Necesitamos de jóvenes que cuenten con habilidades blandas. Que sean flexibles, proactivos, responsables, que tengan capacidad de pensamiento crítico y de entregar soluciones. Comprometidos, y que se ajusten a los cambios y a los nuevos desafíos.

Según un estudio del Instituto del Futuro que pertenece al Instituto de Investigación de la Universidad de Phoenix (Estados Unidos), son esas las destrezas que deberán poseer quienes sean parte de la fuerza laboral del año 2020. El problema es que el sistema educacional chileno no los está preparando para aquello, porque las herramientas que cuenta para medir el éxito de las escuelas –Simce y PSU- no permiten evaluar aún esas capacidades. Los empresarios (en Reportaje) revelan que las aptitudes socioemocionales son, sin duda, el gran factor diferenciador que eventualmente podría dejar dentro o fuera de una terna laboral a un candidato. Por ello piden trabajar en forma coordinada con las universidades, institutos y escuelas para despertarlas en los alumnos, descubrirlas, desarrollarlas y potenciarlas.

Pareciera, aseguran los expertos, que la clave pasa por implementar buenas prácticas pedagógicas, más que realizar cambios en el currículo, ya que éste ya considera la formación en habilidades blandas. Algunos establecimientos educacionales dieron el primer paso (en Historias Destacadas). ¡Los invitamos a ser parte de este desafío y conocer esos buenos ejemplos!

A partir de esta edición, buscando mejorar la tarea de nuestros profesores, incluimos una nueva sección. «TIC y Educación», la cual quiere entregar estrategias concretas para utilizar en la sala de clases y ser un apoyo real para los docentes en su quehacer profesional.

Marcela Paz Muñoz Illanes

Directora de Revista Educar