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May 2024 - Edición 282

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Matías Rebolledo, 100 Jóvenes Líderes 2023: Formando liderazgos en la sala de clases

El alumni de Enseña Chile hace clases en el Liceo Bicentenario Padre Nicolás de Vilcún, de la Fundación Magisterio de la Araucanía y que forma parte de la RED Irarrázaval. Rebolledo acaba de ser reconocido por su proyecto que mezcla robótica y agricultura.

Por: Verónica Tagle
Matías Rebolledo, 100 Jóvenes Líderes 2023: Formando liderazgos en la sala de clases

Para Matías Rebolledo, todos los estudiantes tienen una habilidad. Su tarea es encontrarla y situarlos en un equipo. El ingeniero industrial hace clases hace tres años en el Colegio Padre Nicolás de Vilcún, Región de la Araucanía, desde donde impulsa un proyecto de riego automático que no solo aprovecha aguas lluvia, sino que mide los niveles de humedad de la planta para no desperdiciar ni una sola gota. La iniciativa, en la que trabaja junto con estudiantes de primero a cuarto medio, le otorgó este año el Premio Elige Innovar en la categoría Imaginación Digital y luego lo llevó hasta los Cien Jóvenes Líderes de El Mercurio en 2023. 

“Me sentí muy orgulloso con el 100 Jóvenes Líderes, por todo el trabajo que hemos desarrollado con los estudiantes. Son ellos los que me motivan a hacer las cosas. También me sentí reconocido por el país”, cuenta Rebolledo. El objetivo del proyecto, llamado “Robótica aplicada e impresoras 3D para un contexto rural”, fue abordar una de las principales ocupaciones de la región donde se sitúa el colegio, la agricultura. 

Matías llegó al colegio a través de Enseña Chile, para enseñar matemáticas. Asegura que siempre le llamó mucho la atención esta tarea y por eso hizo clases en la universidad, mientras estudiaba Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de La Frontera, y trabajó en el Instituto de Informática Educativa de la misma institución. Además, organizó uno de los congresos de estudiantes de ingeniería más grandes de Chile. 

Cuando ECh le asignó el Liceo Padre Nicolás, su director Alejandro Roa lo puso a cargo de la Sala de Innovación. “Empecé a estudiar sobre robótica y otras tecnologías y con los estudiantes comenzó a surgir la idea de contribuir a la comunidad. Hacer un proyecto un poco más grande basado en la metodología de aprendizaje y servicio”, recuerda.

Alejandro Roa

Alejandro Roa, director del establecimiento, cuenta que “estamos muy contentos en el colegio con Matías. Se ha ido generando una cultura de innovación al interior del colegio y él ha sido uno de los impulsores, lo que ha ido permeando a otros profesores. Tenemos muchos proyectos más”. Roa destaca además la motivación que esto produce en los alumnos: “Me llena de satisfacción ver cómo se desarrollan no solo en lo académico, sino de manera integral”.

Luego de dos años de desarrollo, son los estudiantes los líderes del proyecto. Los de cuarto medio guían a los más jóvenes y presentan los avances cuando alumnos de otros colegios visitan el lugar. 

¿Cómo se identifica a un líder? Por la motivación, asegura Rebolledo, y enumera diferentes tipos. “Algunos se acercan a hacer preguntas, piden participar y se convierten en tu mano derecha. A ellos les trato de enseñar habilidades para trabajar en equipo. Otros son quienes hacen las críticas constructivas, cuestionan los procesos. Son igual de fundamentales. Finalmente, hay algunos más ejecutivos que trabajan más solos y luego llegan con las cosas hechas”, describe y aclara que el objetivo es que todos puedan cohesionarse como equipo.

En esta línea, es enfático en que “no hay ningún estudiante que no tenga una habilidad o talento. Si cree que no la tiene, probablemente no le interesa el área o está simplemente desmotivado”. Para aquellos que les cuesta un poco más, Matías recomienda que experimenten el logro. “Partir desde lo básico. Mediante tareas pequeñas como conectar una luz LED y que prenda. Después, pasas a una tarea más compleja. Así va tomando fuerza y luego, ¡no habrá cómo pararlo!”.

Matías recuerda que pasó por el mismo proceso cuando estudiaba en el colegio Emprender de Osorno. “Era muy desordenado cuando chico y me iba muy mal. Era tímido y me costaba escribir. No sabía nada de matemáticas. El profesor Juan Carlos Garcés, de esa asignatura, me ayudó y me dio la confianza. “Yo experimenté ese camino que ahora replico en mis estudiantes”, asevera.

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