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Abr 2024 - Edición 281

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[Arte] Impresionismo

Artes

Por: Grupo Educar

 "Todo lo que se pinta directamente y en su mismo lugar tiene una fuerza, un vigor y un toque de vivacidad que jamás puede lograrse en el taller; tres pinceladas del natural valen más que dos días de trabajo frente al caballete".  Eugene Boudin

El Impresionismo es considerado el punto de partida del arte contemporáneo y se refiere a un movimiento pictórico surgido en Francia a finales del siglo XIX como una reacción al academicismo, que era un arte mayormente conservador y técnicamente más preciso. Mientras la Academia daba la pauta estética de los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones de artistas que se ceñían exclusivamente a sus preceptos, los impresionistas escogen pintar escenas de la vida cotidiana y hacerlo al aire libre. Su objetivo principal al realizar esta acción es capturar el mundo en forma espontánea y directa, captando cómo la luz natural influye sobre los objetos. Se preocuparon más por mostrar la incidencia de la luz que por la representación exacta de las cosas, eliminando los detalles minuciosos y sólo sugiriendo las formas. Logran una ilusión de realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y sobrepuestas, al tiempo que aumentaban la luminosidad y la brillantez de la pintura contrastando colores primarios, como el rojo, con su complementario, el verde. La forma de utilizar el color en el impresionismo se basa en gran parte en la observación de que la yuxtaposición de colores hace que ellos se modifiquen de manera tal que dos colores juntos, al ser observados desde lejos, se funden en un solo tono.

La aparición de ciertas herramientas asociadas a la pintura favoreció el desarrollo del impresionismo. Los tubos de pintura al óleo, los atriles transportables de menor tamaño y los pequeños formatos de lienzo, permiten al artista abandonar el taller y salir al natural para poder captar el movimiento o bien las distintas tonalidades de la luz en un mismo día y cómo esto altera y modifica la percepción e impresión de la mirada.

“Impresión, sol naciente”

Claude Monet, 1872

Óleo sobre tela, 47 x 64 cm.

Museo Marmottan-Monet, París, Francia.

 Claude Monet (1840–1926) es considerado el padre del impresionismo. Es precisamente una obra suya: “Impresión, sol naciente”, la que da el nombre al estilo artístico. Expuesta en 1874 junto a otras obras pertenecientes al movimiento, la pintura de Monet provocó polémicas reacciones entre el público y los críticos. Al contrario de la pintura clásica, este cuadro no narra ninguna historia, es una imagen instantánea de la realidad, un amanecer sobre un puerto fluvial, en la que la protagonista absoluta es la luz. Monet recorta la imagen reduciendo el cielo, dándole mayor importancia al movimiento sutil del agua y sus reflejos, la pincelada es suelta e imprecisa y los colores que predominan son fríos, contrastando con las zonas cálidas anaranjadas en el cielo y el agua a las que llega la luz del sol. En el centro de la escena puede verse una mancha oscura en la que se reconoce la forma de un pequeño bote con dos personas a bordo. Esta obra se libera absolutamente de las tradiciones académicas, renunciando al dibujo y a las reglas clásicas de composición a cambio de la búsqueda de sensaciones de luz y color que han sido captadas al aire libre.

La producción artística de Monet alterna entre escenas urbanas y paisajes campestres o marinos, buscando siempre los efectos por la mezcla de colores, los cambios atmosféricos y la luz difuminando los contornos.

“La clase de danza”

Edgar Degas, 1873-75

Óleo sobre tela, 85 x 75 cm

Museo D´Orsay, París, Francia.

Si Monet se centra en el paisaje, por otro lado Edgard Degas (1834–1917) se interesa más por la vida moderna y las expresiones y emociones humanas, especialmente las femeninas. Si bien se relacionaba con el estilo del impresionismo en el deseo de captar lo espontáneo, Degas rechazaba la pintura al aire libre y prefería trabajar en su taller, y no se interesó por plasmar los efectos del cambio de la luz. La preocupación por captar el movimiento con la mayor fidelidad posible lo llevó a estudiar temas como las carreras de caballos y las bailarinas; a estas últimas las estudió no solo en escena desde el punto de vista del espectador, sino también en sus ensayos, momentos de descanso y tras bambalinas, listas para salir a escena. La obra “La clase de danza” es una composición cuidadosamente realizada, en el salón se encuentra el profesor que se dirige a la bailarina enmarcada por la puerta mientras otras ubicadas en el fondo realizan ejercicios de estiramiento, conversan entre ellas o descansan. La luz que entra por la ventana inunda la sala y crea una atmósfera que diluye los contornos de las formas y potencia los colores de los lazos y cintas de las bailarinas. Hay dos aspectos interesantes en la obra de Degas que, a pesar de que él rechazó algunas de sus características, permiten enmarcarlo dentro del movimiento impresionista: el trabajo tan detallado que realiza para lograr la perfecta transparencia del tul de los trajes de las bailarinas, lo que solo puede lograrse mediante una observación minuciosa y un manejo notable del color y la pincelada; y, en segundo lugar, su interés por captar instantes fugaces que normalmente duran un espacio corto de tiempo, como retocar un peinado o hacer algo tan humano como rascarse la espalda con rapidez; esto será característico en el estilo del pintor, transmitiendo una sensación de inmediatez que nos recuerda en gran medida la fotografía y su forma de atrapar un momento irrepetible.

Actividad (recomendada para estudiantes de segundo año de enseñanza básica)

 Se sugiere presentar a los estudiantes algunos artistas impresionistas y generar un diálogo en donde se considere la importancia de la luz y cómo esta cambia la percepción que se tiene de las cosas, cómo presenta variaciones en diferentes momentos del día y reforzar contenido acerca de colores primarios, secundarios y complementarios.

Posteriormente, se les pide que observen un paisaje. De ser posible, realizar este ejercicio en exterior para que tengan la oportunidad de observar los elementos en su estado natural; de no ser posible, trabajar con fotografías y láminas. Luego, los alumnos tendrán que “dibujar” lo que ven recortando con los dedos papel volantín y pegándolo sobre una base, deberán superponer los trozos recortados para ir mezclando los colores y dando más o menos transparencia a su paisaje.

Para finalizar, cada uno debe presentar su trabajo y comentar su creación propiciando la reflexión crítica entre los compañeros.

 

 

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