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Abr 2024 - Edición 281

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Ciudadanos globales

Para la docente Claudia Rojas, la enseñanza de la historia y el entorno van de la mano. La ganadora en la categoría Innovación Regional, Zona Centro 2019 del Global Teacher Prize, busca conectar a sus estudiantes con las necesidades de un mundo global.

Por: Verónica Tagle
Ciudadanos globales

“Se nos plantea formar ciudadanos globales, pero, para lograrlo, se debe partir desde lo local, lo cercano. Así se genera sentido de pertenencia y compromiso con las mejoras al entorno y se fortalece el sentido de comunidad”, es lo que propone Claudia Rojas, docente de Historia y ganadora en la categoría Innovación Regional, Zona Centro 2019 del Global Teacher Prize.

Claudia Rojas, docente de Historia y ganadora en la categoría Innovación Regional, Zona Centro 2019 del Global Teacher Prize.

Juega a ser profesora desde que era niña, desde 2011 hace clases en el particular subvencionado Instituto Santa María de la comuna de San Carlos, Región de Ñuble, y desde 2020 en el municipal Liceo Bicentenario Diego Portales, durante el tiempo que alcanzó a tener clases presenciales antes de la pandemia. “Como estudiante, viví la realidad de la educación rural multigrado, municipal y particular subvencionada técnico-profesional; ello me entregó una mirada más concreta de la educación y sus desafíos”, cuenta. Al recibir los puntajes de la PSU en 2005, sintió la presión social por estudiar Derecho, pero se mantuvo firme en su decisión de elegir la educación. La historia era el camino lógico. En quinto básico seguía todas las noticias del conflicto mapuche y se interesaba por temas culturales y el acontecer político nacional.  

Gracias a una alianza con la Corporación Nacional Forestal (Conaf) de la Región del Maule, desde 2015 sus estudiantes participan en un proyecto de investigación para generar material didáctico y de difusión, y ha sido invitada para desarrollar el programa de educación ambiental de la Reserva Nacional Altos de Lircay y Parque Nacional Radal Siete Tazas. También ha podido impulsar proyectos para sus alumnos junto al Archivo Histórico Nacional.

De iniciativa personal a estrategia escolar

Cuando llegó al Santa María, cuenta Claudia, no había ninguna estrategia en particular y permanecía el estigma de que los estudiantes con más bajo rendimiento optaban por el plan diferenciado humanista. “Aun así, desde el inicio tuve apoyo del establecimiento para probar cosas distintas, que incluían mucho trabajo en terreno e investigación”, explica. Lo que comenzó como una iniciativa personal, se convirtió en lineamientos de trabajo. Además, desde hace diez años se busca vincular la historia, la geografía, la memoria histórica y la educación ambiental. “Estoy convencida de que la asignatura que enseño debe contribuir a formar liderazgos, a pensar, cuestionar, crear y gestionar”, asegura. 

Entre las dificultades que enfrentó estuvo la de vencer la idea de algunos apoderados de que se trataba de ir de paseo, “y creo que ahí hay un punto a fortalecer en las escuelas: sistematizar los procesos, darles una fundamentación pedagógica pertinente y gestionar recursos. Cuando logramos hacer bien esto, podemos entregar oportunidades a los estudiantes; inclusive, de caminar en un bosque con familias de pájaros carpinteros o ver sobrevolar cóndores, con un horizonte claro en el aprendizaje”, dice Rojas.

—¿Cuál es la importancia de la historia en el desarrollo de los jóvenes? 

—La historia contribuye al pensamiento crítico, la reflexión, a fortalecer la identidad, lograr actitudes más empáticas y a entender que somos seres sociales. La historia, la geografía, la educación ambiental, la valoración del patrimonio cultural y natural, harán de nuestros jóvenes, profesionales con una profunda humanidad, y desde el área que elijan para su futuro laboral, serán personas mucho más preparadas y con mayor conciencia social.

—¿Cómo encantar a los niños con la historia? 

—Lo primero, superar el mito de que para aprender historia hay que tener buena memoria. 

Mostrarles que es parte de sus vidas, y que ellos y sus familias también tienen historia, que la geografía nos da herramientas para tomar mejores decisiones, porque somos parte del espacio geográfico.

Además, incluir el arte, la música, las ciencias, la ecología, la literatura; diversificar nuestras prácticas pedagógicas y permitirles un rol más protagónico. Ya lo decía Gabriela Mistral: “Nada más triste que el que la alumna compruebe que su clase equivale a su texto”. Hay que ser riguroso e invitar siempre a que los estudiantes apunten a la excelencia entendida como superación, dedicación y compromiso.

Por último, reforzar el “hacer”. Demostrarles que ellos pueden construir conocimiento, investigar y difundir. Dar un espacio central a la imaginación y a las emociones.

—¿Crees que sigue quedando capacidad de asombro en los niños y jóvenes?

—Sin duda. Los hemos visto maravillarse en el trabajo al aire libre, sorprenderse conociendo la biodiversidad, sentir orgullo al conocer el trabajo de los artesanos, de trabajar en equipo y alegrarse de los logros colectivos. 

Activamos esa capacidad innovando dentro y fuera del aula, que no implica invertir grandes recursos, sino dar otra lectura a los objetivos de aprendizaje y los contenidos. Dotarlos de pertinencia y pertenencia. Enseñando con la música, con la pintura, con el juego, con el cine, con “memes”, etc. Y demostrando que las humanidades no van separadas de las ciencias naturales, sino que para comprender los procesos sociales debemos nutrirnos de todas las áreas.

—¿Qué rol tienen los historiadores en el análisis de la pandemia?

—Los historiadores deberían contribuir invitando y fomentando el diálogo, entregando elementos para un análisis holístico de lo que nos ocurre. Creo que su principal falencia es que no han sabido salir de “la academia” para llegar a la ciudadanía. Faltan espacios de vinculación con otros actores sociales y con los estudiantes, niños y adolescentes en particular.

Estrategias concretas: 

Claudia Rojas enumera muy claramente acciones que apuntan a conectar a sus alumnos con su entorno a través de la historia:

• Mirar las características del entorno y la historia familiar de cada estudiante.

• Llevar a escala local los procesos históricos, económicos, territoriales. 

• Fortalecer el trabajo en terreno, que implica dar otra mirada a los espacios que son comunes para los estudiantes, pero que muchas veces, por ser tan cotidianos, pasan desapercibidos en su riqueza y complejidad. 

• Incluir en las tareas de la asignatura, el trabajo con memoria histórica, donde deban recoger información dentro de sus grupos cercanos.

• Realizar investigación local y vincular la escuela con la comunidad, dando espacio a que los jóvenes puedan encontrarse, en un contexto de aprendizaje, con personas relevantes.

Link: El capítulo Maestros de TVN, sobre Claudia Rojas

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