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Guía para el retorno a clases: las recomendaciones de Flich para reencontrarse asegurando el bienestar emocional

Tarde o temprano todas las comunidades educativas comenzarán a abrir las puertas de sus establecimientos y la mochila emocional será importante. Capacitar a los docentes en educación emocional para contener a los alumnos, fomentar la relación entre pares e involucrar a los padres son algunas de las recomendaciones de Fundación Liderazgo Chile.

Por: Verónica Tagle
Guía para el retorno a clases: las recomendaciones de Flich para reencontrarse asegurando el bienestar emocional

“Hoy pasamos de una escuela que enseña, a una que aprende”, asegura Arnaldo Canales, director ejecutivo de la Fundación Liderazgo Chile (Flich), organización que promueve el desarrollo de habilidades sociales y emocionales en la educación chilena. Según Canales, la pandemia ha puesto urgencia a desarrollar lo que es hoy una gran carencia en el sistema escolar del país, que es la falta de una educación emocional e integral, que considere los aspectos humanos y no solo los profesionales.

En este contexto, Flich lanzó las “Recomendaciones para el retorno de los docentes a las comunidades educativas” para facilitar la vuelta de las comunidades educativas a clases presenciales, con el foco en el autocuidado personal, reforzamiento de los afectos y la vinculación. “Estaremos frente a comunidades educativas frágiles tanto a nivel físico como emocional debido al confinamiento: niños ansiosos, con miedos, incertidumbre, sentimientos de culpa, carencias de juego, de socialización y deprimidos. Según estudios, uno de cada cuatro niños sufre ansiedad tras el encierro”, dice el documento y agrega que “será imprescindible una reinvención histórica de los docentes en relación con criterios educativos, de cuidado y de salud entendida como bienestar físico, mental, emocional y social, con diferentes intensidades y matices. Las escuelas deberán acoger a los estudiantes con calidez en pequeños grupos, ofreciendo los espacios de intimidad que necesitan para elaborar e integrar sus vivencias traumáticas, lo que debería ayudarles a recuperar confianza y seguridad en sí mismos, en los demás, y en la vida”.

Arnaldo Canales asegura que, “para lograr el bienestar emocional de un niño, el docente debe estar en condiciones de traspasar tranquilidad y para eso debe trabajar en su propio bienestar emocional”. Esta necesidad de vinculación se da desde los cuatro años de vida, cuando el niño deja de vivir en el egocentrismo y el yo hacia adentro y comienza a buscar a sus compañeros y el juego de roles. A partir de ese momento el distanciamiento social se hace más difícil.

En primer lugar, la guía recomienda que los profesores empiecen a ir al colegio dos semanas antes que los niños para capacitarse en educación emocional, en el reconocimiento de sus propias emociones y generación de estrategias concretas para abordar con los estudiantes. “El docente tiene que desarrollar habilidades que, si bien son entrenables, hoy carecen y nadie puede enseñar lo que no tiene. Si el docente no trabaja en eso, es muy probable que carezca de herramientas para poder propiciar estos espacios con sus propios estudiantes”, agrega Arnaldo. Trabajando este tema articuladamente con jefes UTP, equipos de gestión y docentes con actividades concretas, se podrá reforzar y gradualmente habilitar al niño para reencontrarse con los compañeros, los afectos, los vínculos.

En segundo lugar, y una vez recibidos los estudiantes en las aulas, se recomienda hacer una evaluación socioemocional de todos los niños con el apoyo de los equipos PIE (Programas de Integración Escolar) y de Convivencia Escolar y hacer seguimiento del proceso de adaptación de cada uno.
En tercer lugar, se sugiere que sobre el 70 por ciento de las actividades se realicen fuera de la sala de clases, en espacios abiertos, en los patios, o disponer la sala en espacios circulares, dado que es un factor de resiliencia fundamental para la infancia del posconfinamiento. “La naturaleza proporciona a los niños lo que se necesita para crecer y desarrollarse saludablemente a nivel físico, emocional, social, creativo e intelectual”, explica la guía. Arnaldo Canales aclara que, puesto que es posible que en el invierno de 2021 sigamos lidiando con el coronavirus, la imposibilidad de hacer clases en el exterior se puede reemplazar con un sistema semipresencial.

—¿Cómo ha sido la recepción en las comunidades escolares?

—Ha sido muy positiva. Como fundación, hemos insistido en que más allá de la importancia de terminar el año aprobado o reprobado, tenemos que enfocarnos en que los recursos que emplea el docente para lograr aprendizajes significativos, nacen del reencontrarse y resignificar el propósito moral del docente con ellos mismos. Ha sido muy potente porque nos ha permitido visibilizar los programas que ofrecemos especialmente para pandemia sobre gestión emocional para comunidades educativas, donde el docente desarrolla sus propias competencias emocionales por medio de la didáctica.

—¿Crees que estamos preparados para abrir las puertas de los establecimientos?

—Si bien las condiciones están siendo gradualmente asimiladas por la ciudadanía, mientras no haya una vacuna y garantías muchos apoderados no sentirán la seguridad para llevar a sus hijos al colegio. Probablemente, el 2021 va a implicar una semipresencialidad ya como un estándar de la futura educación.

—¿Cómo asegurar el bienestar emocional de la comunidad educativa?

—Es fundamental trabajar en conjunto. Capacitar a los docentes para crear climas emocionales con el estudiante, para que pueda manifestarse y verbalizar emociones contenidas y eso se hace con estrategia, dinámicas, separándolos en grupos. Por otra parte, generar espacios de seguridad psicológica donde el docente pueda decir lo que piensa, crear ideas, generar innovación sin miedo a ser castigado o cuestionado por sus pares. Finalmente, trabajando con los padres, que hoy se están dando cuenta de lo complejo que es educar a sus propios hijos.

—¿Cómo fomentar la colaboración de los apoderados en la implementación de estas medidas?

—Creemos que debería haber una escuela para padres. La educación emocional requiere varias etapas. La primera es sensibilizar de qué se trata la educación emocional y enseñar el triángulo emocional que tiene que ver con el sentir, pensar y actuar: enseñar a ponerles nombre a las emociones y el desarrollo de conciencia, que el padre sepa que tiene que hacerse cargo de estas emociones e invitarlos a colaborar con los docentes.

—¿Cómo ves el 2021 y sus desafíos?

—El desafío será reconfigurar y resignificar la educación emocional. Hoy, la pandemia nos demuestra que tenemos que cambiar la mirada para tener una educación integral. Hemos tenido una educación que solo ha construido trabajadores y sin desarrollo humano, y sin eso no tendremos evolución social que es lo que tanto demandan los padres, docentes y estudiantes.


Link de la guía

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