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Abr 2024 - Edición 281

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“La educación es un asunto humano, no tecnológico”

Catherine L’Ecuyer, doctora en Educación y Psicología, rompe mitos y señala que mucho más importante que la innovación en sí misma es responder a estas preguntas: ¿cuál es el sentido de esa innovación?, ¿cuál es el proyecto educativo de esta escuela?, ¿cuál es su visión del ser humano?

Por: Luz Edwards
“La educación es un asunto humano, no tecnológico”

“Lo que es revolucionario hoy es tener un proyecto distintivo, tener una identidad definida y distinta de la de otros centros educativos. Existe demasiada uniformidad, ganas de no destacar. Lo que sería de verdad una mejora educativa, es poner en práctica métodos y miradas que ya tienen un recorrido y que están basados en evidencias”, dice Catherine L’Ecuyer, investigadora experta en Teoría de la Educación y doctora en Psicología y Educación.

—Usted dice que el concepto “innovación” viene del mundo comercial, no del mundo de la educación. ¿Por qué?

—Educamos a seres humanos. El ser humano aprende de la misma forma hoy que hace 500 años o que dentro de 500 años. No es el ser humano quien cambia, sino el ambiente en el que se mueve. Y esos cambios no necesariamente responden a sus necesidades básicas; muchas veces son cambios propiciados por industrias que intentan vender productos, industrias que intentan sacar partido del mercado millonario de la educación. Industrias que inventan productos que luego se vuelven obsoletos y que dan paso a otros productos.

—¿Pareciera que se ensalza lo nuevo en desmedro de lo antiguo?

—Sí, porque es sinónimo de progreso y de modernidad. En educación un método no es bueno porque es “lo último”, es bueno cuando se basa en las evidencias, no en las ocurrencias. Hay colegios que pueden tener “complejos”, efectivamente, y se apuntan a las modas. Lo que pocos saben, es que casi todas las metodologías que llamamos “nuevas” vienen del inicio del siglo XX. El learning by doing –aprender haciendo– viene de Dewey, la idea de la pedagogía activa viene de Ferrière, los centros de interés vienen de Decroly, etc. No son nuevas, son bastante antiguas de hecho. No hay inconveniente en usar métodos antiguos, pero no los llamemos innovación.

—¿Cuál debiera ser el enfoque o la pregunta que lleve a un colegio a implementar o no una metodología o una herramienta nueva?

—Deberíamos preguntarnos: ¿cuál es el sentido de esa innovación?, ¿cuál es mi proyecto educativo?, ¿cuál es mi visión del ser humano? Todos los métodos conllevan un enfoque antropológico y nos conviene saberlo.

—¿Cuál debiera ser el rol del profesor en el mundo actual?

—Un estudio realizado en el 2007 por McKinsey compara 25 sistemas educativos exitosos en todo el mundo y concluye que “la calidad de un sistema educativo nunca estará por encima de la calidad de sus docentes”. Por lo tanto, hemos de apostar por mejorar la preparación, el prestigio y el cuidado de nuestros maestros. Esa preparación implica el cultivo de una serie de virtudes, que son imprescindibles en la tarea educativa. Hemos dicho, por ejemplo, que la crisis educativa es principalmente una crisis de atención. El docente tiene un papel clave en resolverla. El docente es aquel que puede dar sentido a los aprendizajes; conoce y ama su materia y, por lo tanto, es capaz de transmitirla con pasión, afecto, intuición y sensibilidad, cualidades que nunca tendrán los dispositivos tecnológicos. 

—¿Qué uso positivo podrían tener las pantallas y las tecnologías hoy en las escuelas?

—La educación es un asunto humano, no tecnológico. La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños de menos de dos años no usen pantallas y que los de entre dos y cinco años usen menos de una hora al día, y especifica que “no hay evidencia que relacione el uso de las pantallas con el aprendizaje”. Las pantallas han entrado en las aulas sin que se haya hecho la prueba de su mérito para el aprendizaje. De hecho, lo que hoy se sabe es que contribuyen a reducir el tiempo de atención de los alumnos. Hemos de distinguir entre fascinación ante estímulos frecuentes e intermitentes, y asombro, que es atención sostenida. Solo se aprende con atención sostenida. La tecnología es una herramienta maravillosa en una mente madura para usarla, que sabe dónde y cómo buscar la información.

Estudio Cultura escolar: Un concepto innovador

La organización Youth Truth en Estados Unidos hizo una encuesta a 80 mil estudiantes de 24 estados acerca de la percepción de los alumnos sobre la cultura escolar y develó que solo 1 de cada 3 considera positiva la cultura de su colegio.

Este dato es muy importante, ya que la “cultura escolar” es la que permite recorrer de mejor forma el camino de aprendizaje y las familias también son promotoras de esa cultura. 

Algunas ideas para cultivar una cultura escolar:

  • Cultura es conexión. Por eso es fundamental que haya comunicación entre los actores del establecimiento: profesores, directivos, apoderados, alumnos; entre ellos y como grupos también. 

  • Foco en que los alumnos se sientan seguros física y emocionalmente, y en entregar herramientas que les permitan relacionarse de manera positiva con los desafíos y emociones.

  • Cultivar relaciones de respeto y confianza entre los profesores y los alumnos, donde los profesores muestren a través de su trato que todo niño y joven es valioso, posee habilidades y puede aprender.

  • Estos aspectos permiten que los alumnos se sientan más cómodos y contentos en los colegios e incide en un mejor desempeño académico.

Fuentes: 

https://youthtruthsurvey.org/school-culture/ 

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