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Abr 2024 - Edición 281

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Clima escolar como factor de deserción

Aunque la deserción escolar va más allá de un deteriorado clima escolar, como afirman los entrevistados, un mal clima sí puede influir en esta y también en una baja en el rendimiento de los alumnos. Tres entrevistados, involucrados en educación y convivencia escolar, así lo afirman y aquí cuentan por qué.

Por: Paula Elizalde
Clima escolar como factor de deserción

“La deserción escolar es bien compleja porque incluye varios factores, no es solamente el tema del clima escolar, sino que se ha visto que hay factores sicosociales, de las familias, del colegio, de las características sicológicas del alumno, de las características biológicas también. Entonces es un tema bien amplio y es difícil abarcarlo con algo específico”, señala Andrés Benítez, coordinador del equipo psicosocial de la Fundación Nocedal, institución educacional sin fines de lucro que entrega educación técnica y gratuita en La Pintana y Puente Alto, desde 1996.  

Explica  Benítez que “dentro de todos estos factores que inciden en la deserción escolar, está el clima educacional, ya que un ambiente escolar positivo genera alumnos que se adhieren a los proyectos y talleres del colegio, que tienen relaciones con los compañeros y profesores, por lo tanto, un colegio con buen clima escolar crea un sentido de pertenencia y protección para el alumno. Sobre todo, en estos sectores donde trabajamos, que son más vulnerables, a mejor clima escolar, mejor pertenencia, mejor vínculo y, de esa manera, menor deserción”.  

Para Constanza Martínez, profesora jefe en el Colegio Trigales del Maipo (Puente Alto), el clima escolar sin duda puede influir en la deserción: “Trabajando con niños entre primer y segundo ciclo, he podido observar que muchos de ellos perciben el colegio como un espacio seguro donde pueden desenvolverse libremente, generan fuertes lazos de amistad y confianza, desafían sus propios límites y es un lugar donde se puede aprender, ya que existe un ambiente positivo, cálido y acogedor. Por lo mismo, si el clima de este espacio seguro comienza a deteriorarse, a volverse violento, estresante y desagradable, evidentemente va a dejar de ser llamativo. El niño/a no tendrá el interés de venir a este lugar hostil y preferirá quedarse en su casa. Por otro lado, los apoderados pueden ser bastante influyentes en esta situación, puesto que están muy preocupados de que su hijo/a sufra de algún tipo de agresión”, afirma. 

Constanza Martínez, profesora Colegio Trigales del Maipo: “Si el clima de este espacio seguro comienza a deteriorarse, a volverse violento, estresante y desagradable, evidentemente va a dejar de ser llamativo. El niño/a no tendrá el interés de venir a este lugar hostil y preferirá quedarse en su casa”.

Este año, como explica Constanza, en el Colegio Trigales del Maipo se han visto enfrentados a una carencia de desarrollo socioemocional: “Casos donde predominan la agresión, la falta de autocontrol y la desregulación emocional generan niños más irritables y con dificultades para solucionar sus problemas. A su vez, las familias se han visto afectadas porque sus hijas no logran congeniar con sus compañeras y ellas ya no quieren volver al colegio”, relata. 

Para revertir esto, como señala la profesora del establecimiento en Puente Alto, “lo primero es establecer vínculos fuertes entre el colegio y la familia. Uno de los sellos de Trigales es la cercanía y preocupación que cada profesora genera con cada alumno en particular. De esta manera, se logra pertenencia y confianza tanto en las familias como en los niños. También, se cuenta con la ayuda del equipo multidisciplinario para entregar herramientas específicas según las necesidades de cada estudiante. Y además, se han creado intervenciones a nivel curso y colegio, con el fin de construir comunidad desarrollando habilidades socioemocionales”. 

Mayor aprendizaje en condiciones de tranquilidad

Para Benítez pasa un poco lo mismo con el tema del rendimiento de los alumnos: “El mal rendimiento se puede deber a muchos factores, cognitivos, de estimulación temprana, de capacidad del profesor de atraer la atención de los alumnos, etc. Pero un buen clima escolar, efectivamente, genera ambientes amistosos y de seguridad donde pueden aprender. Porque el aprendizaje eso es lo que necesita: lugares seguros, de contención y entretención para que los niños puedan aprender. El aprendizaje no se puede dar si no hay condiciones básicas para que esto suceda, y una de ellas es la seguridad y tranquilidad”. 

Para Constanza, un ambiente hostil, violento y estresante es, sin duda, un impedimento para el aprendizaje. “Las preocupaciones están en otro lado, la atención está obstruida por el temor a ser agredido en su día a día. El miedo ciega, bloquea las oportunidades para aprender, el niño está desmotivado y con baja autoestima, cuando lo que necesita es tener un ambiente seguro y tranquilo, con todos sus sentidos activos y atentos para aprender”. 

Andrés Benitez, coordinador del equipo sicosocial de la Fundación Nocedal: “El mal rendimiento se puede deber a muchos factores, cognitivos, de estimulación temprana... Pero un buen clima escolar, efectivamente, genera ambientes amistosos y de seguridad donde pueden aprender.

Debido a esto, y siguiendo los lineamientos del Ministerio de Educación, Benítez afirma que en los colegios Nocedal se ha trabajado para que “la convivencia escolar pase a ser un lugar de prevención y estimulación de los alumnos más que un lugar de sanciones y correcciones”, y agrega: “Se trata de crear un ambiente de prevención con los alumnos, poder trabajar con ellos el respeto, la autonomía, la aceptación, valores que son súper importantes para lograr finalmente un buen clima en la sala de clases. Y no es solamente el trabajo con los alumnos, sino que también con las familias”. 

“Al final, la convivencia escolar es un tema transversal”, concluye el coordinador del equipo sicosocial de la Fundación Nocedal: “No solo nos influye a nosotros los sicólogos, sino que a todos, desde la persona que recibe a los niños en la puerta hasta la persona que hace el aseo. Y, efectivamente, lo que más da resultados es involucrar a toda la comunidad en torno a la convivencia escolar. Cuando lo logramos y sabemos que el respeto viene desde los profesores y funcionarios del colegio, creamos un mejor clima y convivencia escolar”.  

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