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Regístrate y accede a la revistaQue las habilidades blandas son esenciales para enfrentar exitosamente los desafíos del siglo XXI y que el sistema escolar debiera formarlas, es parte del discurso que constantemente se escucha en educación. Esas competencias permiten incrementar el desarrollo social y académico de una persona, fortalecen su desempeño tanto a nivel intrapersonal como interpersonal.
Alguien que ha desarrollado sus habilidades blandas conoce perfectamente sus potencialidades y sus oportunidades, es capaz de trabajar de manera colaborativa y resolver de manera efectiva diversos desafíos. Ahora, la pregunta práctica es ¿cómo desarrollar esas habilidades en nuestros alumnos, en la sala de clases, en lo cotidiano? En esta entrevista, Pablo Pincheira, encargado de Formación de Forja Chile, nos entrega algunas ideas y lineamientos.
—Antes de comenzar a trabajar las habilidades socioemocionales con sus alumnos, ¿de qué manera y en qué aspectos se deben preparar los profesores?
—Se deben preparar principalmente en su propio autoconocimiento, volverse expertos en sí mismos para promover el desarrollo socioemocional en sus estudiantes. Reconociendo el potencial con el que cuentan, mirando la educación desde la mentalidad de crecimiento, poniendo el acento en el esfuerzo por sobre el talento. Luego, ponerlo en práctica desde la generación de vínculo con sus estudiantes. Se pueden preparar en relación a la alfabetizacion socioemocional, a la planificación de clases que potencien las habilidades socioemocionales, a través de metodologías que permitan poner atención al trabajo colaborativo y a la experiencia –por ejemplo, la metodología experiencial–, el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje basado en el error, la gamificación, etc. Especialmente, identificar los recursos con los que cuentan, como el trabajo en red junto a sus pares y a la comunidad educativa.
—¿Cómo los profesores de todas las asignaturas pueden formar en habilidades blandas a sus estudiantes?
—Lo pueden hacer en su proceso de enseñanza-aprendizaje a través de los objetivos transversales de sus planes curriculares, promoviendo la capacidad de observar en tres dimensiones; es decir a nivel intrapersonal, interpersonal y social. Lograr que los estudiantes sean conscientes de lo que piensan, sienten y viven durante las clases y su relación con el contenido; poner atención en la dimensión interpersonal, promoviendo el trabajo en duplas, equipos, desarrollo de proyectos, etc, así como también poner énfasis en la dimensión social, reflexionando en el contexto en el que actúan, empoderándolos para que asuman desafíos al servicio de su comunidad.
Para ello, cada una de las actividades curriculares tiene una oportunidad valiosa para promover el desarrollo socioemocional en la medida que desafiamos a los estudiantes a ser protagonistas de su aprendizaje, generando climas nutritivos para su desarrollo integral.
—¿Es posible formar con éxito a estudiantes adolescentes que poseen claras carencias socioemocionales?
—La investigación indica que es complejo resolver las carencias tempranas y por esa razón es tan relevante estimular y promover el desarrollo socioemocional desde pequeños; sin embargo, en los diez años de existencia de Forja Chile hemos demostrado que sí es posible, independientemente de su contexto, su vulnerabilidad o su carencia afectiva. Las neurociencias cada vez contribuyen más en la oportunidad que nos entrega el desarrollo humano, donde el nuevo paradigma de la mentalidad de crecimiento demuestra que somos capaces de desarrollarnos a lo largo de nuestra vida.
En la adolescencia se da una oportunidad única, etapa donde las personas están moldeando su identidad, por lo tanto, el trabajo colaborativo, la identidad social positiva que promovemos en los ciclos de formación que desarrollamos en Forja, impactan de manera profunda en la autoconfianza de los jóvenes, potencian su autoestima, se dan cuenta de lo que son capaces de lograr cuando reconocen sus fortalezas y se desafían junto a sus pares para promover cambios positivos en sus vidas y sus entornos, a través de la determinación.
—En un colegio, ¿qué estrategias se pueden implementar a nivel institucional?
—Se puede promover una cultura del buen trato, poniendo acento en las fortalezas de todos los actores educativos; es decir, los estudiantes, profesores, asistentes de educación, equipos directivos, etcétera, generando instancias de trabajo colaborativo. Reconocer públicamente y de manera positiva el comportamiento prosocial, valorar la autorregulación y poner en práctica la empatía como parte de la cultura escolar.
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