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Abr 2024 - Edición 281

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6 razones de por qué leer a Shakespeare hoy, con adolescentes, es una buena idea

6 razones de por qué leer a Shakespeare hoy, con adolescentes, es una buena idea

Astrid Novoa es profesora de Lenguaje y magíster en Literatura de la Universidad de Chile. Trabaja en el colegio Instituto San Pablo Misionero de San Bernardo y hace clases a alumnos de primero a cuarto medio. Junto con las profesoras de su departamento conversaron sobre la pregunta: “¿Por qué leer a Shakespeare hoy?”. Esto fue lo que nos respondió: 

1. Porque es un ejercicio de empatía y de comprensión de la diversidad conocer contextos de personas que escribieron en el pasado, incluso con muchos siglos de distancia de lo que nosotros estamos viviendo.

Hacer este ejercicio de empatía de que no todo lo que es diferente a mí es algo necesariamente algo negativo y con lo que no puedo conectar. Puede ser atractivo conocer algo distinto del pasado, para entender también en qué sentido hemos ido cambiando y evolucionando en el presente. 

2. Porque en las obras de Shakespeare (y de los clásicos) aparecen muchos elementos que son parte de la identidad esencial de cualquier ser humano, independiente del lugar del mundo en que haya vivido o de sus circunstancias particulares. Shakespeare tiene además obras que tocan temas fundamentales, por ejemplo, el amor, en el clásico Romeo y Julieta; el poder, que es muy interesante ver cómo se configura el poder absolutista y cómo las personas que tienen ambición de alcanzarlo, finalmente se destruyen. Aparecen temas como la muerte, la libertad, las reflexiones filosóficas. También ayuda a los lectores a entender que están menos solos, que esas problemáticas existenciales que ellos viven han sido constantes en la historia de la humanidad. Es la sensación de sentirte parte de la comunidad humana que vive las mismas experiencias y que tiene las mismas preguntas esenciales. 

3. Porque, sobre todo, conecta con la experiencia de los adolescentes con la búsqueda de sentido frente a la experiencia del dolor. Lo pienso en relación con la experiencia de Hamlet, por ejemplo, y su monólogo donde hace una reflexión filosófica sobre el seguir viviendo o no, porque le parece que está en una encrucijada tan dolorosa: hacer nada frente al asesinato de su padre o asesinar a su tío que está casado con su madre. La muerte parece una tentación o un posible descanso frente a esta tensión, que desafía su ética, su conciencia y su libertad a la hora de tomar una decisión. 

Esa temática está muy vigente en la vida de todas las personas, pero particularmente en los chiquillos que han pasado, a propósito de la pandemia, un montón de procesos de salud mental y dolor. 

4. Otro tema que permite actualizar mucho la lectura de Shakespeare es el tratamiento del poder. Sobre todo en el proceso político que estamos viviendo los chilenos, de estar en una crisis política, de estar escribiendo una nueva Constitución, hablar sobre la crítica que se hace al poder en algunas obras de Shakespeare, por ejemplo, Hamlet o Macbeth, es muy relevante, porque finalmente todos los personajes que ven el poder como un fin en sí mismo terminan destruyéndose por esa ambición. En el fondo, el poder solamente puede generar bienestar cuando se ejerce al servicio de los otros, y eso aparece con mucha fuerza como una temática a la que se puede llegar en esas obras. 

5. Permite analizar y discutir también el rol de las personas en la sociedad, a través del tiempo. Por ejemplo, discutir sobre temáticas de género; a propósito de conversar de Romeo y Julieta, han surgido críticas de parte de los chiquillos del rol que tiene cada uno de los enamorados y sobre todo de este concepto de amor romántico, de amar hasta morir, de que no importa nada más si yo te amo, de hasta dónde se puede sacrificar, de si hay que soportarlo todo, ha sido muy interesante trabajarlo desde ahí. También me gustaría mencionar una comedia que ha sido muy enriquecedora trabajar, La fierecilla domada. A propósito de poner como protagonistas a personajes que son femeninos, ha sido muy interesante discutir con los chiquillos si el final de esa comedia es un final feliz, porque se supone que los finales de la comedia son finales felices, pero lo que ocurre es que la fierecilla termina siendo domesticada, entonces en estricto rigor, algunos piensan que desde la lectura actual podría leerse como una tragedia, porque finalmente Catalina no logra desarrollarse siendo fiel a su propia identidad, sino que la sociedad la empuja a cumplir un solo rol. 

6. Porque se puede trabajar el tema del libre albedrío. Lo que más analizamos con los chiquillos en clases es el tema del libre albedrío. Hacemos la diferencia del teatro clásico, donde predomina el destino predeterminado, irreversible, que deciden los dioses, respecto del teatro que se retoma en el Renacimiento, que cambia visiblemente en este aspecto, con personajes que sí pueden decidir individualmente qué es lo que pasa con sus vidas. Y eso aparece en todos los personajes de Shakespeare. Entonces, también es muy atractivo poder trabajar el tema de la libertad y problematizarlo con los chiquillos que están en la etapa de la adolescencia. 

Astrid Novoa señala: “Los clásicos no se leen de cualquier manera”. Su experiencia como profesora de Lenguaje con adolescentes la ha llevado a rescatar tres puntos importantes: 

Lectura fragmentada: “Lo que sí nos ha funcionado más, dentro del departamento, es entender que quizás no es necesario ni imprescindible que los chiquillos lean todos los clásicos completos, sino que puede ser que haya ciertos fragmentos, episodios o personajes que nosotros podamos relevar dentro de las historias que son los que realmente nos interesa que lean. Estos les permiten hacer esta conexión humana que, independiente de lo que quieran estudiar o seguir haciendo en sus vidas futuras, habla de la empatía y de las experiencias que serán fundamentales en su vida”. 

Lectura mediada: “Otro elemento fundamental para que los chiquillos se acerquen a los clásicos es que la lectura siempre tiene que ser mediada, yo te diría que incluso acompañada. Hay muy pocos que cuentan con el bagaje cultural y también el hábito de poder entrar a leer un clásico completamente solos. En cambio, cuando la lectura de un fragmento es colectiva, con sus compañeros y con sus profesores, es muy diferente, porque al leer con ellos les podemos hacer ver o a veces ellos nos hacen ver a nosotros cómo esta experiencia humana sigue extendiéndose en el tiempo. Esa ha sido otra clave. Cuando no ha sido así les generaba mucho rechazo, pues sentían que no entendían”.

Innovar en la evaluación: “Muchas veces pensábamos en pruebas para verificar la lectura, pero ahora pensamos otras formas de evaluación, por ejemplo, escribir un ensayo sobre el poder o hacer una maqueta del viaje que hace Siddhartha a propósito de su búsqueda espiritual. Esto ha hecho que los chiquillos enfrenten de otra manera la lectura y puedan expresar lo que han aprendido o lo que les ha hecho sentido”. 

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