“Cuando uno tiene la certeza y la convicción de que la educación transforma las vidas y hace la pega de verdad con excelencia, humanidad y perseverancia, el resultado existe”, asegura Carmen Cisternas, vicepresidenta del directorio de Belén Educa. La red de colegios, fundada por Jorge Cisternas, Juan de Castro y Juan Enrique Guarachi en el año 2000 tras un Sínodo de la Iglesia, busca formar colegios católicos en sectores de mayor vulnerabilidad, entregando educación técnico-profesional de excelencia.

“Uno de nuestros mayores logros es ser una oportunidad real de movilidad social para nuestros estudiantes”, afirma Pedro Larraín, director ejecutivo de la institución: “Más del 84% accede a la educación superior y cerca del 70% logra titularse de sus carreras”. Actualmente, ocho de sus 12 colegios han alcanzado la distinción de Liceo Bicentenario. Además, el Colegio Cardenal Carlos Oviedo (Maipú) fue reconocido entre los 10 mejores del mundo en innovación, por su proyecto de continuidad de estudios, y el Colegio Arzobispo Crescente Errázuriz (Puente Alto) se ubicó entre los 100 mejores en la PAES 2024.

Metodología de importación

Una búsqueda que realizan desde 2014, viajando a Estados Unidos, Londres y Barcelona para visitar colegios y reunirse con expertos. Así conocieron el concepto Uncommon Schools, a Paul Bambrick y Doug Lemov, las escuelas KIPP en Estados Unidos y el Aprendizaje Colaborativo Basado en Retos, que visitaron en el País Vasco junto con Fundación Irarrázaval.

"Me siento orgulloso de representar a una organización que aporta al país, entregando su visión con humildad y convicción de que la educación de calidad en contextos vulnerables sí es posible", Pedro Larraín, director ejecutivo de Belén Educa.

El resultado: una metodología que se enfoca en que los estudiantes sean protagonistas del aprendizaje, el desarrollo docente con sistemas de acompañamiento a los profesores, la formación del carácter, que se sustenta en amor, fortaleza, esperanza, justicia y responsabilidad; y la continuidad hacia estudios superiores.

“Buscamos que todos nuestros estudiantes lleguen a la educación superior –técnica o universitaria– y que puedan egresar preparados y con un propósito claro de servir a su país, para que este sea más justo, solidario y sostenible. Que ellos sientan que pueden cumplir sus sueños es, sin duda, el motor de nuestro trabajo diario”, asegura Eloísa Espinoza, directora del Colegio Lorenzo Sazié (Santiago) y Premio LED 2025.

Desafíos

Larraín asegura que la postpandemia ha marcado los mayores desafíos que han experimentado, además de la asistencia escolar y sus consecuencias financieras y en los aprendizajes. “Tuvimos que ajustar presupuestos con austeridad, lo que fue difícil, pero quiero destacar la comprensión y compromiso de los equipos directivos y docentes de nuestros colegios”, afirma.

Por su parte, Carmen Cisternas menciona la necesidad de llevar buenos profesores a los colegios, mantener el estándar académico, una sana convivencia escolar, una participación ciudadana adecuada, la integración de la familia, y fortalecer aún más el protagonismo y la autonomía de los estudiantes.

“Me llena de orgullo que nuestra misión esté inspirada en el modo de educar de Jesús. Puedo vivir mi vocación cristiana educando desde el amor. Desde el aula, contribuimos a construir un Chile más justo y solidario”, Eloísa Espinoza, directora del Colegio Lorenzo Sazié y Premio LED 2025.

Para Eloísa Espinoza, el desafío ha estado en movilizar a toda la comunidad educativa hacia una cultura de mejora continua, centrada en la evidencia y en los aprendizajes de los estudiantes. “Este proceso implicó instalar rutinas de acompañamiento pedagógico, fortalecer el trabajo en equipo y, sobre todo, construir convicción en torno al propósito educativo”, explica.

En sus 20 años en Belén Educa, Cisternas concluye: “La pobreza económica es la que menos importa. La más delicada es la pobreza emocional, la carencia social y de alta expectativa”.

Estrategias exitosas

Seguir una cultura de datos, donde no solo se analizan los resultados académicos de los estudiantes, sino también su trayectoria profesional una vez que egresan, ha permitido mejorar aprendizajes desde prekínder a cuarto medio.

Por otra parte, las alianzas estratégicas son clave. Gracias a ellas, 500 alumnos cuentan con tutorías con altos ejecutivos, participan en charlas magistrales con gerentes y obtienen prácticas profesionales. “Buscamos derribar el mito entre escuela y empresas”, dice Cisternas.

Para Espinoza, “impulsar la excelencia académica y el aprendizaje es una forma concreta de justicia”, y menciona maneras de promoverla, como la asistencia y puntualidad a clase, el vínculo pedagógico sólido y el foco sostenido en los aprendizajes.

Alianza con Fundación Irarrázaval

Desde hace más de 15 años, Fundación Irarrázaval y Fundación Belén Educa mantienen una alianza estratégica dedicada a potenciar la educación TP y generar oportunidades de desarrollo para jóvenes en contextos vulnerables. Esta colaboración se traduce en el financiamiento sostenido de proyectos en 10 colegios de la red Belén Educa, beneficiando a cerca de 1.560 estudiantes TP anualmente. 

Los aportes se concentran en la mejora de infraestructura y equipamiento de talleres, la modernización de salas de computación y el perfeccionamiento docente, asegurando que los alumnos desarrollen competencias técnicas y digitales actualizadas para el mercado laboral.

Belén Educa en números

• 12 colegios
• 14.680 alumnos
• 8 Liceos Bicentenario
• Colegio Cardenal Carlos Oviedo, también Bicentenario, fue reconocido entre los 10 mejores del mundo en innovación, por su proyecto de continuidad de estudios.
• Más del 84% accede a la educación superior y cerca del 70% logra titularse de sus carreras.
• Colegio Arzobispo Crescente Errázuriz, Liceo Bicentenario, estuvo entre los 100 mejores colegios en la PAES 2024.