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Regístrate y accede a la revistaAlejandro Navas, académico de la Universidad de Navarra, nos invita a promover la conversación, la lectura, el pensamiento crítico y la libertad en nuestros estudiantes e hijos. De esa forma no sucumbirán a la avalancha de datos y noticias falsas que nos bombardea a diario.
En Chile, desde el estallido social de octubre de 2019 y después, con la covid-19, “las noticias” se tomaron nuestra vida. Se convirtieron en algo palpable, cercano, que ocurre en un ambiente del cual todos somos parte; de ahí, se hicieron tema de conversación familiar y escolar.
Pero existe una diferencia entre repetir lo que oímos en la televisión y redes sociales, y cuestionarnos críticamente a partir de ello. La segunda opción implica un mayor esfuerzo de nuestra parte. “Entonces, o dejamos que otros nos digan cómo hacerlo, o nos dedicamos cada uno, a pensar y encontrar el sentido a nuestra vida y a cada día”, señala Alejandro Navas, licenciado y doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra.
—¿De eso se trata, como dice usted, que todos somos un poco filósofos?
—Cuestionar y pensar no es cosa de unos pocos, y es algo que se da con fuerza en las familias. Cada familia es un núcleo de pensamiento y de libertad. Respecto de la situación actual con la pandemia, por ejemplo, es totalmente compatible promover el respeto a la autoridad con la presencia de una ciudadanía vigilante, que denuncia los abusos que se están dando en gobiernos de izquierda y de derecha en nombre de la seguridad sanitaria. Eso es precisamente lo que debe darse hoy en día: una ciudadanía que colabora y participa.
—¿Cómo ir más allá de los datos sesgados en los temas de actualidad para poder tener una mirada amplia?
—Las personas cada vez más se informan por redes sociales y estas son burbujas de gente que piensa igual. Eso provoca aislamiento y, con frecuencia, lleva a rechazar otros puntos de vista, y mucha agresividad. Por eso, las redes sociales o los chats no son la manera idónea de informarse. El buen periodismo es imprescindible porque una cosa es saber el dato y, otra, saber el contexto, las causas, los protagonistas.
—¿Cómo se incentiva un pensamiento crítico en los hijos y los alumnos?
—Es necesario cultivar un criterio que permita discriminar la información fiable y valiosa; distinguir quién merece nuestra confianza. Esto es un proceso y requiere tiempo. Cuando uno es niño o adolescente tiende a pensar que lo que está escrito es siempre verdadero. Pero te vas dando cuenta de que hay mucha tontería, mucha tesis sin fundamento. En mi caso, en la universidad, es importante decirles a los jóvenes que se fíen de su criterio y su sensibilidad. Si algo te suena raro, pues no pienses que tú eres raro; el raro es el texto. Hay que ganar confianza; leer, investigar, contrastar ideas.
—¿Cómo podemos los padres y los profesores promover este criterio en los adolescentes?
—Tenemos que dedicarles tiempo. Preocuparnos de que en algún momento del día ocurran conversaciones y ser referentes a la hora de hablar y debatir, por ejemplo. Si notamos que un hijo tiene una idea poco prudente respecto de un tema, animarlo a buscar información. Por lo mismo, a los hijos no irles con dogmas. Más bien preguntarles, para que ellos lleguen por sí mismos a cuestionar sus ideas y a acercarse a la verdad. Es laborioso porque uno ya sabe de qué se trata, pero el hijo tiene que recorrer ese camino y nosotros estamos para ayudarlo en eso.
Si hablamos de comprensión del mundo y de plantear ideas, Alejandro Navas no puede dejar fuera la lectura. “Hay una crisis de lectura en Occidente. En la universidad vemos personas que llegan a primer curso y confiesan que nunca en su vida han leído. Personas que son de buena cabeza, pero no tienen vocabulario, no conocen del mundo ni los principales tópicos de la cultura occidental”, observa el académico.
“Si algo te suena raro, pues no pienses que tú eres raro; el raro es el texto”. Alejandro Navas, académico de la Universidad de Navarra.
—¿Cómo fomentar la lectura sin abrumar a los niños y adolescentes?
—Acerca del comienzo de la vida lectora hay un poco de misterio. Yo mismo aprendí a leer solo a los 3 años y medio; las letras siempre me cautivaron. Para quienes tienen el gusto, puedo decir que es un error capital decir que vamos a leer cuando estemos más desocupados, pues eso no va a pasar. La clave es tener siempre un libro empezado. Les digo a los alumnos: “Lee la primera página y pon un marcador. Y ten el libro cerca, llévalo contigo”. Es la única forma de leer.
—¿Y cómo abordarlo con quienes no tienen tendencia natural hacia los libros?
—Lo primero es que la lectura no se puede imponer. Pedir a los alumnos que lean un libro, hagan un resumen y poner nota por eso, no es algo que lleve al amor por la lectura. La clave es despertar el interés por la lectura. Algo que funciona bien en colegios y facultades universitarias es, si el docente tiene cierta capacidad dramática, leer en clase, leer en voz alta como lee el papá al niño o la mamá. Animarlos a partir leyendo lo que más les interese.
También debemos confiar en que, si en nuestro entorno social y familiar se lee y se disfruta de la lectura, es fácil que eso se contagie. Porque en la vida las personas que tienen una pasión, la que sea, la contagian a su alrededor.
Sólo las detiene el pensamiento crítico
Siempre ha habido rumores, mentiras, errores… pero nunca estos se habían podido desparramar a la velocidad que ocurre hoy debido a las redes sociales y a la masificación de internet. Por eso, en la cruzada de cuidar la información todos somos protagonistas.
1. Sospecha de la información si la has recibido a través de redes sociales.
2. Investiga acerca de la noticia buscando si las instituciones oficiales han publicado algo al respecto.
3. Consulta sitios web especializados en fake news, por ejemplo https://maldita.es/ o https://www.newtral.es/
4. Desconfía de webs o cuentas anónimas.
5. Ante la duda, no compartas. A veces nos dejamos llevar por el ritmo vertiginoso de las redes, pero debemos pensar antes de reenviar algo. Así estaremos aportando a una atmósfera más informada.
¿Quien es?
Alejandro Navas es licenciado y doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra. Fue decano de la Facultad de Comunicación de esa casa de estudios de 1990 a 1996, y director del Departamento de Comunicación Pública de la misma de 1999 a 2005.
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