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Oct 2024 - Edición 287

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Felipe Soza, candidato a doctor en Historia Antigua por la Universidad de Harvard: “Hemos dejado de darnos cuenta del valor de las humanidades en la comprensión del ser humano”

Por: Verónica Tagle
Felipe Soza, candidato a doctor en Historia Antigua por la Universidad de Harvard: “Hemos dejado de darnos cuenta del valor de las humanidades en la comprensión del ser humano”

El filósofo e historiador de la UC explica que este grupo de disciplinas son clave para dar respuestas complejas a problemas complejos y asegura que de aquí a diez años, la necesidad de explicar el por qué de los desafíos actuales se va a traducir en un aumento de profesionales en estas áreas. 

Felipe Soza ha estado cerca de 54 veces en el Partenón (uno de los monumentos más importante de la civilización griega antigua, en Atenas) y es el único chileno estudiando un posgrado en la facultad de Estudios Clásicos de la Universidad de Harvard. El historiador y filósofo de la Universidad Católica, máster de la Universidad de Oxford, se interesó por las humanidades desde el colegio. “Fui motivado por grandes profesores, que no solo decían que existían estos caminos profesionales, sino que con su ejemplo mostraban que era posible ejercer la docencia y la investigación en alto nivel y de manera profesional. Mis profesores no eran de los de “vamos al texto”, sino que te hacían pensar”, cuenta. 

Soza es un convencido del valor de las humanidades, que buscan entender lo más profundo del ser humano. La historia ve el actuar del hombre en el tiempo y espacio, la filosofía, la capacidad única de cuestionarse cosas y la literatura, habla de la facultad exclusiva de construir mundos posibles e imposibles por medio del lenguaje. 

-¿Por qué son importantes las humanidades?

Las humanidades agrupan a un conjunto de disciplinas que ponen al ser humano al centro de su interés. Son el único ejercicio verdaderamente antropológico que tenemos, vital para el autoconocimiento humano. No es que la ciencia, la innovación y la tecnología nos den mejores respuestas, sino que dan otras respuestas y no son excluyentes a las humanidades. Si cerramos una de estas ventanas, empobrecemos el análisis de los fenómenos que nos aquejan y nuestra comprensión del ser humano. Necesitamos mantener una aproximación lo más holística posible.  Cada vez que ponemos en el pedestal a un grupo de disciplinas, eso termina por colapsar porque estamos entregando respuestas parciales a problemas complejos, cuando necesitamos respuestas complejas para una comprensión más compleja. 

-¿Cómo abordar estas disciplinas en el aula? 

Hay dos problemas que afectan la enseñanza de las humanidades. La primera es el presentismo anacrónico, que es leer o entender fenómenos pasados, bajo criterios del presente. Eso ha llevado a politización de las humanidades y a llevarlo a algo contingente. Las humanidades deberían hacer preguntas sobre el presente, pero sin querer cambiar el pasado, sino que buscando la respuesta ahí. Lo segundo es que la enseñanza escolar debería articularse más hacia preguntas y problemas, que a la adquisición de conocimiento como lista de supermercado. Dejar de aprenderse de memoria la fecha de creación de la democracia, y preguntarse qué es, cómo funciona y por qué existe. 

-¿Cómo revertir esto en la práctica?

Si bien es importante revisar la disminución radical de horas de humanidades, me preocupa igualmente que su enseñanza siga estando orientada a la adquisición de conocimiento. Un colegio puede revertir esto con la convicción de que un alumno, al aprender idiomas, gana en riqueza intelectual. Desarrollar herramientas que le entreguen perspectiva temporal y espacial, análisis comparativo, ganar profundidad analítica, enriquecer el lenguaje, sofisticar la manera en que se hace preguntas. Todo eso lo dan las humanidades y enriquecen muchísimo.

-¿Qué rol tienen las humanidades en el análisis de la pandemia?

En la historia ha habido distintos peak de disciplinas. En los 60´s hasta mediados de los 80´s, durante la guerra de Vietnam, la crisis hippie, golpes de Estado en Latinoamérica, grandes protestas en Europa, se produjo un ascenso muy marcado de la cantidad de personas estudiando carreras humanistas en Estados Unidos. Había una necesidad muy profunda por entender qué le había pasado al ser humano. En los 80´s estas cifras comienzan a disminuir, lo que coincide con una época más tranquila. 

En los 90´s y los 00´s fue el boom de la economía, pero la crisis del 2008 remeció profundamente su autoridad y desde esa fecha hasta el 2020, quien manda ha sido la ciencia. La pandemia va a mostrar que las ciencias duras tampoco van a darnos la respuesta a los problemas que vamos a tener en los próximos años y las humanidades van a encontrar un espacio. Yo no tengo ninguna duda de que de aquí a cinco o diez años, la tendencia de carreras humanistas volverá a estar al alza, porque aflorará esta necesidad de traer al ser humano al corazón de nuestras preguntas y respuestas. 

-¿Se ha ido perdiendo la práctica de las humanidades?

¡Sin duda! Existe hoy una picazón practicista, donde todo lo relevante tiene que ser práctico y tener consecuencias tangibles inmediatas. Nos hemos obsesionado por preguntas como qué y cómo, pero nos olvidamos del por qué. De esta manera eliminamos al ser humano de la ecuación. El crecimiento de la tecnología cambió el orden de los problemas. La tecnología tiene ese poder cautivante, que aporta inmediatez. Se podría decir que elimina las limitaciones del ser humano. Caminar cansa, toma tiempo, pero te subes a un avión y se soluciona. Si quieres hablar con alguien, te conectas a un zoom y problema resuelto. Esta obsesión con lo inmediato ha traído una deshumanización de la explicación de los problemas. El ser humano ya no resuelve mis preguntas, sino que las resuelve la tecnología.

Sobre Felipe Soza

En 2009 y 2010 se graduó de Historia y Filosofía en la Universidad Católica y aprendió a hablar latín y griego. Tras graduarse, hizo clases de ambas materias por tres años en la UC y en el colegio San Anselmo, en Colina.

En paralelo, participó de un proyecto de investigación sobre la historia de la historiografía, “Comprender el pasado, una historia de la escritura y el pensamiento histórico (ed. Akal)”. Así combinaba docencia e investigación, que es lo que espera ejercer a futuro, idealmente en Chile.

En 2016 obtuvo un máster en Historia de Grecia y Roma en la Universidad Oxford y actualmente cursa un doctorado sobre Historia Antigua en la Universidad de Harvard (Boston, EE.UU.), donde está terminando su tesis sobre el Imperio Antigónida (época helenística, periodo que va entre la muerte de Alejandro Magno y la ascensión de Augusto como primer emperador de Roma). 

Además, como parte de ese proceso, pasó un año y medio en Atenas, entre 2019 y 2020, en un programa de investigación. 

 

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