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Abr 2024 - Edición 281

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David Preiss: Para que la apertura a clases sea positiva

No todos los estudiantes han vivido esta pandemia del mismo modo y por ello es clave ser sensibles a las diferencias individuales y familiares de cada uno: así de claro es el psicólogo y sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y doctor en Psicología de Yale University (EE.UU.), David Preiss sobre la salud emocional de los alumnos y el retorno a clases.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
David Preiss: Para que la apertura a clases sea positiva

Explica que antes que nada es necesario comprender que en una gran cantidad de casos no se trata de un ‘retorno’ a clases… “ya que muchos estudiantes han estado en clases virtuales y están agotados. Las demandas atencionales de Zoom son mucho mayores que las de una clase presencial. En el caso de quienes hayan perdido clases, es importante restablecer el vínculo pedagógico”.

—¿Qué ha ocurrido con el aprendizaje, entonces?

—En todos los casos es necesario entender que los procesos de aprendizaje suceden en un nicho social, y ese nicho ha estado severamente afectado por la pandemia. Y no es que los estudiantes hayan estado congelados desde que dejaron la educación presencial hasta ahora: han tenido una serie de experiencias que es necesario procesar y enmarcar. Por lo demás, muchos han seguido interactuando usando exclusivamente medios digitales y probablemente eso ha tensionado sus relaciones interpersonales también.
En la medida de lo posible, creo que es importante que familias y escuela generen puentes de comunicación significativos, donde puedan poner la salud mental y el cuidado de las relaciones interpersonales como prioridad, especialmente en este cierre de año escolar.

—¿Cómo manejar el estrés y la ansiedad de la comunidad escolar?

—Este retorno a clases no es un retorno normal. Es un retorno en un contexto de medidas sanitarias bastante extremas. Por lo cual, creo que es importante acotar expectativas y priorizar contenidos, para que los estudiantes no sientan que están exigidos a rendir como si el contexto que están viviendo no fuera extraordinario.
Creo que es importante transmitir que se reconoce la realidad que estamos viviendo, y también ser claros de que la ciencia y la sociedad están tomando las medidas para controlar la pandemia. Es un buen momento para trasmitir a los estudiantes el valor que tiene el conocimiento, y la ciencia en particular, para sobrellevar estos desafíos, y que la humanidad ha logrado vencerlos gracias a su conocimiento acumulado y a su creatividad. Por supuesto, este mensaje hay que ajustarlo a las diferentes edades y transformarlo de un modo que envíe tanto un reconocimiento de los desafíos de la realidad como de las iniciativas que se están tomando para salir adelante. No estamos indefensos. Hay mucha gente trabajando para que estemos mejor y la ciencia ha avanzado a una velocidad extraordinaria.

—¿Por qué es relevante volver a clases?

—Yo creo que lo importante no es el retorno a clases per se, sino que la reconstrucción de un sentido de comunidad escolar. Por lo demás, los conocimientos que tenemos sobre el rol que juegan las escuelas en la transmisión viral están en evolución. Sabemos, además, que en situaciones de alta transmisión comunitaria no es posible mantenerlas abiertas y que, si hay casos en las escuelas, aquellas donde se presenten van a tener que volver a cerrar por un tiempo según lo digan los protocolos, y sabemos también que el retorno a las escuelas no es a la situación previa a la pandemia.

Por lo tanto, hay muchos aspectos dinámicos en el contexto que es necesario elaborar y tenemos que transmitir a los estudiantes que estamos buscando los mejores arreglos para ellos y ellas sobre la base de un conocimiento y una pandemia que tienen una evolución en el tiempo.
Creo que no hay que hablar de “retorno a clases”, sino que de “apertura de establecimientos” y transmitir la idea de que la escuela y las clases siguieron vivas mientras estuvieron online. Para que esta apertura sea positiva, es necesario poner como prioridad principal el cuidado de la salud mental de toda la comunidad escolar.

—¿Es posible lograr motivar a los alumnos a estas alturas?

—Creo que más que “motivar” hay que pensar en un cierre del año escolar, que permita a los estudiantes hacer un procesamiento significativo de su experiencia y que puedan recoger los múltiples aprendizajes que les ha dejado este año en curso, partiendo por aquellos que no son curriculares.

—A tu juicio, ¿qué han aprendido este año los alumnos?

—Es una pregunta que no se puede responder de un modo general. Depende mucho de las escuelas y de la situación de las familias. Sin duda, lo que hemos aprendido todos es que somos mucho más vulnerables de lo que pensamos, que necesitamos a la ciencia y el conocimiento para reducir esta vulnerabilidad, y que las predicciones que teníamos sobre nuestro impacto en los ecosistemas se están cumpliendo, lamentablemente. Es un muy buen año para trabajar en temas actitudinales y valóricos como lo son la valoración de la ciencia, el respeto por el medio ambiente, la importancia de la colaboración y el altruismo (tal como lo demostraron los profesionales de la salud), el cuidado de la tercera edad, la solidaridad con los más vulnerables, y la importancia de nuestras relaciones interpersonales en nuestro desarrollo.

—¿Cómo deberán enfrentar el año 2021? ¿Qué recomendaciones desde el punto de vista socioemocional es posible entregarles a los docentes?

—El 2021 tiene dos ventajas respecto del 2020: ya sabemos cómo viene, no es una sorpresa, podemos planificar para el año; además, cada día que pasa es un día menos y no uno más (a menos que el virus mute de un modo que alargue el proceso de encontrar soluciones farmacológicas). Si podemos incorporar un sentido de planificación (y, por ende, de control) y de optimismo, creo que estaremos en muchas mejores condiciones para enfrentar el próximo año.

Asimismo, podemos, basados en los aprendizajes del año 2020, capitalizar lo que sirvió y compensar lo que no sirvió. Tenemos una base de aprendizaje que no teníamos y eso es un gran recurso para fortalecerse. Pero nada se puede lograr si no es con un sentido de cuerpo y de propósito, y en ese sentido es tremendamente importante el rol que pueden jugar los directivos escolares en la construcción y mantención de las comunidades escolares.

¿Cómo ayudar a los profesores para que enfrenten los últimos días de este año?

  • Reconociendo sus contribuciones, dándoles espacio para expresar sus ideas y acogiendo aquellas que permitan prepararnos para la segunda ola de esta pandemia, que esperemos sea menos dura en Chile de lo que ha sido en otros lugares.

  • Si alguien tiene conocimiento de cómo podemos preparar las escuelas mejor para el 2021 son ellos y ellas. Asimismo, creo que es tremendamente importante generar espacios de autocuidado individual y grupal para los docentes, que les permitan pedir y encontrar ayuda si es que la necesitan.

  • Además, es central reconocer y validar ante los apoderados el rol que ellos han jugado en la formación de los estudiantes.

Sobre David Preiss

Integrante del Consejo Directivo de MideUC. Psicólogo y sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y doctor en Psicología de Yale University, EE.UU. Actualmente es profesor asociado de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se ha especializado en la investigación de los patrones instruccionales presentes en las salas de clase de escuelas públicas chilenas; en la psicología de la creatividad y la escritura, y en las consecuencias intelectuales del uso de tecnologías sobre diversas habilidades humanas. Es autor de numerosas publicaciones internacionales y coeditor, junto a Robert J. Sternberg, de los libros “Intelligence and Technology: The Impact of Tools on the Nature and Development” (Erlbaum, 2005) e “Innovations in Educational Psychology: Perspectives in Teaching, Learning and Human Development” (Springer Publishing Company, 2010). Sus actividades de investigación han sido financiadas por Fondecyt, Fonide, Fondap, Fondef y Fundación Andes.
Señala David Preiss que “no hay que hablar de ‘retorno a clases’ sino, que de ‘apertura de establecimientos’ y transmitir la idea de que la escuela y las clases siguieron vivas mientras estuvieron online”.

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