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Regístrate y accede a la revistaLa experiencia de Chile durante las últimas semanas de 2020 demostró que la apertura gradual de cerca de 1.400 colegios no llevó en ningún caso a brotes de la epidemia “y que los pocos casos de contagios identificados no se vincularon con la dinámica escolar”, en palabras de Claudia Uribe, directora de Unesco Santiago, quien defiende la importancia de un regreso presencial al aula.
A la fecha cumplimos ya un año desde que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia de la Covid-19 en el mundo y que, en consecuencia, la mayor parte de los países cerrara los establecimientos educativos afectando a 1.6 miles de millones de niños, niñas y jóvenes a nivel global. ¿Cómo seguimos ahora? ¿Por qué es clave un retorno seguro presencial aula? De ello, conversamos con Claudia Uribe, directora de UNESCO Santiago.
¿Por qué es clave implementar un retorno al aula seguro?
—Durante 2020, los países de América Latina mantuvieron los cierres durante un promedio de 29 semanas, según registros de la Unesco, e implementaron una variedad de estrategias de educación a distancia para mantener la continuidad educativa. Hoy tenemos evidencia de que, a pesar de los grandes esfuerzos realizados en esta materia, el impacto de los cierres en la región ha sido enorme en materia de aprendizajes, bienestar socioemocional y desvinculación educativa. Chile, por ejemplo, reporta que en primero medio, los estudiantes alcanzaron solo el 54% de los logros esperados en lenguaje, más de 80.000 estudiantes se desvincularon del sistema educativo y más de la mitad de los estudiantes de enseñanza media manifestaron sentirse “perjudicados” y “con menos ganas de hacer cosas”.
—Según las cifras internacionales y estudios, el retorno a clases es clave para reducir la brecha educacional, ¿es posible?
—Tal como lo señalan las cifras internacionales, la brecha educativa se profundizó a raíz de la pandemia. Esto, en razón de que las poblaciones en mayor situación de vulnerabilidad fueron las que tuvieron menos condiciones para aprovechar la oferta educativa a distancia. La falta de acceso a la conectividad y a dispositivos tecnológicos, la carencia de condiciones adecuadas en los hogares para llevar a cabo las actividades escolares y la carencia de acompañamiento pedagógico de parte de algún adulto, son solo algunos de los factores que afectaron de manera desproporcionada a los hogares de menores ingresos. El retorno a clases presenciales es por tanto aún más importante para esta población, acompañado de estrategias pedagógicas de reforzamiento y recuperación de aprendizajes y de atención a la dimensión socioemocional que se ha visto seriamente afectada.
“Hoy tenemos evidencia de que, a pesar de los grandes esfuerzos realizados en esta materia, el impacto de los cierres en la región ha sido enorme en materia de aprendizajes, bienestar socioemocional y desvinculación educativa”.
A la fecha, solo 25 países del mundo permanecen con cierres totales de sus establecimientos educativos, y hay bastante evidencia acumulada de que el regreso a clases presenciales donde haya condiciones sanitarias que lo permitan, puede hacerse de manera segura. La experiencia de Chile durante las últimas semanas de 2020 demostró que la apertura gradual de cerca de 1.400 colegios no llevó en ningún caso a brotes de la epidemia y que los pocos casos de contagios identificados no se vincularon con la dinámica escolar.
—¿Es factible cuidar la salud de los alumnos?
—Diversos organismos internacionales, entre ellos la OMS, Unesco y Unicef, han desarrollado lineamientos para proteger la salud y seguridad de estudiantes y trabajadores de la educación en un contexto de regreso a la presencialidad. Los gobiernos, por su parte, han desarrollado sus propias guías. Hoy día, Chile cuenta con un protocolo detallado y perfectamente alineado con las recomendaciones internacionales. Este contempla aforos, medidas de sanitización, distanciamiento social, utilización de mascarillas, ventilación, así como medidas para la identificación, aislamiento y seguimiento de casos. Un factor esencial es siempre guiarse por la valoración que hagan las autoridades sobre las condiciones de transmisión de contagios a nivel local y sólo avanzar en la reapertura cuando estas lo permitan. Asimismo, estar preparados para retroceder cuando la situación se torne desfavorable.
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