mal. Asimismo, los niños pueden conectarse con el bien a través de sus sentimientos. Ellos escuchan, perciben, captan, y si lo que captan tiene un trasfondo positivo, nos lleva a la virtud, nos muestra que hay un camino, pero uno que cuesta”.
En los conciertos que desarrolla, el pianista busca finalmente que los estudiantes se conecten con la virtud. “Yo les señalo eso en el proyecto. Por ejemplo, muestro a Beethoven, un gran compositor, que dio su vida por expresar la belleza, y cómo en sus composiciones refleja sus desafíos y problemas”. Y eso, según explica Browne, “produce un estado de shock positivo que te deja paralizado ante esta maravilla”.
El pianista con Andrea Gumucio, directora del Colegio Trigales del Maipo.
Durante los conciertos que ha realizado en distintos colegios del país, el músico ha visto cómo la música paraliza y produce cambios en el alma: “Lleva a decir que en realidad la vida tiene un montón de esperanza, que es muy buena a pesar de las circunstancias, y que tengo que enfocarme y canalizar mi vida por este camino, para llegar al bien”.
Profesores y estudiantes conmovidos
En estos más de 10 años llevando música a los colegios, Browne, a través de las preguntas que hacen los niños, ha podido ver cómo reciben cada concierto. “Hacen preguntas muy profundas. Por ejemplo, ¿por qué esta música me eleva el alma? ¿Qué tiene esto que ahora me siento más feliz?”, señala.
Para el músico, si bien estas pueden ser pequeñas preguntas, en el fondo pueden generar grandes cambios, “hacer que una persona pase de una versión negativa a una positiva de las cosas”, afirma.
Gustavo Méndez, encargado de Música de Belén Educa, estuvo presente en los conciertos realizados por Felipe Browne en los establecimientos de la red y cuenta que fue una instancia muy positiva. “Dio muchos conciertos en los colegios de Belén Educa. Fueron jornadas muy bonitas para los estudiantes, que en general no viven este tipo de iniciativas. Fue muy potente”, señala.
El arte: indispensable en la formación
Desde el año 2010 que el pianista nacional Felipe Browne realiza conciertos en vivo en distintos colegios del país.
En la práctica, en Piano Educa, Felipe lleva un piano a un determinado colegio y realiza un concierto en vivo, donde elige un compositor y una obra completa de él, y la explica.
También ha desarrollado proyectos que complementa con arte, como el caso de Paine con la ilustradora Sol Díaz. Crearon juntos el proyecto “Chopin ilustrado”: mientras Felipe tocaba la múscia, la artista la iba ilustrando.
Para el pianista, la música es clave en el aprendizaje, como lo era en la antigüedad, ya que tiene múltiples beneficios: “La música es la estructura y concepción del tiempo y es el manejo del tiempo también”, detalla, y agrega que esta coordina todos los elementos de los sentidos, y requiere un grado importante de intelectualidad: “La estructura musical es muy matemática y, por otro lado, muy de lenguaje, tienes antecedente, consecuente, puente, desarrollo”.
Además, explica, en la música hay elementos jerárquicos, lo que permite enseñar también sobre ese tema: “Todo eso es muy bueno para la concepción de la vida y del respeto. También el trabajo en equipo, porque aquí todo se une hacia el jerarca, a quien hay que respetar y, de este modo, todos los elementos armónicos se supeditan para que todo funcione y sea armónico”, afirma el músico.
Browne rescata la tradición de grandes pianistas que ha tenido el país, con destacados representantes como Claudio Arrau y Rosita Renard. “Chile fue un foco de cultura en eso y tenemos que retomar esa senda y agrandarla un poco porque está muy reducida. Cuesta, pero vale la pena y es tan importante como el lenguaje, las matemáticas y el arte”.
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