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Abr 2024 - Edición 281

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Pare al comprar por comprar

Muchas familias se sienten presionadas por sus hijos a la compra constante de ropa de marca, aparatos tecnológicos, entretenciones y hasta comida preparada… Dos expertas en “consumo responsable” nos entregan datos y argumentos para conversar con los hijos sobre la relación entre cuidado del medio ambiente y un menor consumismo.

Por: M. Ester Roblero
Pare al comprar por comprar

Aunque los adolescentes, en general, se definen como ecologistas y amantes de la naturaleza y los animales, a veces no relacionan el cuidado del medio ambiente con un menor consumismo. “Cuando pensamos en lo sustentable, a veces se reduce este concepto solo al manejo de los residuos, pero es mucho más que eso. Al momento de elegir comprar algo, uno debe preguntarse si es sustentable para mi bolsillo, para mi vecino, para el comercio local y para el planeta”, explica Fran Amenábar, profesora, fundadora del blog “Lo que más puedo” y miembro del directorio de AdC Circular, Asociación de Consumidores Sustentables de Chile.
“Efectivamente, una conducta muy importante a la hora de cuidar el medio ambiente es comprar solo lo que de verdad necesitamos. Si nos llenamos de cosas que se vuelven innecesarias a los dos meses, después terminan llenando los vertederos. Aunque todos compráramos productos sustentables y después recicláramos los envases, el gran problema seguiría siendo el sobreconsumo. No solo necesitamos comprar de manera responsable, sino que comprar menos y comprar solo lo que necesitamos”, agrega Camila Siles, ingeniera comercial de la UC y gerente general de Birus, consultora que ayuda a las empresas a definir e implementar estrategias de sostenibilidad.

Cambio de hábitos y decisiones responsables

Conversar en familia y con los alumnos sobre qué compramos y cuánto compramos hoy es muy importante, tanto para evitar el sobreendeudamiento y ahorrar para el futuro, como para cambiar hábitos que están destruyendo nuestro ecosistema. Fran Amenábar enumera acciones importantes en este sentido y que pueden dar origen a un diálogo a fondo con los hijos:

  1. Organizar las decisiones: distinguir entre el “yo necesito algo”, y “yo quiero esto”. Es un buen ejercicio diferenciar entre ambas categorías.
  2. Antes de comprar algo, pensar en la posibilidad de lo colaborativo. Por ejemplo, en el caso de herramientas como un taladro, algunas máquinas para el hogar como una cortadora de pasto, etc., se puede considerar el compartir y turnarse entre familiares o vecinos. En el caso de los jóvenes, compartir y cuidar en común ciertos aparatos como una impresora, o cámara de fotos, también va en esta misma línea.
  3. Considerar tendencias actuales como “servitización”, que nos permite arrendar ciertos insumos (herramientas, bicicletas, ropa para algunas ocasiones especiales…) y la “alargascencia”, que nos lleva a preferir productos que se pueden reparar, de modo que duren más.
  4. Personalizar la ropa. Muchos adolescentes se sienten presionados a comprar ropa de marca porque los demás la llevan. Fran Amenábar los invita a ser creativos, transformar prendas usadas, bordar y transformar lo que tienen o reciben. Es una manera actual y ecológica de verse bien y de modo diferente a los demás.

“En la medida en que se reflexione de esa manera antes de comprar algo, obviamente disminuyen los residuos y deshechos que acumulamos. Así logramos un impacto concreto en la sustentabilidad de nuestro propio presupuesto y del medio ambiente”, explica Fran Amenábar.

Camila Siles V.

Enfrentando la presión social

Para muchas familias es difícil abordar este tema con los hijos adolescentes ya que ellos se sienten muy presionados por sus amigos y el entorno social a comprar ciertas marcas y objetos. Camila Siles considera que hay varios argumentos que pueden ayudarlos a enfrentar con más libertad estas presiones:

“El primer argumento tal vez no es tan simple de entender para los adolescentes, pero es muy importante: el consumismo no te hace más feliz. Ansiar constantemente algo que no tienes, te hace sentir una ansiendad interna que impide ver otras fuentes de felicidad. Hay que comprender que el marketing está todo el rato llevándote a vitrinear, a desear muchas cosas que la mayoría de las veces no necesitas”, señala.

“El segundo argumento, que puede ser muy contundente para los jóvenes, es que cada vez que compramos algo, estamos ‘votando’ por alguien y por un tipo de sociedad. Porque, si bien es cierto que uno ‘vota en las urnas’, cada vez que eliges un producto o servicio, le estás dando apoyo económico a una empresa o servicio específico”, explica. “Cada consumidor tiene la oportunidad de ‘votar’. Al conversar con los adolescentes se les puede invitar a ‘votar’ en este sentido, de modo informado y responsable: si tú quieres que las empresas que más se preocupan por el medio ambiente, las que mejores condiciones de trabajo ofrecen a sus colaboradores, las que tienen mejores proyectos sociales, sean aquellas a las que les vaya bien, prefiérelas”.

Camila Siles señala que informarse antes de comprar algo es un proceso que en sí mismo lleva a reflexionar por las opciones de compra y a no actuar de modo impulsivo: “Cuando uno entiende que con su compra o no compra, está aportando con un grano de arena a que una empresa sobreviva vs. otra; o que cuando dejas de comprarle a una marca porque tiene valores contrapuestos a los tuyos, está influyendo en construir el tipo de sociedad que desea”.

  1. Al respecto, esta ingeniera comercial recomienda fijarse en:
  2. Qué prácticas tiene una empresa con sus trabajadores. Esa información no siempre está disponible, pero hoy muchas empresas ya tienen certificaciones, como de “comercio justo” o de “empresas B”.
  3. Los envases de los productos. Existe mucha información útil de ir aprendiendo, incluso podemos buscar la dirección de su página web, investigar y así tomar decisiones más informadas.
  4. El apoyo que podemos dar a pequeños emprendedores locales, porque eso tiene impacto en la huella de carbono y el crecimiento de nuestras localidades.

Fran Amenábar Ch.

Ya no es ir a contracorriente

Volverse un “consumidor más responsable” no es una carrera en solitario: “Cada vez existen más iniciativas de los gobiernos, de las propias empresas y de la sociedad civil en esa línea. Quizá lo que más nos falta es información y educación”, señala Fran Amenábar y enumera algunos hitos importantes:

  • En Chile contamos con un Consejo de Ministros para la Sustentabilidad (CMS), presidido por la ministra del Medio Ambiente.
  • En mayo pasado este consejo aprobó el decreto final de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que responsabiliza a los productores e importadores de financiar una correcta gestión de los residuos.
  • Este año 2020 el Ministerio del Medio Ambiente está avanzando en la elaboración de la Hoja de Ruta de Economía Circular, para que los materiales que entran en el ciclo económico se aprovechen durante el mayor tiempo posible o incluso de forma indefinida.

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