Arte, luz y paisaje en la obra de Vincent van Gogh

El impresionismo fue un movimiento artístico revolucionario del siglo XIX que dejó una marca imborrable en la historia del arte, al desafiar las normas convencionales de la representación y dar paso a nuevas formas de expresión. Se caracterizó por su enfoque en capturar la luz y la atmósfera en una escena más que en replicar sus detalles precisos. Los artistas impresionistas buscaban capturar la fugacidad de los momentos cotidianos de cada día con pinceladas sueltas y colores vibrantes. Otra característica muy importante de este movimiento artístico es que los pintores abandonan los estudios cerrados para salir al campo abierto y así observar el mismo paisaje en horas diferentes del día, o bien, poder captar los cambios climáticos en primera persona. Incluso, en algunos casos, poniendo en riesgo su propia vida amarrándose a barcos o trenes. 

“Autorretrato con sombrero de paja”, 1887, Vincent van Gogh. Óleo sobre lienzo, 40,6 x 31,8 cm. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

En este contexto, uno de los artistas más renombrados y admirado por los espectadores hasta la actualidad es el pintor holandés Vincent van Gogh, cuya obra destaca por sobre sus contemporáneos. Su paleta de colores es una de sus marcas más distintivas, utilizó colores intensos y contrastantes para transmitir emociones y estados de ánimo. Sus pinceladas gruesas y texturizadas creaban una sensación de movimiento y energía en sus obras. Estas características se pueden apreciar claramente en su serie de girasoles, donde los tonos amarillos brillantes se combinan con azules profundos, creando una experiencia visual deslumbrante. Mucho se ha hablado acerca del uso del color amarillo en las obras del artista. Una de las teorías más interesantes habla del uso de Digitalis purpurea, una sustancia empleada para tratar las crisis maniacodepresivas y epilépticas; uno de los efectos secundarios de su uso es la alteración de la vista en los pacientes, los cuales tendían al ver los objetos con un tono amarillento.

La biografía de Van Gogh también influyó mucho en su producción artística. Sus luchas emocionales y sufrimientos internos se reflejaron en sus pinturas, otorgándoles una profundidad que va mucho más allá de su técnica y que es única. Pudo no haber sido un impresionista tradicional en el sentido estricto de la palabra, pero su trabajo captura la esencia misma del movimiento, al llevar sus principios a nuevas dimensiones. Su uso audaz del color, la textura y la emoción transformó su obra en una ventana a su mundo interior y su personal interpretación del entorno. A medida que el impresionismo desafiaba las normas artísticas convencionales, Van Gogh desafiaba las expectativas y dejaba una marca indeleble en la historia del arte, influyendo a generaciones posteriores de artistas.

Actividad sugerida: 

Invitar a los estudiantes a observar algunas obras del artista Vincent van Gogh, centrándose especialmente en sus paisajes. Motivar el diálogo con algunas preguntas, tales como: ¿dónde estaría el artista? ¿En qué horario se habrá pintado este paisaje? ¿Durante qué época del año?

Posteriormente, indicar a los estudiantes que escojan un paisaje al que puedan acceder libremente, alguna plaza cercana, lo que observan desde la ventana, el paisaje que ellos deseen, puede ser rural o urbano. 

Cuando lo hayan escogido, deberán pintarlo durante el mismo día o días diferentes, pero en cuatro horarios distintos (ejemplo: amanecer, mediodía, atardecer, noche). De ese modo, podrán captar las diferencias en la luz, los colores de los objetos, la nubosidad de la atmósfera, etc. 

Pueden utilizar cualquier material que remita a lo pictórico, como acrílico, témpera, acuarela, lápiz pastel, etc. 

Al terminar, observar los trabajos realizados y compartir los resultados entre los estudiantes comentando qué lugares pintaron, en qué horarios y qué pudieron observar.