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Abr 2024 - Edición 281

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Andrés Pérez Nicolas, secretario ejecutivo de Educación Técnico-Profesional del Mineduc: Lecciones que deja el covid-19

La dificultad para realizar las prácticas profesionales y los obstáculos para cumplir el perfil de egreso de los estudiantes, son algunos de los temas que la pandemia ha ido generando en los alumnos del sector TP y que abordamos con el secretario ejecutivo de Educación Técnico-Profesional del Mineduc, Andrés Pérez Nicolas.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Andrés Pérez Nicolas, secretario ejecutivo de Educación Técnico-Profesional del Mineduc: Lecciones que deja el covid-19

Aprender en forma remota, realizar ajustes y priorizar el currículo, los aportes de las Redes Futuro técnico y la implementación de los tres ejes de la estrategia nacional son algunas de las prioridades de la Secretaría de Educación Técnica Profesional del Mineduc. Andrés Pérez, a su cargo desde el año 2019, nos cuenta de la importancia de las acciones formativas para distintos estudiantes en ámbitos diversos, “y lo que considero más valioso es que estas acciones han sido definidas a nivel local de acuerdo a la pertinencia de cada territorio”.

—¿Cómo evaluaría que ha sido la adaptación del mundo TP a la pandemia que hemos vivido desde el año pasado? ¿Qué aprendizajes significativos se han desarrollado en este tiempo?

—Hemos podido observar dos aprendizajes bien interesantes que tienen relación con la emergencia sanitaria que hemos vivido. En primer lugar, en términos de las actividades remotas, es decir, cuando es imposible realizar clases presenciales debido a las siguientes razones: porque el establecimiento está en una comuna en cuarentena o porque está en un modo híbrido, ya que existen ciertos estudiantes que están haciendo algunas horas presenciales, pero otras siguen a distancia. Ese aprendizaje tiene que ver justamente con la actividad remota; es decir, los establecimientos tuvieron que, en primer lugar, adaptar tecnología y buscar mecanismos para dar conectividad y asegurar la conectividad de los estudiantes. La entrega de las tabletas apoyó ese proceso, pero también el uso de herramientas como la Gsuite de Google o el conjunto de productos para la educación de Google. Al inicio de la pandemia los establecimientos no contaban con ellas y tuvieron que subirse al carro de la tecnología; capacitar a los docentes, poner clases en línea, definir herramientas pedagógicas, etc. De esa manera pudieron ofrecer algunos espacios de virtualidad para la relación docente – estudiante.

“Las Redes de Futuro Técnico son instancias que buscan desarrollar la formación TP a nivel regional, vinculando en cada región a los liceos con las empresas y con la educación superior, con los gremios y con otros actores relevantes en cada región de manera pertinente a cada lugar”.

El otro aprendizaje fue, sin duda –nos contó Andrés Pérez–, “la priorización absoluta del currículum para que las horas presenciales que se han podido realizar tengan pleno foco sobre la parte práctica del ‘aprender haciendo’ que tiene la formación técnico-profesional. Yo creo que muchos de estos aprendizajes van a continuar a medida que la pandemia vaya quedando atrás, hemos aprendido a hacer cosas remotas en la medida en que se pueda. Eso se debiese mantener en relación a la formación de los docentes, y para el vínculo de los profesores con sus estudiantes, por ejemplo. 

Sin embargo, hay que dejar claro que esto ha tenido un impacto importante para los estudiantes. Es decir, los estudiantes que están en liceos que están en cuarentena y que, por ende, no pueden tener clases presenciales, para ellos es casi imposible poder cumplir con el perfil de egreso que se espera al salir de cuarto medio.

—La educación ha debido priorizar los aprendizajes, ¿de qué manera ello ha sucedido en el ámbito técnico profesional? En esa misma línea, ¿cómo se han adaptado las prácticas profesionales en pandemia, en algunas especialidades?

—En el mundo técnico profesional ha sucedido lo mismo que en el mundo escolar. La Unidad de Currículum y Evaluación generó una propuesta curricular ya que es imposible para un establecimiento dar cumplimiento al ciento por ciento de cobertura de lo que se espera en un año normal porque no lo fue y tampoco lo es este. Es decir, basados en aquella priorización o la que realizaron los propios establecimientos. En atención a aquello se ha debido definir cuáles son los elementos esenciales que se deben ir abordando en los distintos módulos de la especialidad y, por supuesto, de las asignaturas de formación general, que permitan cubrir los elementos esenciales de la formación de los estudiantes. 

En esa misma línea, lo mismo ha sucedido con las prácticas profesionales. Hay un valor gigantesco en la realización de actividades presenciales, no solo para la formación técnica, sino también para el vínculo, para el desarrollo de habilidades; pero inevitablemente en ciertos sectores o regiones ha habido el desarrollo de prácticas personales –por ejemplo, a distancia– que el decreto de prácticas de titulación ha permitido desde el año pasado. Asimismo, lo mismo ha sucedido en otros espacios como las modalidades duales anuales o de alternancia, donde ha habido que innovar para vincularnos con las empresas de una manera innovadora, a través de cápsulas de videos, de algunas actividades remotas y, por tanto, no haciéndolas de manera presencial en momentos en que por la pandemia en algunas comunas era imposible realizarlas de ese modo. 

—Los alumnos TP, quienes representan el 37.4% de la matrícula en educación media de 3° y 4° año de todo el país, se insertan antes en el mundo laboral y por ello deben desarrollar habilidades socioemocionales clave. Por ello, ¿cómo definirías el perfil de un alumno técnico? Dentro de su formación, ¿qué beneficios le otorgan las normativas de alternancia?

—En relación al perfil de egreso es bien interesante, porque son alumnos que son mucho más protagonistas de su propio aprendizaje. Si se visualiza a cualquier estudiante de cualquier especialidad y los ve en modo normal y no con pandemia, a cargo de su propio aprendizaje. Por ejemplo, nos imaginamos a unos estudiantes de gastronomía, en el taller trabajando ellos mismos haciendo y de esa manera aprendiendo.

En general, la formación escolar ha sido un proceso históricamente más pasivo respecto de la formación de los estudiantes. Acá se fuerza a los estudiantes a tener un protagonismo, desde su propia experiencia y de su propia práctica. 

“Hay que dejar claro que esto (la pandemia) ha tenido un impacto importante para los estudiantes… Es decir, los estudiantes que están en liceos que están en cuarentena y no pueden tener clases presenciales, para ellos es casi imposible que logren cumplir con el perfil de egreso que se espera al salir de cuarto medio”.

En ese sentido, cuenta Andrés Pérez, “las normas de alternancia dan flexibilidad a los establecimientos educacionales para buscar de manera consistente con el perfil de egreso, las mejores posibilidades en la empresa y actualmente en la educación superior y otras instituciones, para formar a estos estudiantes en las competencias requeridas para su perfil de egreso, pero también para el desarrollo de esas habilidades y competencias. Un estudiante cuando le toca asistir a un modo dual, por ejemplo, está obligado a desarrollar su autonomía, su proactividad, su responsabilidad; una serie de herramientas que, por supuesto, se pueden desarrollar en un liceo, pero es mucho más pertinente hacerlo de manera vinculada de forma directa con lo que requiere el sector laboral o la educación superior, que son los dos caminos que nuestros estudiantes van a continuar, a veces simultáneamente, al momento de egresar de cuarto medio.

—Es conocido el aporte del mundo TP al país. Por ello, ¿qué orientaciones entregan los tres ejes de la estrategia nacional que busca potenciar las trayectorias de los estudiantes y de los trabajadores? 

—Los tres ejes de la estrategia de formación técnico-profesional, que fueron entregados y aprobados por el Consejo Asesor en diciembre del año pasado, tienen que ver en primer lugar con el reconocimiento de las trayectorias de estudiantes y trabajadores, entendiendo que al centro de la formación técnico-profesional están las personas. Por eso es que se busca permitir, a través de su formación, su posibilidad de empleabilidad y de generar una mejor trayectoria y de tener mayores ingresos. En esto, lo que tiene sentido es articular el sistema y se define en este eje el marco de cualificaciones; es decir, la vinculación entre las necesidades del sector laboral y lo que debe abordar el mundo formativo. En este sentido, el marco de cualificaciones ha tenido poblamiento sectorial donde son los propios sectores laborales quienes indican cuáles son las cualificaciones, es decir, cuáles son las competencias que deben ser abordadas por la formación para que los estudiantes, cuando se conviertan en trabajadores, vayan preparados para afrontar las reales necesidades de las empresas y de los lugares donde los estudiantes posteriormente en cuanto trabajadores van a desempeñarse. 

De modo que de esa manera sean personas productivas que tengan posibilidad de encontrar un buen empleo con un buen salario. Dentro de eso, también existen algunos otros elementos; por ejemplo, los temas formativos y de información para los estudiantes y de orientación vocacional, pero que tienen que ver con estas trayectorias.

El segundo eje se refiere en general con que el mundo del trabajo es un espacio de aprendizaje en sí mismo y la normativa alternancia reconoce que no solo en el mundo del trabajo, sino también en otros sectores se puede abordar un espacio de formación para estudiantes de la formación técnico-profesional. En ese sentido, la estrategia alternancia es central para permitir que el establecimiento no sea el único lugar donde puede aprender un estudiante, sino que pueda hacerlo en otros lugares también. Para ello se requiere una actuación coordinada, activa y protagonista de las distintas organizaciones de los sectores laborales, económicos y de trabajadores en el sistema de formación técnico-profesional.

El tercer eje, explica el secretario de Educación Técnico-Profesional del Mineduc, tiene que ver con el fortalecimiento de las capacidades del sistema de formación técnico-profesional. Por un lado, ejecutar estrategias articuladas de desarrollo de la formación técnico-profesional, que estas sean a nivel regional y que permitan que se fortalezca la innovación y el emprendimiento, que se desarrollen iniciativas que permitan mejorar la calidad de los distintos actores que participan de la formación técnico-profesional: docentes, instituciones y otras capacidades que se necesitan instalar para que los actores clave desarrollen adecuadamente una formación técnico-profesional que promueva lo anterior, desde las trayectorias de los estudiantes y trabajadores, y las potencie.

—¿Cuál es el aporte de instancias como Redes de Futuro Técnico?

—Hemos implementado las Redes de Futuro Técnico, instancias que buscan desarrollar la formación TP a nivel regional, vinculando en cada región a los liceos con las empresas y con la educación superior, con los gremios y con otros actores relevantes, de manera pertinente a cada lugar. Será la minería en el norte, la acuicultura en la zona austral, porque en cada región el sector laboral económico es diferente y, por tanto, se debe desarrollar la formación técnico-profesional con estos ejes, pero con una mirada local que haga que todos los trabajadores y los actores trabajen en conjunto para fortalecer este sistema.

En este sentido, se han constituido redes en todas las regiones y cada región tiene una red de futuro técnico operando con vasta experiencia en el desarrollo de la formación técnico-profesional, con una mirada local.

Además, hemos ido realizando diversos encuentros nacionales de formación TP con la participación del ministro de Educación y los subsecretarios de Educación y de Educación Superior. Uno de los elementos que más valoran los distintos actores es que nos congreguemos y podamos juntos discutir y potenciar la formación técnico-profesional.

En esto ya tenemos bastantes resultados. Por un lado, implementamos acciones de formación para los profesores técnicos profesionales, quienes en muchos casos llevan harto tiempo en el aula y han estado muchos de ellos alejados de los sectores laborales a los cuales pertenecían, y la tecnología va cambiando y requieren desarrollar su propio aprendizaje y sus competencias. De hecho, más de cinco mil docentes el año 2020 participaron en acciones formativas desarrolladas por Futuro Técnico en todas las regiones del país, desde aprendizaje basado en proyectos, formación técnica específica vinculada con la empresa y con la educación superior que es pertinente a lo que ellos desarrollan en sus liceos. 

En segundo lugar, la formación, la capacitación y el desarrollo de estrategias de alternancia a la luz de la nueva normativa con la resolución 1.080 que salió el año pasado, las Redes Futuro Técnico fueron haciendo acciones y siguen haciendo este año acciones con docentes y directivos para que se pueda apropiar en cada establecimiento y desarrollar su propia estrategia.

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