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Abr 2024 - Edición 281

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La Nueva Constitución y Educación, en voz de los constituyentes

Ricardo Neumann y Ruggero Cozzi, ambos convencionales constituyentes, han vivido este proceso marcado, a su parecer, por la falta de realidad y mucho idealismo respecto a todo tipo de normas. En cuanto a educación, señalan que la Convención se ha caracterizado por aprobar artículos que indican una fuerte presencia del Estado y por dejar de lado la opinión de los padres. Aquí sus apreciaciones.

Por: Paula Elizalde
La Nueva Constitución y Educación, en voz de los constituyentes

A menos de un mes de tener el texto definitivo de la nueva Constitución, que luego deberá ser votado por la ciudadanía el 4 de septiembre, y al cierre de esta edición, aún no existe total claridad respecto a lo que saldrá sobre educación en la carta magna. Así cuenta Ricardo Neumann, abogado y convencional constituyente por el distrito 16, correspondiente a parte de la Región de O’Higgins: “Hasta el momento solo tenemos el titular: ‘El Estado asegura a todas las personas el derecho a la educación’. Es decir, en cuanto a lo medular sobre el sistema educativo, las libertades en esta materia y el rol que cumplirá el Estado y los privados desde la educación básica hasta la universitaria, aún están por definirse”.

Para Ricardo Neumann, abogado constituyente, la Convención ha aprobado normas que dan más protagonismo al Estado, “hay una aversión evidente a la sociedad civil como segmento que puede desarrollar la educación de mejor manera”, afirma.

Sin embargo, Neumann señala que ha sido una constante en el proceso constituyente el de asegurar derechos, pero que se dejan abiertos “o a veces quedan ausentes los elementos esenciales de dichos derechos. Y, por otro lado, se consagran con vehemencia normas desconectadas con los reales intereses ciudadanos en materia de educación, como es el caso de una ‘Educación Sexual Integral’ con cortes muy homogéneos, casi totalitarios. Sin duda alguna, tener al Estado como garante desde la primera infancia en materia sexual es una pésima noticia”.

También se debe considerar qué es lo que se ha rechazado, y sobre aquello, Ricardo cuenta: “No podemos dejar de destacar el rechazo persistente que ha habido a todas las propuestas e indicaciones que han intentado consagrar el derecho preferente de los padres de educar a sus hijos en términos generales, y de educarlos en sus convicciones morales y religiosas, y las relacionadas con la libertad en materia educativa y de presencia de privados como actores relevantes en este ámbito”.  

Frente a esto, Ruggero Cozzi, convencional constituyente por el distrito 6, que forma parte de la Región de Valparaíso, afirma: “En muchos casos, los establecimientos educacionales son agrupaciones de familias que comparten un proyecto educativo, que buscan a través de ciertas metodologías de enseñanza transmitir no solo conocimientos, también valores a los hijos de cada familia. 

Esa es la raíz de muchos establecimientos educacionales, y aquí esa concepción no está presente, y es por eso que en la nueva Constitución se ha rechazado una y otra vez el derecho preferente de los padres a educar a los hijos. Sin embargo, este es un derecho importantísimo, sea para establecimientos particulares, particulares subvencionados, e incluso con mayor razón, en establecimientos públicos, donde muchas familias no comparten los contenidos obligatorios del Estado”. 

Estado protagonista y libertad de enseñanza en peligro

Aunque falta por definir normas, “se hace patente a estas alturas un mínimo común: el Estado es siempre el protagonista: ‘El Estado debe adoptar’, ‘El Estado garantiza’, ‘El Estado asegurará’, etc. Hay una aversión evidente a la sociedad civil como segmento que puede desarrollar la educación de mejor manera que el Estado y todo tiende a centralizarse en un nuevo ‘Estado docente’”, afirma Ricardo. 

Ruggero Cozzi, convencional, ve con preocupación el hecho de que no se apruebe el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos como estimen conveniente. “Muchas familias no comparten los contenidos obligatorios del Estado”.

El hecho que ya se hayan rechazado, en varias oportunidades, propuestas que consagran la libertad de enseñanza, libertad de cátedra, o el derecho preferente de los padres, “ya prende las alertas”, afirma Neumann, y añade: “Si llegaran a aprobarse, estos derechos vendrían con letra chica o despojados de sus elementos más esenciales. Probablemente tengamos propuestas que dispongan que toda la educación de todo el país (instituciones privadas y públicas) va a tener que desarrollarse sobre la base de ciertos principios, que por lo poco específicos que resultan, se terminarán prestando para dejar al arbitrio de la burocracia estatal los elementos más sensibles de la educación de nuestros hijos. 

Lo mismo agrega Cozzi: “Si bien se establece la libertad de enseñanza, el derecho a fundar escuelas con un proyecto educativo determinado, esto viene con una letra chica, donde el Estado aumenta su poder e influencia de los contenidos y enseñanza de los establecimientos particulares y obviamente que esa es una libertad de enseñanza un poco aguachenta, más debilitada de la que tenemos actualmente”. 

“Veo a estas alturas en la Convención una autocomplacencia y falta de autocrítica tan grande, que si no acusa recibo pronto de las señales evidentes que la ciudadanía está dando, este proceso será como un Titanic, que tarde o temprano chocará con el iceberg de la realidad y sentido común de los chilenos”, concluye Ricardo.  

 

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