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Abr 2024 - Edición 281

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Inger Enkvist, exasesora del Ministerio de Educación de Suecia: Ser buen profesor significa preparación, concentración y voluntad de hacer un buen trabajo

Un buen docente no debe descuidar su propia salud física y psíquica. Trabajan con personas –muchas y al mismo tiempo– y deben tener la suficiente energía para atender sus dudas y enseñarles la materia. “El profesor necesita descanso y sueño, estímulo intelectual, belleza, silencio, compañía y un largo etcétera. Si está ocupado con las tareas de la escuela y con el cuidado de su familia todas las horas despiertas, terminará cansado y malhumorado”.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Inger Enkvist, exasesora del Ministerio de Educación de Suecia: Ser buen profesor significa preparación, concentración y voluntad de hacer un buen trabajo

Sabe del tema y se nota. Inger Enkvist fue asesora del Ministerio de Educación de Suecia y tiene años de experiencia. Actualmente se desempeña como catedrática emérita de la Universidad de Lund y durante el mes de agosto estuvo de visita en nuestro país. Llama la atención de inmediato la importancia y el rol que les asigna a los docentes. A ellos les hace un interesante llamado: “Deben ocuparse por su salud física y psíquica”. Añade que los profesores son como los médicos y los abogados, “tienen que ser creativos y poseer un adecuado lenguaje para comunicarse con sus alumnos”.

Inger Enkvist, exasesora del Ministerio de Educación de Suecia

Asegura la experta que en la sala de clases “no podemos garantizar que los alumnos hayan dormido bien, pero el profesor sí es el responsable de sí mismo. Para poder tratar con un grupo de jóvenes, uno tiene que estar muy concentrado: hay que saber muy bien lo que uno dice o no. Muchas veces los conflictos entre alumnos y docentes ocurren el día jueves o al fin de la semana, porque están todos cansados”.

—Según ha señalado, un profesor toma cerca de 3.000 decisiones al día, entonces ¿por qué es clave que los docentes desarrollen y se preocupen por su propio estado físico?

—Porque la profesión cansa mucho. Alrededor del profesor están treinta o cuarenta otros seres que se mueven, toman iniciativas, observan, escuchan y se recuerdan. Pongamos algunos ejemplos que son muy importantes: en un aula, lo que sucede puede ser inesperado, pero el profesor debe saber cómo reaccionar. Además, todo ocurre muy rápido, pero aún así el profesor debe tener una respuesta. Y no solamente aquello, ya que pueden suceder varias cosas a la vez, y el profesor no puede “perder la cabeza” y debe saber cómo priorizar.

En fin, todo lo que hace el profesor sucede “en un escenario” en el sentido de que los alumnos observan al profesor y pueden acordarse mucho tiempo. Por tanto, el docente no puede permitirse hablar a la ligera, porque un término mal utilizado y una valoración no equilibrada pueden dañar la confianza entre alumnos y profesor. También, los alumnos pueden contar en casa lo sucedido, lo cual puede acarrear consecuencias negativas.

En resumen, se exige al profesor que mantenga una línea de enseñanza de un contenido específico y a la vez que tenga en cuenta las necesidades de los alumnos. Por eso, ser buen profesor significa preparación, concentración y voluntad de hacer un buen trabajo.

—¿Es clave que los maestros se preocupen de cultivar su salud psíquica?

—El estado físico y el estado psíquico del profesor son dos facetas de lo mismo. El profesor necesita descanso y sueño, estímulo intelectual, belleza, silencio, compañía y un largo etcétera. Si está ocupado con las tareas de la escuela y con el cuidado de su familia todas las horas despiertas, terminará cansado y malhumorado.

Necesita “llenar el depósito” de belleza y buen humor para ser una persona positiva en el mundo del alumno. Todos los alumnos, también los que no tienen vocación académica, notan cómo reacciona el profesor que es quien marca el tono de la convivencia escolar.

—¿De qué manera pueden los docentes cultivar un cuerpo y una mente sanos? ¿Qué estrategias son claves?

—Lo mismo. Saber “manejarse”. Saber encontrar horas para el sueño, horas para caminar, un rato para escuchar su música favorita y para hablar con un amigo o un familiar.

Precisamente porque el profesor necesita todo eso, debe estar bien preparado, porque pocas veces tiene tiempo para estudiar los temas una vez que está trabajando. Quizá puede encontrar tiempo para ponerse al día en algún aspecto, pero lo esencial del estudio debe haberse hecho ya.

—Para Platón, los deportes, la educación física, eran una parte esencial de la educación integral. ¿Comparte esa afirmación?

—Sí, la educación física es importante. Algunas escuelas logran encontrar tiempo cada día para el ejercicio físico. Como para los profesores, el ejercicio físico tiene a la vez un efecto físico y un efecto psíquico. Disminuye el estrés de los alumnos, ayuda a la concentración, permite que haya menos pequeños conflictos de aquellos que suelen surgir en la convivencia diaria entre muchas personas.

—¿Por qué un profesor que se ocupa de estar sano, trabaja mejor con sus alumnos y permite mejorar su nivel de aprendizaje?

—Justamente, debido a que puede controlarse mejor. Actúa tal como sabe que debe actuar. No está de mal humor, no está cansado, le gusta lo que está haciendo, toma mejores decisiones, y todo eso lo convierte en mejor profesor.

En otras palabras, tiene la posibilidad de integrar en su actuación más aspectos intelectuales y sociales que si estuviera constantemente cansado. La buena docencia es una actividad compleja.

—¿Es el deporte una forma de educar a los alumnos? ¿Por qué los alumnos que realizan actividad física mejoran su rendimiento escolar?

—Sí, estar en forma física permite mejorar la concentración y la atención. Hay una relación entre el cuerpo y la mente. El bienestar físico permite a la persona olvidarse un rato de su propio cuerpo para dirigir la atención hacia algo que está fuera del cuerpo y así aprender.

Tanto el cuerpo como la mente necesitan “ejercicio” para estar en plena forma. El término “psicosomático” resume la interrelación entre los dos. Los neurólogos constatan que el recreo durante el día y el sueño durante la noche forman parte del aprendizaje, porque mantienen la salud del alumno a la vez que ayudan al cerebro a organizar y a fortalecer el aprendizaje.

“Para los profesores, el ejercicio físico tiene a la vez un efecto físico y un efecto psíquico. Disminuye el estrés de los alumnos, ayuda a la concentración, permite que haya menos pequeños conflictos de aquellos que suelen surgir en la convivencia diaria entre muchas personas”.

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