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Abr 2024 - Edición 281

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Aprender a convivir: La gran asignatura familiar en tiempos de cuarentena

¿Qué recordarán nuestros hijos de estos días de encierro forzado? ¿Un clima tenso y lleno de peleas en el hogar, o días en que cada cual logró ceder, esforzarse y sacar lo mejor de sí mismo para afrontar una situación difícil que nos puso a prueba?

Por: M. Ester Roblero
Aprender a convivir: La gran asignatura familiar en tiempos de cuarentena

“¡Seamos realistas!”. Es un primer consejo importante de tener en cuenta durante la cuarentena, señala Daniela Aldoney, psicóloga UCh y académica UDD. “La convivencia forzada puede generar muchos roces y amplificar las dificultades ya existentes en las relaciones familiares. Estemos conscientes de eso de manera de no idealizar este tiempo como ‘armonioso para estar juntos’. Si una familia –antes de la cuarentena y de los niños sin ir a la escuela–, no solía compartir comidas o instancias de diversión, no sucederá mágicamente ahora”, afirma. Este realismo no implica ser pesimistas: “Hay que ir probando nuevas estrategias y no forzar situaciones”, señala esta psicóloga. “Convivir armoniosamente es un proceso activo, que requiere del esfuerzo de todos; hay que conversar y establecer pautas de relaciones consensuadas y lo más realistas posible. Por ejemplo: si un adolescente no suele contarles a sus padres lo que siente, o qué le pasa, no lo comenzará a hacer de un día para otro. Quizá es más realista decir: ‘Ahora que debemos estar todos juntos, qué tal si cenamos a las ocho y luego vemos un programa de televisión…’ ¡Eso ya es un desafío!”, señala.

El estudio y las tareas como fuente de conflicto

Daniela Aldoney, al igual que muchos profesionales, llama a la calma durante estos días: “Esta es una situación extraordinaria, por lo cual no podemos esperar los mismos resultados escolares de nuestros hijos, ni exigirnos lo mismo a nosotros que a un profesor. Una buena idea es poder ponerse de acuerdo entre educadores y apoderados sobre algunos logros mínimos y realistas, y poner las energías en eso. Hay aprendizajes que se pueden incorporar en el día a día y que no requieren, necesariamente, un contexto de aula, sentados en un escritorio. Es un gran desafío para los profesores acomodarse a nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje y un gran desafío para los padres también”, afirma. 

“Con eso en mente, es importante recordar que los padres somos un gran apoyo en el proceso de aprendizaje de los hijos, pero no somos educadores ‘formales’; no pretendamos serlo”. La psicóloga recomienda a los papás cuidar procesos como:

  1. Generar rutinas: por ejemplo, crear un horario fijo para dedicarse a temas escolares.
  2. Crear un ambiente propicio para el aprendizaje: apagar TV y pantallas, designar un lugar para hacer los deberes escolares.
  3. Supervisar avances: preguntar por lo hecho, llevar una agenda.
  4. Mantener comunicación fluida con los educadores y comunidad educativa: puede ser por WhatsApp para compartir dudas, estrategias exitosas, frustraciones, etc.

Daniela Aldoney, psicóloga de la Universidad de Chile, magíster y doctora en Desarrollo Humano por la Universidad de Maryland, College Park. Actualmente es investigadora docente del Centro de Apego y Regulación Emocional (CARE) en la Universidad del Desarrollo.

El apoyo y la contención

Para esta psicóloga y académica, lo más importante “es recordar que nuestra labor central como padres es acompañar a nuestros hijos, contenerlos, hacerlos sentirse queridos y valiosos. En estos tiempos de incertidumbre es normal que los patrones habituales de relacionarnos cambien. Tanto padres como hijos podemos sentirnos más sensibles, irritables, necesitados de cercanía. Tengámonos paciencia y seamos empáticos con las necesidades de cada uno”, aconseja.

En esta línea, hay dos aspectos importantes de cuidar:

  • Compartir lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos asusta, etc. y así evitar el aislamiento psicológico. “Tampoco se trata de agobiar a nuestros hijos con preguntas, sino de crear los espacios y dar el ejemplo. A todos nos están pasando cosas que nos cuesta explicar en este momento. A los padres también. Seamos cariñosos entre nosotros y con nosotros”.
  • Respetar momentos de privacidad y soledad. Estar todos juntos en la casa no significa tener que estar haciendo cosas juntos todo el rato. Por ejemplo, es importante respetar las conversaciones por teléfono que cada uno quiera tener, o simplemente respetar el silencio del otro.

Repartir tareas domésticas

Un tema que puede ser fuente de peleas y discusiones durante estos días se refiere a las labores de orden y limpieza de la casa, y su justa distribución entre todos. “La evidencia nos señala que es más importante que cada uno esté conforme con el cómo se han dividido las tareas, a que se hayan dividido de manera igualitaria. Todos deben contribuir a partir de sus condiciones (edades, habilidades, intereses, etc.), pero ¡todos deben hacer algo!”, recomienda Daniela Aldoney.

Por otra parte, esta convivencia forzada nos da la ocasión de aprender a gestionar los conflictos dentro de una familia:

“Es importante estar conscientes de que los roces aparecerán tarde o temprano y en distintos grados. Si unos hermanos antes de la cuarentena no se llevaban bien, es probable que sus diferencias se vean aumentadas ahora. La experiencia nos ha mostrado que el conflicto en sí no es negativo, sino la manera de solucionarlo. Lo ideal es llegar a acuerdos, de la manera más tranquila posible. Para ello es mejor evitar ‘resolver’ el conflicto cuando los ánimos están muy alterados, porque si estamos con mucha rabia, frustración o pena, es difícil pensar claramente y tomar buenas decisiones. Esto es aplicable tanto para padres como para hijos”, explica la psicóloga.

Nélida Zaitegui

6 claves de la convivencia

¿Cómo se aprender a convivir?, pregunta Nélida Zaitegui, destacada educadora y promotora de la construcción de convivencia positiva en centros educativos. “¡Conviviendo!”, responde.

  1. ¿Qué entendemos por convivencia? “¿Que no haya conflictos? Convivencia es esforzarse por desarrollar en los alumnos e hijos el respeto por la dignidad de otras personas, a reconocer los derechos y obligaciones de los demás”.
  2. ¿Qué hacemos con los conflictos? “¿Meterlos debajo de la alfombra? No, eso sería perder toda la posibilidad de aprendizaje y madurez que trae el abordar bien un conflicto. Por eso, cómo lo hagamos es fundamental”.
  3. ¿Quién pone las normas? “Si los niños y alumnos no participan en la elaboración de las normas, serán siempre normas de otro”.
  4. La participación. “En educación no se puede aplicar la medida de ‘todo para ellos, pero sin ellos’. Para que los hijos maduren, no hay que ocultarles la realidad, eso sería infantilizarlos. Para que sean autónomos, con capacidad de autogestionarse, hay que conversar con ellos”.
  5. Eliminación de todo tipo de violencia.
  6. Dar argumentos: Enseñamos a pensar con frases hechas, pero debemos dar argumentos, trabajar el pensamiento fino y reflexivo.

Daniela Aldoney, psicóloga de la Universidad de Chile, magíster y doctora en Desarrollo Humano por la Universidad de Maryland, College Park. Actualmente es investigadora docente del Centro de Apego y Regulación Emocional (CARE) en la Universidad del Desarrollo. 

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