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Abr 2024 - Edición 281

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Susana Claro, académica de la Escuela de Gobierno de la PUC, “Los errores son una oportunidad de mejora”

La evidencia científica es clara: los profesores deben velar para que sus alumnos vean en sus equivocaciones una ocasión de mejora, lo que en palabras técnicas se llama “Mentalidad de Crecimiento”. “Una forma de enseñar y de aprender que equipa a estudiantes para reaccionar de forma más resiliente y empoderadora ante desafíos académicos”, asegura Susana Claro, académica de la Escuela de Gobierno de la PUC.

Por: Marcela Paz Muñoz Illanes
Susana Claro, académica de la Escuela de Gobierno de la PUC,  “Los errores son una oportunidad de mejora”

Pedro había trabajado duro en su tarea, no había salido a jugar con sus amigos, solo por terminarla. Pero, al momento de su evaluación, su profesor de matemáticas lo recriminó y le llamó duramente la atención porque sus respuestas no eran las correctas. Él salió triste de su clase, convencido de que “era malo para matemáticas y que nunca podría aprender sobre esa materia”.

Según Susana Claro, doctorada en Economía de la Educación en la Universidad de Stanford, magíster en Economía en la misma universidad y magíster en Educación en la Universidad de Harvard, ingeniera civil PUC, co-fundadora de Enseña Chile y académica de la Escuela de Gobierno de la PUC, lo más probable es que Pedro no haya aprendido, ni aprenda nada a raíz de su experiencia con el profesor de matemáticas.

Por el contrario, “si el adulto te explica que eso es normal y que ‘con cada intento usted se va creando nuevas capacidades’ o ‘estoy convencido de que puede lograrlo si seguimos intentando y buscando nuevas estrategias’, te quedas, como estudiante, con un mensaje lleno de esperanza”, dice la académica de la UC.

Pero, como le ocurrió a Pedro, “si el adulto (profesor) te dice ‘bueno, no todos pueden ser buenos en matemáticas’, inmediatamente te quedas con la idea de que no puedes mejorar y que tu capacidad matemática es la que es, no más. Es decir, desarrollas una mentalidad fija”.

—Casos como el de Pedro ocurren a diario en la sala de clases. Por ello, ¿por qué es clave que los docentes conozcan acerca de la mentalidad de crecimiento y la lleven a la práctica?

—Muchas veces, creemos cosas sin darnos cuenta y estas creencias afectan la forma en que nos comportamos. En el caso de la mentalidad de crecimiento, se refiere a las creencias que tenemos sobre la naturaleza de la inteligencia. Tienes mentalidad de crecimiento si estás convencido de que la inteligencia puede cambiar, que es moldeable, en vez de fija, y por ende puedes ser más inteligente cada vez. Esta pequeña diferencia lleva a reaccionar de maneras muy distintas ante el fracaso.

La evidencia científica sugiere que una mentalidad de crecimiento equipa a estudiantes para reaccionar de forma más resiliente y empoderadora ante desafíos académicos.

Susana Claro les entrega un mensaje a los alumnos y profesores: “El mensaje que yo les daría a los estudiantes es que el camino del aprendizaje está lleno de errores, pero esos errores no son una señal del límite de sus capacidades, sino nada más que otra oportunidad de aprendizaje"

—Entonces, ¿es realmente posible que los alumnos aprendan a partir de sus propios errores? ¿Cómo?

—Si cometes errores y no revisas qué debe cambiar, no estás aprovechando esta oportunidad de aprendizaje. El mensaje que yo le daría a los estudiantes es que el camino del aprendizaje está lleno de errores, pero estos errores no son una señal del límite de sus capacidades, sino que nada más que otra oportunidad de aprendizaje. Si no vuelves atrás a mirar el error para entender qué pasó, difícilmente pasarás a la siguiente etapa de tus habilidades.

El contexto influye en el aprendizaje

—¿De qué manera el contexto donde el niño se desarrolla afecta su aprendizaje?

—El contexto es muy importante, tanto el familiar como el escolar. En particular, en este tema, el mensaje que envían los adultos que rodean al estudiante le comunica si su inteligencia puede cambiar o no. El niño que oye este mensaje probablemente muchas veces termine creyéndolo.

Todos los estudiantes enfrentan dificultades al aprender. Si el adulto te explica que eso es normal y que “con cada intento usted se va creando nuevas capacidades” o “estoy convencido de que puede lograrlo si seguimos intentando y buscando nuevas estrategias”, te quedas, como estudiante, con un mensaje lleno de esperanza, mientras que si el adulto te dice “bueno, no todos pueden ser buenos en matemáticas”, inmediatamente te quedas con la idea de que no puedes mejorar y que tu capacidad matemática es la que es, no más; es decir, desarrollas una mentalidad fija.

Lo mismo ocurre si te celebran que haces las cosas rápido y “eres tan inteligente”. Ese es un mensaje de mentalidad fija. Te dice que ser rápido en un ejercicio es ser inteligente (en vez de que desarrollaste la habilidad para contestar ese ejercicio cada vez más rápido) y que, si un día enfrentas un ejercicio que te toma tiempo, es una señal de que en realidad no eras tan inteligente como ellos creían.

 “Las habilidades socioemocionales del profesor son claves. Entre ellas, en línea con lo que hemos estado hablando, es muy importante la asertividad para comunicar al estudiante que sus capacidades pueden cambiar y que, como profe, estoy convencida de que lo puedes lograr”.

—¿Por qué las propias percepciones que tienen los alumnos sobre sus capacidades terminan afectando su aprendizaje?

—Para un estudiante que cree que su inteligencia está definida y no va a cambiar, no tiene mucho sentido invertir mucho esfuerzo, ya que nada va a cambiar. Estos alumnos tienden a evitar desafíos porque tienen posibilidad de fracaso y el fracaso es una pésima noticia: me muestra mis límites. Así, alguien con mentalidad fija puede perder miles de oportunidades de aprendizaje. Mientras que un estudiante que está convencido de que sus habilidades siguen desarrollándose, no debiera temer realizar algo donde va a cometer errores, ni teme pedir ayuda, ni va a ocultar que no sabe, ya que eso no lo define sino que es algo temporal. Para ese estudiante el esfuerzo sí vale la pena, entonces es más probable que intente resolver un desafío de aprendizaje por más tiempo que el estudiante con mentalidad fija, como se ha visto en experimentos de laboratorio.

—¿Cómo crees que deben ser los profesores de esta nueva era, facilitadores del aprendizaje, para implementar clases más colaborativas entre los alumnos?

—En mi opinión, las habilidades socioemocionales del profesor son claves. Entre ellas, en línea con lo que hemos estado hablando, es muy importante la asertividad para comunicar al estudiante que sus capacidades pueden cambiar y que, como profe, estoy convencida de que lo puedes lograr. Esa confianza ciega del profesor en el estudiante es una fuente de energía y motivación gigante para el estudiante. Para llegar a eso también es imprescindible que el profe sea siempre transparente, aun cuando el nivel del estudiante sea bajo. En vez de ocultarle al joven que no está alcanzando el nivel que se espera en alguna situación (típico que le decimos “no te preocupes, así está bien”, lo que motiva al estudiante es que le digan “no tienes el nivel, pero estoy seguro de que puedes alcanzarlo, trabajemos en eso”, es decir, que le digan la verdad pero también le den esperanza. 

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