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Regístrate y accede a la revista¿Por qué ser TP? ¿Qué nos ha enseñado la educación técnica profesional? Una posibilidad de formación de jóvenes en habilidades socioemocionales y, lo más importante, una posibilidad de desarrollo para miles de jóvenes en nuestro país, que representan cerca del 37.4 por ciento de la matrícula en educación media de 3° y 4° año de todo el país.
Paulosilvasoldador es el inicio de su correo electrónico y la manera como muchos conocen a este exalumno del Liceo Bicentenario Industrial Chileno Alemán de Ñuñoa. ¿Por qué? “Desde muy chico miraba cómo en mi familia todos se dedicaban a la construcción. Mis tíos, mis padres y gran parte de mi familia han trabajado en soldadura. Yo observaba desde lejos, pero cuando me integré al liceo en primero medio aprendí a trabajar en esa habilidad”.
Desde el año pasado Paulo Silva es docente de la especialidad de Construcciones Metálicas en el liceo y cuenta, muy orgulloso, que ha competido por nuestro país en las olimpiadas WorldSkills Chile 2018, en WorldSkills América 2019 y luego se convirtió en un experto de esa habilidad en el 2019, hasta el día de hoy.
Se siente contento y orgulloso de lo que le enseñaron en su liceo. Cree que allí aprendió virtudes y fortalezas que quiere compartir con el resto. “Allí conocí la importancia del compañerismo, lo clave que es trabajar en equipo. Como también valores que te hacen crecer como persona: la honestidad, el respeto y, por sobre todo, la responsabilidad de realizar el trabajo bien hecho”.
“Desde nuestra perspectiva, la articulación con la enseñanza media técnico profesional es un justo reconocimiento al resultado del proceso formativo que los estudiantes recibieron durante su paso por liceos y colegios”.
Virtudes y desafíos que han convertido a Paulo en la persona que es hoy en día y que le hacen sentirse orgulloso de pertenecer al mundo TP. ¿Por qué? Justamente, como nos cuenta Gonzalo Toledo, director de Relaciones de Enseñanza Media de Inacap, “creemos que en la educación técnico-profesional hay una enorme oportunidad de desarrollo, por varias razones. La primera es que esta modalidad educativa suele ser escogida por sectores de ingresos más bajos o mayor vulnerabilidad, por lo que un egresado de esta modalidad con las competencias que demanda el sector productivo y de servicios puede dar un salto importante en su calidad de vida y en la de su familia”.
En segundo lugar, debido a que se trata de una modalidad por medio de la cual es “más fácil ingresar tempranamente al mundo del trabajo (en el caso de las carreras técnicas, dos años y medio a lo mucho), existiendo opciones de articulación con niveles superiores (como las carreras profesionales sin grado académico y programas de educación continua, en el caso de Inacap) para quienes quieran seguir adquiriendo competencias a medida que se desarrollan profesionalmente”.
Y luego, ya que la formación TP es una gran instancia para incorporar en nuestros procesos las tecnologías propias de la llamada Cuarta Revolución Industrial, con las ventajas y posibilidades que ello implica. “Por ello se ha elaborado desde el Mineduc una Estrategia Nacional de Formación Técnico-Profesional, que busca abordar algunas brechas históricas en esta modalidad para asegurar la pertinencia de la formación impartida a lo largo de la vida, la vinculación con las empresas, aumentar las capacidades en innovación y emprendimiento, mejorar su proceso de admisión y articulación entre los niveles medio y superior, entre muchos otros objetivos”, señala Gonzalo Toledo.
“Allí (en la formación TP) conocí la importancia del compañerismo, lo clave que es trabajar en equipo. Como también valores que te hacen crecer como persona: la honestidad, el respeto y, sobre todo, la responsabilidad de realizar el trabajo bien hecho”.
En esa misma línea, para Silvio Cartes, quien es el director del Liceo Politécnico Particular Andes Duoc UC de la comuna de Renca, fortalecer la educación técnico-profesional “es prioridad para cualquier país que pretenda avanzar en igualdad y también en equidad en cuanto a presentar a los jóvenes una propuesta que los pueda insertar nos sólo en los distintos sectores productivos, sino también en la continuidad de su formación académica”.
A juicio del director del liceo en Renca, “si pensamos en una educación moderna que aporte al desarrollo técnico y tecnológico del país, el fortalecimiento de la educación media técnico profesional (EMTP) es imprescindible para lograr dichos objetivos en un plazo razonable”.
Debido a la importancia del sector para el país, también existen desafíos inmediatos que se deben afrontar. Por ejemplo, explica Gonzalo Toledo que “desde nuestra perspectiva, la articulación con la enseñanza media técnica profesional es un justo reconocimiento al resultado del proceso formativo que los estudiantes recibieron durante su paso por liceos y colegios”.
Por ello, Inacap se hizo parte de este convenio desde sus inicios, del Acuerdo de Articulación que impulsa el Ministerio de Educación, “y hemos dado un paso más. En efecto, el nuevo Modelo Educativo de Inacap integra los aprendizajes de la EMTP en el desarrollo de nuestras trayectorias formativas, lo que nos permite ofrecer la posibilidad de articular el primer semestre académico a los egresados de más de 480 establecimientos educacionales a lo largo del país, beneficiando así a miles de estudiantes que podrán acortar su estadía en educación superior e integrarse de manera temprana al mercado laboral”.
Asimismo, Gonzalo Toledo valora que, respecto de la formación dual, la resolución exenta 1.080 flexibiliza y amplía las posibilidades de formación en alternancia no sólo en empresas, sino en otras instituciones que pueden desempeñarse como lugares de enseñanza. “Gracias a esta modificación, en Inacap nos pusimos como meta contar para este año en curso con un programa Alternancia piloto, que fuera robusto y que complemente el quehacer de los liceos y colegios en el país. Es así como determinamos que nuestro programa de Alternancia tuviese al menos 40 horas de clases, desarrolladas íntegramente en nuestros talleres y laboratorios, de manera que sea una experiencia real de aprendizaje para los alumnos de enseñanza media, con estándares propios de nuestra institución”.
De hecho, Silvio Cartes explica que la formación técnico-profesional podrá tener un impacto real en la empleabilidad de los jóvenes gracias a muy buenas iniciativas, actualmente en curso. “Por ejemplo, el impulso a los procesos de articulación de estudios, el desarrollo del Marco de Cualificaciones, y la Estrategia Nacional de Formación Técnico-Profesional, instancias donde se identifican y analizan los “nudos críticos” en los que debemos trabajar para que prontamente podamos elevar el nivel de las competencias laborales de los alumnos y de las personas que se forman en el área TP, para elevar la productividad de la industria y, de esta manera, contribuir también a mejorar la calidad de vida de las personas”.
A juicio de Silvio Cartes, el sistema completo articulado debe tener un impacto directo no solo en la empleabilidad, sino también en el desarrollo personal y profesional de todos los que transiten por la educación TP.
Asimismo, cuenta el director del Liceo de Renca que, respecto de la titulación inmediata, su liceo ha realizado interesantes avances en esa materia. “Actualmente alcanza un 94 %. El año 2013 teníamos un 76 % y el mejoramiento se evidenció cuando pudimos articular con todos los actores, en función de asegurar al menos dos aspectos: que nuestros alumnos conocieran su especialidad a fondo, teniendo un acercamiento a las distintas empresas (previo a la práctica profesional) y que el ciento por ciento de nuestros alumnos tuviera acceso, desde el Liceo, a su práctica profesional a través de la creación del consejo empresarial”.
Lo anterior, explica Cartes, puesto en práctica significa nada menos que acciones concretas, que permiten generar ese círculo virtuoso y que siempre arroja buenos resultados. “Aquello mantiene la motivación alta en los jóvenes en cuanto a terminar su enseñanza media, realizar su práctica profesional inmediatamente terminado el cuarto medio, asegurar la titulación desde la especialidad (seguimiento), a preparar a los alumnos para la continuidad laboral y también de sus estudios en educación superior”.
Además, frente a los avances que se han generado en el área TP en materia de alternancia (revisar Entrevista), “pienso que es importante fortalecer este acercamiento a la industria desde muy temprano a modo de asegurar el ‘contacto estrecho’ de los distintos sectores productivos y el Liceo. Se trata de generar la confianza en la formación de nuestros alumnos desde la mirada integral, con el foco siempre en la trayectoria del alumno y con las necesidades de los distintos sectores productivos actualizadas”, señala Silvio Cartes.
Al igual como ha ocurrido en la educación científica humanista, el sector TP también ha debido adaptarse a trabajar en pandemia. “Lo primero fue capacitar a nuestros profesores (más de cuatro mil) para usar las herramientas básicas para desarrollar docencia a distancia: Microsoft Teams y el ambiente de aprendizaje Moodle, lo que hicimos en tiempo récord a una cantidad importante de docentes. Aunque debemos decir que llevábamos terreno avanzado pues el estallido social ya nos había forzado a migrar a la docencia online en varias sedes”, cuenta Gonzalo Toledo.
Respecto de los alumnos, explica el director de Relaciones de Enseñanza Media de Inacap, “desarrollamos un programa de bienestar y promoción de la salud mental, pues entendemos que las personas somos seres complejos que necesitamos de acompañamiento y apoyo, sobre todo para cumplir nuestros deberes habituales en circunstancias que no son habituales. Con mensajes con el #JuntosConectados reforzamos el sentido de comunidad necesario para el proceso de aprendizaje que es con otros, con los profesores y los compañeros; reforzando además contenidos relacionados con la salud mental, el bienestar y autocuidado, la actividad física y los buenos hábitos, junto con charlas y webinars con información y consejos de utilidad para sobrellevar mejor la situación en que nos encontramos. Creo que el aprendizaje más importante es que somos una comunidad y nos estamos comportando como tal”.
Por su parte, Silvio Cartes cuenta que la pandemia les ha puesto grandes desafíos, ya que debieron poner a prueba toda la capacidad que tenían y para ello necesitaron reinventarse. “Ser creativos, de ser empáticos y de posicionarnos desde un lugar en donde el aprendizaje no es monopolio de los alumnos, sino de toda la comunidad, por cuanto, todos estamos en un permanente aprendizaje. Aunque hemos descubierto que los cambios tecnológicos nos llevan ventaja, también hemos puesto toda nuestra atención y energía en entregar paulatinamente mejores clases a través de distintas plataformas que han permitido que nuestros alumnos mantengan el vínculo con nuestro liceo, con sus profesores, sus compañeros y amigos. El objetivo en principio fue asegurar avances en sus aprendizajes, pero hoy tenemos claridad de que también debemos desarrollar en ellos habilidades socioemocionales que les permitan mantener la motivación por aprender, tanto por la especialidad elegida, como por las asignaturas de formación general”.
Juan Antonio Álvarez
Desde Fundación Trabün, Juan Antonio Álvarez, quien es su director ejecutivo, asegura que “la formación de valores y habilidades socioemocionales debe ser fundamental, un pilar fundamental en cada colegio, pues considera al estudiante como una persona integral y lo fortalece así en sus distintas dimensiones. Existe evidencia de que favorece que los estudiantes se relacionen de mejor forma entre ellos y con los demás, mejoren su rendimiento académico, la actitud hacia su propio colegio, su participación ciudadana y un comportamiento ético. A su vez, una formación integral reduce importantes barreras del aprendizaje, como lo son el manejo del estrés, la angustia emocional y los problemas de conducta”.
*“En la educación TP es clave la formación en valores dado que las habilidades socioemocionales son las que tienen un mayor peso en la demanda laboral en Latinoamérica, elevando ingresos entre 3,9% y 7,5% (CAF, 2016). Es más, 8 de las 10 competencias requeridas por los trabajadores para prosperar en el siglo XXI son las habilidades socioemocionales, según el World Economic Forum (2020)”.
*“La pandemia nos ha recordado que el vínculo entre docentes y estudiantes es fundamental en el aprendizaje y el desarrollo saludable de los alumnos. Las relaciones humanas originan el aprendizaje y son las que se ven más afectadas con la educación a distancia y, en ese sentido, nuestras prácticas educativas y estrategias deben apuntar más que nunca a relevar y valorar este vínculo”.
Silvio Cartes
*En el caso particular del Liceo Politécnico Particular Andes Duoc UC, cuenta su director, “hoy no son pocas las empresas que insisten en que nosotros, como EMTP, demos prioridad al desarrollo de habilidades blandas en los alumnos que egresan cada año. En el liceo hemos apostado por una educación integral en donde el alumno pueda desarrollarse en todos los ámbitos de su persona. En lo académico por supuesto y en su especialidad, pretendemos que definitivamente tengan adquiridas todas las competencias comprometidas, no solo con la mirada en los distintos sectores productivos, sino también con las carreras de la educación superior técnica profesional con las cuales hemos trabajado compromisos de articulación de estudios”.
*Además de buscar incesantemente nuevas metodologías de trabajo que apuntan a fortalecer aquellas habilidades transversales que les permitan a los jóvenes insertarse de buena manera en otros ambientes ya sean laborales o también académicos. En función de esto último, el trabajo en ambientes colaborativos desde muy temprano en la enseñanza media ha sido una opción que hemos ido desarrollando desde el año 2017 a través de un modelo de aprendizaje basado en metodologías activo-colaborativas (desafíos, proyectos) con énfasis en lo interdisciplinario, lo que se ha ido gestando como una característica de nuestro quehacer pedagógico en todos los niveles.
Arsenio Fernández, gerente general de SNA Educa.
—¿Cuál es el desafío de un estudiante técnico profesional?
—Aprender a aprender, a lo largo de y para la vida, se ha convertido en el gran desafío que enfrentan hoy los jóvenes de la enseñanza media técnico-profesional. Los jóvenes técnicos deben combinar habilidades técnicas y prácticas, con valores morales universales que permitan que se adapten a las demandas de esta nueva vida digital. Esto implica un cambio cultural, dado que son jóvenes que enfrentarán trabajos u oficios que aún no existen, porque no se han creado, y esto los desafía a moverse con flexibilidad ante los cambios y preparase para ello, adquiriendo destrezas digitales y de automatización.
La economía del conocimiento ya no solo premia a las personas por lo que saben, sino por lo que son capaces de hacer; por lo tanto, la formación TP debe potenciar en sus alumnos la manera de pensar y actuar, que se traduce en que los egresados sean creativos, resuelvan problemas, apliquen pensamiento crítico y buen juicio. Además, el desarrollo de habilidades sociales, tales como comunicación y colaboración, trabajo social y buen trato, son cruciales para avanzar en el desarrollo profesional y personal. En definitiva, este conjunto de características permitirá que el mundo TP pueda expandir su potencial y crear valor social.
—¿De qué manera la pandemia ha transformado la manera en que los alumnos de este sector han debido aprender?
—En pandemia, las tecnologías han sido fundamentales porque les han permitido mantener el contacto con el aula a través de las distintas plataformas, incorporando, además, el uso de simuladores en reemplazo de los talleres, aportando los mismos conocimientos y con un plus en la seguridad, puesto que no hay riesgos de accidentes. Esto no significa que las horas presenciales en los talleres ya no son necesarias; muy por el contrario, la tecnología y digitalización se han transformado en un buen complemento y soporte. En este sentido, se puede afirmar que las tecnologías son una herramienta que disminuye el “uso de pizarra y guías en papel” y debe considerarse como tal, no es reemplazo del profesor ni del espacio social de aprendizaje que todo estudiante requiere.
La pandemia ha abierto un espacio creativo de parte de los profesores que llevan a los estudiantes a desarrollar más su autonomía y capacidad de seguir instrucciones sin el apoyo inmediato. Por ejemplo, se les entrega kit de trabajo y videos de apoyo para que realice en su casa lo mismo que realizaría en el taller de su liceo. Estas instancias requieren de motivación, confianza y contención de los estudiantes que no están acostumbrados a realizar toda una actividad sin la directa supervisión de un profesor.
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