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Abr 2024 - Edición 281

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Detenerse, reflexionar y descansar

Esa pareciera ser la premisa para los meses que se vienen. La pandemia dejó en evidencia para los docentes la importancia del cuidado socioemocional y de buscar que las dificultades se conviertan en desafíos y oportunidades para aprender cosas nuevas que les permitan crecer, como nos enseña la mentalidad de crecimiento.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Detenerse, reflexionar y descansar

“Sabemos que la pandemia de la COVID-19 ha causado un fuerte impacto psicológico en la comunidad educativa y la sociedad en general. El cierre de los centros educativos, la necesidad de distanciamiento físico, la pérdida de seres queridos, del trabajo y la privación de los métodos de aprendizaje convencionales han ido generando estrés, presión, ansiedad, especialmente entre los docentes, el alumnado y sus familias”, señala Gabriel Cataldo, Profesor de Filosofía y Religión, Magíster en Educación con Mención en Orientación y encargado de convivencia escolar del Liceo Arturo Alesandri Palma, comuna de Romeral de la Región del Maule, cuando le preguntamos cómo ha vivido estos últimos meses. 

Gabriel nos asegura que ha debido desarrollar habilidades socioemocionales y que ha visto la importancia de desarrollar ese tipo de herramientas. En este tiempo, dice, “nos dimos cuenta de que los aspectos socioemocionales no estaban dentro del currículum, y aquello fue una de las grandes falencias que detectamos. Ahora sabemos que la educación emocional es un proceso educativo continuo y permanente que busca potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano”. 

“Si no sabemos gestionar nuestras propias emociones, ¿cómo vamos a estar preparados ciento por ciento para gestionar las emociones de nuestros estudiantes? Las habilidades socioemocionales necesarias para afrontar diversas situaciones”. Gabriel Cataldo.

Sucede que, además, tal como cuenta Andrés Cabezas Corcione, (PhD) psicólogo especialista en Psicología positiva y consultor-colaborador de Fundación Mejor Ciudadano, “todo profesional de la salud y de la educación tiene una mayor probabilidad de sufrir altos niveles de estrés, ansiedad y depresión. Por eso es que las estrategias de autocuidado no solo debiesen ser entregadas por las unidades escolares, establecimiento y ministerio, sino que desarrolladas a lo largo de todo el transcurso del año académico”.

Y es en esa línea que, todos los nuevos desafíos y dificultades que los docentes han debido sortear, es posible afrontarlos y trabajarlos, desde el punto de vista de la mentalidad de crecimiento, recomiendan los expertos. 

De hecho, tras veinte años de investigaciones, Carol Dweck ha demostrado que las creencias que las personas tienen de sí mismas y de sus capacidades, afectan profundamente la forma en que enfrentan los desafíos de la vida, como la pandemia y el aprendizaje a distancia, por ejemplo. Nos explica María José Bustamante, jefa de proyectos de Aprendizaje Socioemocional y Convivencia Escolar de Impulso Docente, que Carol Dweck define la mentalidad de crecimiento como la creencia de que todas las personas pueden desarrollar sus habilidades para aprender y superar desafíos, con esfuerzo, disciplina, constancia, búsqueda de nuevas estrategias o incluso solicitando ayuda cuando sea necesario. Esta mentalidad se contrapone con la mentalidad fija que es la percepción de que la inteligencia y el talento son inmutables y que, por ende, no hay mucho que las personas puedan hacer para cambiar sus resultados. 

Frente a estas dos mentalidades es importante recalcar, asegura María José, que Carol Dweck enfatiza que “nadie tiene mentalidad de crecimiento en todo y a todas horas. Todo el mundo es una fusión de mentalidad de crecimiento y mentalidad fija. Puedes tener de forma predominante la mentalidad de crecimiento en un área, pero puede igualmente haber cosas que te lleven hacia un rasgo de mentalidad fija”.

“En Chile, la inversión en salud mental es menor a un dos por ciento del  presupuesto sanitario en salud mental, lo cual nos aleja de la mayoría de los países y objetivos globales de desarrollo. Eso significa que lamentablemente recae en las unidades escolares, la responsabilidad no solo educacional social, sino también de salud mental, lo cual es bastante complejo comprendiendo que los establecimientos solo cuentan con duplas psicosociales para el apoyo de la gestión de la convivencia escolar y no de la salud mental”. Andrés Cabezas

¿Y cómo abordar el tema con la pandemia? Señala María José que siempre las dificultades se convierten en desafíos y nuevas oportunidades para aprender cosas nuevas que nos permiten crecer en distintos ámbitos de nuestra vida. “Lo importante es hacerse consciente de ese proceso y decidir tener una mentalidad de crecimiento para aprender de los errores, seguir intentando si es que no resulta la primera vez, considerando los fracasos como éxitos futuros, abrazar los retos, pues nuestro potencial es desconocido, y, por último, aprender del feedback, ya que nos posibilita estar mejorando continuamente a partir de la identificación de nuestras fortalezas y acciones de mejora”. 

Pero es clave tener en cuenta que es difícil “enseñar aquello que no practicamos, por lo cual el primer paso antes de fomentar la mentalidad de crecimiento en nuestros estudiantes es fomentarla y ponerla en práctica en nuestras vidas, como docentes y modelos que transmiten a través de su propia experiencia esta mentalidad”.

Y en ese sentido la propuesta del profesor Gabriel es clave, en el sentido de que señala la importancia de incorporar e integrar en el aprendizaje las competencias socioemocionales en toda la educación formal, no formal e informal, y en todos los niveles, “implantándola como una necesidad de los objetivos fundamentales de la enseñanza y aprendizajes, designando tiempo suficiente en el currículum para su desarrollo”. 

En esa misma línea es que desde México, quienes han sufrido también fuertemente los avatares de la pandemia en sus equipos docentes, José Carlos Vázquez Parra, profesor-investigador del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, cuenta que es sencillo llegar a la conclusión de que cuando uno está bien, la forma en la que se proyecta es distinta, lo que resulta fundamental en un trabajo con tanta exposición como la labor docente. 

“Es difícil enseñar aquello que no practicamos, por lo cual el primer paso antes de fomentar la mentalidad de crecimiento en nuestros estudiantes es fomentarla y ponerla en práctica en nuestras vidas, como docentes y modelos que transmiten a través de su propia experiencia esta mentalidad”.  María Jesús Bustamante

Carlos Vázquez asegura que últimamente se ha hablado mucho de la relevancia que tiene el promover el bienestar emocional en los estudiantes; “sin embargo, considero que hay un paso previo, igual o de mayor importancia, que es el cuidado de los profesores ya que la migración a lo digital, la fusión del entorno laboral-académico y familiar, así como dificultades propias de una pandemia, han hecho que la vida de los docentes no sea sencilla, y esto lo podemos notar en los múltiples videos que hay en redes sobre colegas que tienen crisis emocionales en sus aulas”.

Explica el profesor Carlos que “no podemos olvidar que los docentes somos, en muchos casos, el contacto más cercano que tienen los estudiantes con sus instituciones educativas, así que es necesario que, como parte de las acciones de respuesta de los centros educativos, se incluya el cuidado de sus profesores”.

Detenerse y reflexionar 

Señala el profesor Carlos Vázquez que la clave es “detenerse, reflexionar, decidir. Ello porque el estrés y la falta de energía son solo la punta del iceberg de los problemas emocionales que se pueden tener durante una pandemia”. 

Cuenta que le ha tocado estar muy cerca de docentes que “han desarrollado ampliamente burnout y que sus somatizaciones varían desde falta de apetito, una sensación de poco desarrollo profesional y personal, pérdida de sentido del trabajo, insomnio, dolores de cabeza, hasta angustia, entre otras. Claro, esto sin considerar a aquellos que han perdido a alguna persona cercana, donde todo puede complicarse”.

Por ello, dice, es clave y necesario atender las cosas de raíz, desde sus detonantes. El que falte energía no se resuelve con un día libre, porque el problema no es realmente ese. Es necesario ir un paso hacia atrás y analizar qué cambió durante la pandemia que nos llevó a esta crisis emocional académica. “Si nos detuviéramos un momento notaríamos que una gran parte de los docentes podríamos identificar diversos elementos que nos llevan a saber que la ‘nueva normalidad’ es irreal y que es necesario dejar de correr. Necesitamos detenernos, reflexionar y tomar decisiones sobre cómo será la vida de ahora en adelante, y cómo nuestra labor como docentes se inserta en estos cambios”, cuenta el profesor del Tecnológico de Monterrey.

“Por años pusimos las llamadas competencias duras por encima de otras habilidades como la empatía, la ética, la convivencia social, el pensamiento complejo y el cuidado emocional, y bastó un año de pandemia para darnos cuenta de que esa visión era errónea”.  José Carlos Vázquez.

Y en ese sentido, como señala el profesor Gabriel, hemos visto “cómo antes de la pandemia hablábamos de la importancia de la atención emocional de la comunidad educativa, ahora hablamos de su necesidad. Es así como por años pusimos las llamadas competencias duras por encima de otras habilidades como la empatía, la ética, la convivencia social, el pensamiento complejo y el cuidado emocional, y bastó un año de pandemia para darnos cuenta de que esa visión era errónea. Hoy por hoy valoro más a un estudiante que sea flexible ante los cambios y empático ante las necesidades de un colega en problemas, que a aquel que saca las mejores notas, porque mientras el primero podrá hacer frente al futuro cambiante e incierto que tenemos enfrente, el otro no podrá responder ante cualquier cambio en el camino que no tenga previsto”, nos cuenta el profesor del Tecnológico de Monterrey.

En esa línea, como recomienda el psicólogo Andrés Cabezas, una buena receta sobre el autocuidado o llamada estratégica de recovery (que denominan ‘de recuperación’) “tiene que ver con actividad física, que es el 30 por ciento del bienestar, más actividades de ocio, relaciones personales, una vida con propósito, gratitud y descanso. De hecho, está comprobado que cuando el cerebro se encuentra en un momento de ocio, que es algo agradable, con respecto al nivel de desafío y habilidades, se generan los procesos de creatividad y soluciones; por lo tanto, en muchas empresas y grandes compañías y educación en otros países siempre se le otorga un gran espacio al ocio dentro de lo que es la creatividad”. 

Descansar 

Luego de reflexionar sobre lo que como docentes han enfrentado, para María José Bustamante es clave aprovechar el tiempo de descanso que se avecina. “La mentalidad de crecimiento es una habilidad de autoconciencia; es decir, una habilidad socioemocional que nos permite reconocer cuáles son nuestras emociones, pensamientos y valores, y ver el impacto que tienen en nuestro comportamiento. Por ello, les sugerimos a los docentes que, para poder desarrollar una mentalidad de crecimiento en este tiempo de descanso, realicen distintas estrategias de regulación emocional que fomenten su bienestar, tener momentos que les permitan conocerse mejor, identificar cómo se sienten, qué piensan, por qué se identifican con tal emoción, para que luego podamos enfrentar las situaciones desde una mentalidad de crecimiento”.

En ese sentido, para el profesor José Carlos, “más allá del ocio, este periodo de descanso debería ser un buen momento para hacer lo que anteriormente he recomendado. Dedicar un día de tranquilidad para reflexionar sobre lo que ha significado para nosotros la pandemia y qué cambios hemos tenido en nuestras vidas en estos años. Necesitamos soltar lo que no vale la pena retener y asimilar lo que no hemos terminado de comprender”. 

Aunque, sin lugar a dudas, “el ocio y el descanso resultarán fundamentales en este proceso de ‘recargar baterías’, pero veámoslo como un celular: necesitamos de vez en cuando que la batería se descargue completamente, si queremos que tenga mayor duración. Emocionalmente, necesitamos aprovechar este periodo para reflexionar, analizar, descargarnos, ya que, si no lo hacemos, la energía que recuperemos nos va a durar muy poco tiempo y el próximo año andaremos igual”, dice Carlos Vázquez.

Y en esa línea el profesor del Tecnológico de Monterrey hace un llamado a los docentes: “Pues bien, los invito a hacer ‘nada’… es decir, a hacer aquello que no tiene relación con el trabajo pero que da lugar a un ocio positivo. Siéntate una hora en un parque a leer, sal con tus mascotas a disfrutar un rato con ellas, ponte a cocinar una receta tardada y sabrosa, métete a un estado de flujo jugando con tus hijos. Dedica tiempo a ese ‘nada’ significativo que nos hace falta después de un año de hacer de nuestra casa, nuestra oficina; de nuestros colegas, nuestra familia y de nuestro trabajo, nuestra vida”.

5 preguntas para reflexionar sobre los aprendizajes de pandemia, según el profesor Carlos Vázquez 

  1. Pérdidas: ¿Cómo ha llevado su proceso de duelo? ¿Qué significa esta pérdida en su vida?
  2. Equilibrio familiar-laboral: ¿Qué ha significado para su trabajo el tener que hacerlo en casa? ¿Ha generado algún conflicto?
  3. Redes sociales: ¿Cuenta con redes de apoyo, amistades o familia que le acompañarán durante la pandemia?
  4. Enfermedades: ¿Cuál fue su nivel de experiencia de la COVID-19? ¿Estuvo enfermo? ¿Desarrolló alguna otra enfermedad en el proceso?
  5. Cambios: ¿Tuvo algún cambio radical en su entorno durante este proceso? ¿Hay algo que ya no es igual?

Cómo podemos ayudar a los alumnos

La autopercepción y la mentalidad que tienen niños, niñas y jóvenes tiene un impacto directo en el aprendizaje, y es por este motivo que es importante que fomentemos con ellos la mentalidad de crecimiento en el aula a través de tres estrategias clave:

  1. Enseñando a tus estudiantes sobre la plasticidad cerebral y el funcionamiento del cerebro, enfatizando que es maleable y puede realizar nuevas conexiones a medida que practicamos una habilidad. 
  2. Fomentando una cultura del error, donde la sala de clases se convierte en un espacio seguro para equivocarse y cometer errores, ya que son considerados como parte del proceso de aprendizaje de los estudiantes. 
  3. Realizando halagos precisos a tus estudiantes, estrategia que gestiona la retroalimentación positiva, reforzando conductas o acciones por medio del reconocimiento específico de éstas, con un foco más en el proceso que en el resultado.

Fuente: Impulso Docente.

Cómo aprovechar el tiempo de descanso para trabajar la mentalidad de crecimiento

Algunas estrategias que les recomendamos son: 

  1. Practicar la gratitud: instancia donde podemos identificar por cuáles cosas nos sentimos agradecidos en los distintos ámbitos de nuestras vidas. Agradecer a ti mismo o a tu entorno es algo que nos hace sentir mejor y caminar hacia un bienestar emocional que predisponga de mejor manera tener una mentalidad de crecimiento. 
  2. Reinterpretar positivamente: consiste en decidir la forma en la que vemos una situación, elaborando intencionadamente una narrativa interna que destaque sus aspectos favorables o constructivos desde un autodiálogo positivo. 
  3. Reconocer nuestras emociones: podemos utilizar algunas herramientas como el medidor emocional o la rueda emocional para aprender a identificar cómo nos sentimos. Cerrar los ojos e identificar si nuestra sensación del presente es agradable o desagradable, y etiquetar esa emoción con una palabra asertiva. Esto también nos permite fomentar los vínculos con nuestras familias, compartir esa emoción y empatizar con ella para luego reflexionar en conjunto cómo se puede seguir mejorando y aprendiendo de las distintas situaciones. 

Fuente: Impulso Docente.

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