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Abr 2024 - Edición 281

Por qué sí a las evaluaciones en EMTP

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Simce en II Medio y PSU: ¿Qué sucede con los alumnos de las especialidades técnicas?

Es un hecho que los jóvenes de establecimientos técnicos resultan peor evaluados en el Simce y en la PSU, tal vez por el alto grado de vulnerabilidad.

Es un hecho que los jóvenes de establecimientos técnicos resultan peor evaluados en el Simce y en la PSU, tal vez por el alto grado de vulnerabilidad. Diversos actores creen que es necesaria una prueba complementaria, aunque ya existen establecimientos técnicos que modificaron su malla curricular.

¿Están los estudiantes de los establecimientos de la modalidad Técnico-Profesional preparados para ser evaluados de la misma manera que los Científico- Humanistas? ¿Es justo que se midan bajo las mismas condiciones? ¿Será necesario impulsar algunas modificaciones?

Quisimos averiguar cuál es la situación real y en qué condiciones están siendo medidos sus aprendizajes. No un tema del cual se hable mucho, pese a que los resultados y las diferencias saltan a la vista. Por ejemplo, en el Simce de II medio, donde el currículum escolar es igual para todos, los estudiantes Técnico Profesionales (TP), tanto de los establecimientos municipales, como particulares subvencionados, obtienen en promedio cerca de 30 puntos menos que los Científico Humanistas (CH).

¿Y en la PSU? Allí las diferencias son todavía más notorias: los alumnos TP rinden 413 puntos en la PSU, en cambio los estudiantes CH alcanzan 512 puntos promedio. ¿Por qué?, le preguntamos a María Paola Sevilla, Investigadora del Centro de Estudios del Ministerio de Educación, pero además a quienes de una u otra manera trabajan en establecimientos TP, en SNA Educa; Arsenio Fernández, Gerente de la institución; Juan Enrique Guarachi, Director Ejecutivo de la Fundación Belén Educa; y Paulina Dittborn Cordua, Decana Facultad de Educación Santo Tomás y Directora Nacional de Colegios Santo Tomás.

El contexto

La Enseñanza Media Técnico Profesional (EMTP) representa una modalidad formativa que a diferencia de la Enseñanza Media Científico-Humanista (EMCH), está orientada a favorecer la inserción laboral y la formación continúa de sus estudiantes. Se ofrece en dos años de estudio, después de haber cursado 8 de educación básica y dos de educación media general.

Desde la reforma del año 1998 (Decreto 220), la diferenciación de modalidades en la enseñanza media ocurre recién en 3° medio. Ello implica que hasta 2° medio los alumnos de la EMTP están expuestos a la misma malla curricular que los estudiantes de la EMCH.

Por lo anterior, si se busca realizar una comparación entre estudiantes de la EMTP y la EMCH en relación a los resultados SIMCE, es importante tener en cuenta que está evaluación se aplica en 2° año de enseñanza media, antes que se produzca la diferenciación entre modalidades, por lo que no es pertinente realizarla para efectos evaluativos de la EMTP, indican desde el Ministerio de Educación.

No obstante, lo que sí pueden indicar los resultados del SIMCE de 2° medio, es el nivel de aprendizajes en Matemática y Lenguaje, con el cual llegan los alumnos a este tipo de educación. Es decir, de la base de formación general con la cual cuentan sus estudiantes, para desarrollar las competencias técnicas propias de la especialidad TP que eligieron.

Entonces, ¿es necesario realizar algunas modificaciones en el Simce de II medio para los alumnos de establecimientos TP? “No es necesario modificar el Simce, si no complementarlo con otras evaluaciones que den cuenta del logro de aprendizajes propias de esta modalidad de enseñanza”, dice Paola Sevilla.

Análisis de resultados

Si se obtienen puntajes promedio del Simce de 2° Medio diferenciados según la modalidad de enseñanza que los estudiantes siguieron en 3° Medio, se observa a primera vista que quienes siguen la EMCH en general son estudiantes con mejor rendimiento académico en relación a quienes optan por la EMTP. Así por ejemplo, los resultados del SIMCE de 2° del 2010 desagregados según dependencia y modalidad de estudios, indican que la diferencia en puntajes puede ser de hasta 39 puntos a favor de los EMCH”, destaca Paola Sevilla.

Pero, cuenta la experta del Mineduc, que la EMTP también atrae en niveles de mayor vulnerabilidad a buenos estudiantes. Analizando los resultados del SIMCE con mayor profundidad, se encuentra que el rendimiento en esta evaluación es similar entre los estudiantes de alta vulnerabilidad que siguen la EMCH y aquellos que optan por especialidades TP de la rama comercial (administración, contabilidad, por ejemplo). “Otro caso interesante, son los estudiantes TP de la rama industrial del sector de administración delegada, cuyos puntajes SIMCE en 2° medio, superan a los obtenidos por los estudiantes de la EMCH, para todos los niveles de vulnerabilidad”.

¿Por qué?

En general existe una alta correlación entre nivel socieconómico y puntajes SIMCE. Cerca del 50% de quienes optan por la EMTP fueron clasificados al inicio de sus estudios de enseñanza media en el grupo de alta vulnerabilidad, los EMCH solo en un 20%. “Por ello, las diferencias en los puntajes Simce en cierto modo, son esperables”, apunta Paola Sevilla.

El poder determinar a ciencia cierta las razones exactas de este fenómeno, dice Arsenio Fernández es una situación compleja. “Muchas veces se trata de alumnos que estudian en zonas rurales y más apartadas de los grandes centros urbanos, como ocurre, por ejemplo en la mayoría de los establecimientos que administra la SNA”.

Para Paulina Ditborn, sin embargo, es posible aventurar algunas hipótesis: “los alumnos de TP en general provienen de las familias de más escasos recursos, ya que por lo general su meta es que al salir del colegio ya puedan entrar a trabajar, contando con un oficio que se los permita. Además, se trata de alumnos más orientados al hacer que al estudiar, y por lo tanto, es probable que hayan dedicado menos tiempo al estudio de las asignaturas de Lenguaje y Matemática que aquellos que se inclinan por la formación científico humanista. En general, un alumno que dedica pocas horas a estudiar, obtiene menores resultados académicos”.

Pese a ello, apunta Ditborn, aunque la vulnerabilidad socioeconómica de las familias de los estudiantes es un factor, no da cuenta por sí misma de los malos resultados académicos de todos los estudiantes de enseñanza técnica. “De hecho, porcentualmente la cantidad de alumnos provenientes de liceos técnicos que entran a la educación superior se incrementa año a año. Por tanto, esa situación sí es posible irla revirtiendo con programas de estudio que incluyan las mismas exigencias y horas de dedicación a las asignaturas de Lenguaje y Matemática de la enseñanza media científica humanista”.

Lo importante, asegura Marta Estruch, quien es la Coordinadora Académica de SNA Educa, institución que alberga a cerca de 10.000 alumnos, con un alto nivel de vulnerabilidad, es que “observando esa realidad en una nuestra institución realizamos todo un ajuste y transformación para entregar a los alumnos mayores herramientas y darles la posibilidad de optar a la educación superior, continuar con la educación técnica, ya sea en Centros de Formación Técnica o en Institutos Profesionales o si ellos, así lo quisieran, como sucede en la mayoría de los casos, pudiesen entrar de lleno al mundo laboral”.

¿Y la PSU?

Algo similar sucede con la PSU y los TP. Es allí donde la diferencia con los establecimientos CH es aún mayor. Y es en ese caso cuando ya podemos decir a ciencia cierta que se trata de mallas y especialidades técnicas. Para Juan Enrique Guarachi, ello ocurre justamente porque “la educación TP está orientada a especialidades técnicas. De hecho, de 44 horas semanales que tiene el currículum, 26 horas son técnicas”.

En definitiva, la PSU mide contenidos específicos de Lenguaje y Matemática y nada de materias técnicas. “Lo que sucede en este caso, es que si los alumnos del TP aspiran a ingresar a la universidad, van con una desventaja importante con respecto de los alumnos que siguen el currículum científico humanista”.

Lo que ocurre, puntualiza Paola Sevilla, es que en los dos años de formación técnico-Profesional, donde solo el 60% del plan de estudio corresponde a formación general (en el resto del tiempo se imparten los módulos técnicos), no es posible revertir los malos resultados en Matemática y Lenguaje con la cual llegan estos estudiantes a este tipo de educación. Además, como la PSU persigue seleccionar estudiantes para carreras universitarias, se trata de un foco distinto al que tienen los liceos TP que es “preparar a sus estudiantes para ingresar tempranamente al mercado laboral, y para proseguir estudios superiores relacionados a la especialidad técnica elegida”.

Los alumnos que estudian las especialidades técnicas aprenden todo lo relacionado a estas competencias específicas, pero poco y quizás muy poco en Matemática y Lenguaje, que son los aspectos más relevantes que mide la PSU.

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