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Oct 2024 - Edición 287

Acciones para una sana convivencia escolar

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¿Es la tecnología un fenómeno que facilita o interfiere en el aprendizaje?

¿Es la tecnología un fenómeno que facilita o interfiere en el aprendizaje?

¿Es la tecnología un elemento que facilita o interfiere en el aprendizaje? Esta interrogante, cada día más relevante en nuestro sistema escolar, ha sido abordada por la Agencia de Calidad de la Educación con importantes percepciones.

En primer lugar, es importante considerar que la tecnología forma parte de la vida de los jóvenes. Un 77% de los estudiantes de 2° medio cuenta con un celular con acceso a internet móvil y la mitad de ellos declara usarlo en clases. Asimismo, los estudiantes ven un enorme potencial en la relación tecnología y estudios: el 86% piensa que en internet se puede aprender cualquier cosa y el 85% declara que la tecnología lo ayuda a estudiar.

Pero, a pesar de que la tecnología forma parte de la cotidianidad de las nuevas generaciones, los resultados de Chile en evaluaciones internacionales muestran que un bajo porcentaje de nuestros estudiantes (12%) logra un manejo autónomo, crítico y responsable de la información digital. Asimismo, los jóvenes reconocen que la tecnología puede ser un distractor: un 76% menciona que se pierde mucho tiempo por culpa de los celulares, las tabletas y los videojuegos.

En efecto, mientras un 41% de los estudiantes de 2° medio declara no realizar otras actividades mientras estudia (o solo tareas de baja demanda), un 52% chatea, ingresa a redes sociales y/o ve videos mientras estudia. Además, un 7% de los estudiantes de 2° medio juega videojuegos mientras estudia.

Si bien esta última actividad puede ser contraproducente cuando se presenta como una interferencia ante otras (como estudiar para una prueba), lo cierto es que las nuevas generaciones realizan más actividades al mismo tiempo que generaciones previas, especialmente cuando estas implican el uso de dispositivos digitales. Así la “multitarea digital” define la manera de “estar en el mundo” de la nueva generación de estudiantes, y supone un enorme desafío para nuestras escuelas.

Sin embargo, estudios de la Agencia han evidenciado la inexistencia de lineamientos institucionales respecto al uso de tecnologías, habiendo solo medidas prohibitivas (el 84% de los profesores prohíbe el uso de celulares en clases), o conversaciones informales respecto a su manejo y uso en el aula. Además, cuando las tecnologías efectivamente se utilizan en clases, se trata comúnmente de material de apoyo audiovisual y presentaciones en Power Point, estando el protagonismo del uso de los recursos digitales en el docente y no en los estudiantes, por lo que la tecnología no se presenta como un incentivo o motivación para aprender.

¿Cuáles son los desafíos del sistema escolar ante este escenario? En primer lugar, es importante generar lineamientos institucionales respecto al uso de tecnología, y para ello es necesario generar una política compartida y conocida por toda la comunidad escolar respecto al uso pedagógico y no pedagógico de los celulares en el aula, debatiendo las dificultades y ventajas que traen para el aprendizaje.

Asimismo, el uso de tecnología en el aula debiera facilitar una clase más dinámica y atractiva para los estudiantes, con metodologías que capten su interés y establezcan un vínculo con su vida cotidiana (permeada por dispositivos digitales).

Por último, es importante conocer las distintas características de los usuarios a la hora de vincularse con la tecnología. Así, por ejemplo, entendiendo las diferencias asociadas a la edad, al sexo y grupo socioeconómico de los estudiantes, será posible trabajar en mayor medida la supervisión y acompañamiento permanente de un adulto, aplicar filtros a los contenidos a los cuales están accediendo, o la autorregulación de los jóvenes y el manejo funcional de herramientas tecnológicas, entre otras, de acuerdo a las necesidades prioritarias de cada grupo.

La tecnología en sí misma no puede comprenderse como un elemento que facilita o interfiere en el aprendizaje. Es su uso, y la intensidad de él, lo que determina cuál es la relación entre tecnología y aprendizaje, y por ello es ahí donde deben focalizarse todos nuestros esfuerzos..

 

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