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Mar 2024 - Edición 280

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Las lecciones de Finlandia en educación técnica

En mayor recién pasado un grupo de expertos en educación técnica nacional viajó a ese país para instruirse y conocer las ventajas de ese modelo educativo, reconocido internacionalmente desde que la primera prueba Pisa, aplicada en 2000 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), demostró que ese país nórdico, de apenas cinco millones de habitantes, tiene el mejor sistema educativo del mundo. Conversamos con Claudio Sáez Fuentes, Vicepresidente de Vertebral Chile y rector del Instituto Profesional Virginio Gómez de Concepción.

Por: Marcela Paz Muñoz Illanes
Las lecciones de Finlandia en educación técnica

 

El pasado mes de mayo viajaron a Finlandia a conocer el sistema educativo superior, particularmente respecto de las instituciones llamadas “Universidades de Ciencias Aplicadas” —muy parecidas a nuestros Institutos Profesionales (IP)— un grupo de 17 autoridades vinculadas al ámbito de la educación técnica. Claudio Sáez, uno de ellos, y Vicepresidente de Vertebral Chile y rector del Instituto Profesional Virginio Gómez de Concepción, señaló que el objetivo central de esta iniciativa fue “entender el modelo finlandés, no para realizar una copia, sino más bien reflexionar y, con el tiempo, aprovechar las experiencias que tuvimos la oportunidad de conocer. Siempre las visitas aportan mucho al desarrollo de las instituciones porque se encuentra un referente, particularmente cuando se trata de un país desarrollado y, además, líder en educación, como lo es Finlandia”.

En materia de educación técnica, ¿qué elementos pudieron observar?

—El sistema finlandés es gratuito y estructurado en torno a corporaciones o fundaciones que son públicas, pero que también coexisten con instituciones privadas. Todas ellas son financiadas por el Estado, y claramente la mayoría de ellas son de carácter público. El acceso de los alumnos está supeditado a pruebas de selección que deben rendir los estudiantes, y de esa manera el Estado fija los cupos para el año. Sin embargo, no toda la demanda es satisfecha. De hecho, uno de cada tres alumnos es seleccionado, ya que se trata de un sistema altamente selectivo.

Entre los aspectos negativos del sistema están la restricción en el acceso, por una parte, y el alargamiento de las carreras, por otro. Este último aspecto se atenúa y controla por la vía de los aportes presupuestarios que toman en cuenta para conformarlo al número de alumnos que se titula por cohorte de cada institución.

¿Qué factores evaluaron positivamente del sistema finlandés?

—Dos aspectos muy positivos que llaman la atención son la articulación entre las trayectorias académicas hacia la universidad tradicional y/o hacia las universidades politécnicas en uno u otro sentido y, además, la vinculación muy cercana con el sector productivo o el mundo real. De hecho, existe un conocimiento muy claro respecto de la importancia de que exista una estrecha conexión y vinculación, y los beneficios que ello significa para la formación académica de los alumnos.

También llama mucho la atención que, dada la alta calidad del sistema, no exista un programa de acreditación como el nuestro, y se lo reemplace por uno de auditoría que está concebida más bien para corregir y orientar que para castigar.

De lleno en la contingencia nacional y respecto de lo aprendido en Finlandia, ¿podrá el Gobierno con su propuesta de 15 nuevos centros de formación técnica al 2017 (10 CFT estatales nuevos, tres CFT transformados y dos CFT con nuevas universidades estatales) dar solución a los problemas de la educación técnico-profesional?

—Sobre la creación de los quince CFT estatales, es una decisión de gobierno y en ese sentido nos parece legítima. No nos parece, sin embargo, que no se sometan como ocurre con todas las instituciones actuales, a todos los procesos de licenciamiento y acreditación. Creemos que debieran respetar las mismas reglas del juego a las que todas nuestras instituciones han sido sometidas.

Respecto de la gratuidad como instituciones elegibles, claramente no nos parece que debieran ser parte y es un contrasentido que institutos profesionales y CFT acreditados que han demostrado su calidad y pertinencia, no sean considerados para optar a la gratuidad teniendo en cuenta que su existencia tiene la más amplia legalidad y son reconocidos y legitimados por el Ministerio de Educación y por la ciudadanía.

¿Cree que ha sido desprolijo el trato dado por el Gobierno a la educación técnica, considerando que cerca del cincuenta por ciento de los alumnos de educación media en Chile estudian en liceos técnicos profesionales?

—Desprolijo es una palabra demasiado amable para catalogar la situación de la Educación Media Técnico Profesional. Yo creo que más bien ha sido un sector muy abandonado a su suerte en cuanto a su infraestructura y dotación de laboratorios. Esta ha sido una constante en todos los gobiernos, pero se ve que en el último tiempo ha habido un mejoramiento y una mayor atención en cuanto a su implementación tecnológica, que es su esencia. Me refiero a aquellas instituciones públicas porque también las hay o las había pertenecientes a corporaciones privadas mucho mejor dotadas.

¿Particularmente porque nos referimos a alumnos que pertenecen a los dos quintiles más pobres del país?

—Efectivamente, el 90% de los alumnos de la EMTP proviene de los dos quintiles más pobres y, por ello, resulta incomprensible que no se les dé atención y los recursos no se vuelquen a ayudar a resolver aquella situación. Lo más incomprensible aún es que aquellos alumnos que egresan de ese segmento de la educación media que se estima en un 30%, no tienen sino la opción de ir a un CFT o IP donde tampoco van a recibir gratuidad o a lo mejor solo algunos. Entonces, termina esta situación siendo un doble castigo para ellos.

En la Ley de Presupuestos 2015 (glosa 04 de la partida 09, capítulo 1), las becas Nuevo Milenio para los estudiantes más vulnerables que asisten a carreras técnico-profesionales disminuyeron un 4,4%, mientras la beca Bicentenario, que beneficia a los estudiantes (de menor vulnerabilidad) de los 25 planteles del Consejo de Rectores, se incrementó en 25%...

—Particularmente, con la Beca Nuevo Milenio se ha ampliado hasta el séptimo decil y por lo que ocurre en nuestro instituto, por ejemplo, la postulación ha sido creciente. Pero comprendo que para los alumnos más vulnerables, la Beca Nuevo Milenio, si bien es una buena opción, es la mitad de lo que reciben los universitarios. Quizás si fuera entera, la presión por la gratuidad en nuestro sector disminuiría ya que los aranceles de matrícula del sector oscilan entre $900.000 y $1.500.000 los más altos, y que a su vez son los menos.

Volviendo a los más vulnerables, la Beca Nuevo Milenio es una buena opción pero —en la realidad que conocemos muy bien a través de nuestros alumnos— los estudiantes muchas veces desertan y pierden la beca porque no tienen los recursos para movilizarse para asistir a clases; entonces, hay que facilitarles su traslado y buscar el mejor mecanismo para que se pueda llevar a cabo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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