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Abr 2024 - Edición 281

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Isabel Baeza: Directo al grano

Según una encuesta de Grupo Educar, un 66% de los profesores y directivos señala estar de acuerdo con el hecho de que los programas de estudio no se adaptan a la nueva realidad. Sobre este tema conversamos con Isabel Baeza, subdirectora del Proyecto EMTP de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio e Innovación en Inacap y excoordinadora de la Unidad de Currículum del Mineduc.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Isabel Baeza: Directo al grano

Cuando le preguntamos sobre la efectividad o no de la priorización curricular a Isabel Baeza, excoordinadora de la Unidad de Currículum del Mineduc, quien tuvo a su cargo este proceso durante la pandemia, fue directo al grano. “La respuesta de los profesores apunta a los programas de estudio y no a la priorización curricular, que ha sido inmensamente valorada por todos los docentes”. 

Explica la actual subdirectora del Proyecto Educación Media Técnico Profesional de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio e Innovación en Inacap, que la priorización curricular representa el piso y lo esencial que deben aprender todos los estudiantes. “Es lógico que los docentes indiquen que los programas de estudio no responden a la priorización curricular, ya que estos fueron elaborados alineándose a las Bases Curriculares, y estas contienen los objetivos de todo el currículum”. 

En defensa de la priorización curricular, advierte la excoordinadora que “hay que recordar que esta tiene como base diseñar rutas de aprendizaje y para esto utiliza los objetivos de aprendizaje priorizados. El foco es que todos los estudiantes aprendan los objetivos imprescindibles, que son los que les permiten alcanzar los aprendizajes esenciales de las asignaturas o sectores. Y luego estos les permitan avanzar a un segundo nivel, que son los objetivos integradores y significativos, que les permiten transitar en las distintas áreas del conocimiento y responder como ciudadano activo y responsable en la sociedad”. 

Cuenta Isabel Baeza que los textos de estudio y los programas curriculares están pensados para todo el currículum, por esta razón, los docentes, al utilizarlos, deben hacer un esfuerzo mayor y adaptarlos a los aprendizajes que ellos van a enseñar en sus aulas. “Pero no es que no sirvan, solo abarcan más aprendizajes de los priorizados y requieren de flexibilidad para ser utilizados”.

-¿Por qué no se generaron los cambios esperados por la priorización curricular? 

-Por un lado, existe consenso internacional de que enfrentamos la mayor crisis educacional de la historia y en Chile es aún peor, ya que la mayoría de las escuelas estuvieron cerradas por más de dos años. Sabemos que las brechas y el retraso en educación, producto de estos dos años con muy poca actividad académica, nos han dejado un retraso enorme en educación. Lo expresó el Banco Mundial: “Los estudiantes de Chile podrían perder, en promedio, un 88% de los aprendizajes… La escolaridad ajustada según aprendizaje en Chile podría tener un retroceso de 1,3 años”.

“El mejor logro de un profesor es que sus estudiantes aprendan, ver que les brillen los ojos cuando se dan cuenta de que han aprendido. Esto se consigue con tiempo, cariño y dedicación, con una planificación clara, flexible y que brinde muchas oportunidades a sus alumnos”.

Por esta razón, señala la profesional que el trabajo para recuperar el aprendizaje va a tomar tiempo y sacrificio de todos, “pienso que no está todo perdido, vamos a tener que trabajar duro”, señala. “Lo más importante es que los estudiantes valoraron la sala de clases, la presencialidad y se dieron cuenta de lo necesarios que son los docentes en el proceso de enseñanza y aprendizaje. También se involucraron más las familias, ya que entendieron que su ayuda era imprescindible para apoyar a sus hijos”. 

-El problema es que hay que volver a acostumbrarse a la presencialidad y al trabajo colaborativo para lograr salir adelante, y con un gran foco en lo socioemocional. Sabemos que un alumno no aprende si no se siente cómodo, acogido y valorado tanto por sus pares como por sus profesores.

-¿Qué sucedió en la pandemia?

-Durante la pandemia nos dimos cuenta de que tenemos estudiantes más autónomos, con buen manejo de la tecnología y preocupados de su aprendizaje. Por otro lado, también notamos que los docentes rápidamente se subieron al carro de la tecnología, las plataformas y la enseñanza virtual; haciendo enormes esfuerzos para aprender y manejarse lo mejor posible en ámbitos desconocidos antes para ellos. La enseñanza ahora no puede ser igual, pues se ha producido un cambio importante en la manera de construir conocimientos, teniendo especial cuidado en la convivencia y las habilidades socioemocionales. 

Tenemos que darle tiempo a la recuperación, apoyar mucho el trabajo y la salud emocional de nuestros docentes, trabajando duro y, lo más importante, confiar en que nuestros estudiantes pueden lograrlo.

-En la encuesta se señala que alrededor de 9 de cada 10 profesores declaran que son docentes porque es su vocación y pueden impactar a sus alumnos, ¿de qué manera se pueden alinear los contenidos para que los alumnos de verdad aprendan?

-Un profesor sin vocación es muy difícil que logre conquistar el alma de sus estudiantes; un profesor tiene que ser un modelo para ellos, porque  el impacto que produce un buen docente es enorme. Los buenos profesores logran que los estudiantes se interesen en las asignaturas que imparten y quieran aprender cada vez más. Deben mostrarles claramente cuáles son las metas que deben alcanzar, dándoles todas las herramientas para hacerlo, acompañándolos y retroalimentándolos permanentemente por los aprendizajes logrados. Y cuando no van aprendiendo, ser flexibles con lo planificado, de manera de ofrecerles otros caminos y oportunidades, diversificando la enseñanza.

-¿Cómo ajustar la priorización a los contenidos y reducir las brechas que ha generado la pandemia? 

-La priorización curricular es una gran ayuda, ya que permite focalizarse en los conocimientos esenciales para los estudiantes y dedicarles más tiempo si se requiere, y así ir acortando las tremendas brechas que nos ha dejado esta pandemia.

A su juicio, “el trabajo de los docentes durante estos años de recuperación va a ser duro y van a tener que trabajar colaborativamente para apoyarse unos a otros. Los aprendizajes no los vamos a lograr de un día para otro. Sin embargo, si trabajamos sistemáticamente, primero diagnosticando para levantar evidencias del estado socioemocional y de los aprendizajes de los estudiantes, y luego trabajando en la sala de clases con todos los estudiantes, de manera general como también en grupo chico o de manera individual, se podrán lograr los aprendizajes esperados. Asimismo, utilizando evidencias para fundamentar la toma de decisiones pedagógicas y los ajustes necesarios para desarrollar trayectorias formativas en todos sus estudiantes”. 

-¿Qué ocurre con los contenidos?

-Lo que no han aprendido hay que volver a enseñarlo, fortaleciendo la comprensión lectora y la matemática, ya que son habilidades que tienen repercusiones en todo el resto de las asignaturas y en toda su trayectoria educativa. Evaluando formativamente y verificando el logro de los aprendizajes, dándoles la oportunidad a todos los estudiantes de demostrar que van aprendiendo. Diversificando tanto las maneras de construir el conocimiento como las maneras de verificar el aprendizaje, teniendo claras las rutas de aprendizaje y trabajando en proyectos desafiantes para los estudiantes y que den soluciones a problemas concretos, lograremos con mucha dedicación que nuestros alumnos aprendan.

Los aprendizajes en los colegios TP, ¿cómo se afectaron? Según Isabel Baeza

  • Los establecimientos TP han sido igualmente impactados y quizás aún más, ya que aquí se aprende haciendo y en colaboración con otros, tema que durante la pandemia no se pudo o fue muy difícil de realizar. 

  • Los profesores TP fueron muy ingeniosos al buscar distintas maneras de trabajar con sus estudiantes, mediante simuladores o trabajos prácticos que pudieran emular la realidad. 

  • Sin embargo, aún persisten las brechas en los aprendizajes logrados, les faltó mucho el trabajo práctico y se está trabajando el tema de convivencia, poniendo foco en las habilidades socioemocionales. Pero la percepción que tengo después de recorrer varios colegios TP es que los estudiantes valoran aún más la presencialidad y están felices de volver a sus talleres para poder seguir aprendiendo y desarrollando las competencias necesarias para desenvolverse en el mundo laboral, o bien, en la educación superior.

 

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