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Abr 2024 - Edición 281

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Profesor responde dudas de sus alumnos por WhatsApp

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¡Atrévanse! Es el mensaje que les entrega el profesor Luis Lara a sus colegas que aún no han incorporado las tecnologías a sus procesos de enseñanza. Él lo hizo y dice que al final del día las cuentas son positivas.

Por Angélica Cabezas Torres

“Los alumnos hacen uso de las redes sociales y no se las podemos quitar”, asegura Luis Lara, profesor de Biología del Colegio San Ignacio de Santiago Centro. Él sin dudarlo decidió sumarse al mundo digital y sacarle partido a la tecnología. Reconoce que al comienzo no fue fácil, tuvo que marcar límites y refrendar estos canales como espacios académicos, sin embargo, bien valió el esfuerzo porque las ventajas son múltiples. 

Luis se deslumbró con la tecnología durante sus últimos años de colegio. Luego, cuando ingresó a estudiar Biología en la Universidad Católica, tuvo un mayor acceso y desde ahí la atracción no paró. Gran parte de su tiempo la pasaba en las salas Crisol, aulas con equipamiento computacional que la universidad pone a disposición de alumnos y funcionarios para ser utilizadas con fines académicos, de investigación y de extensión.

“Todo el tiempo libre que tenía en la universidad lo pasaba en la sala Crisol buscando información. Poco a poco, esto que en un comienzo fue una curiosidad se transformó en una necesidad y en un instrumento para mis estudios”, dice. 

Cuando comenzó a trabajar, lo primero que hizo fue adquirir un computador. “Casi todos mis compañeros invirtieron sus primeros sueldos en viajar, pero yo lo hice en mi primer computador personal, en una época en que aún era objetos de lujo. Lo que me gasté en el computador me alcanzaba para viajar como 20 días por Europa”, recuerda.

No pensaba que la pedagogía terminaría siendo su profesión y fuente de grandes satisfacciones. Un día, una amiga le pide que la reemplace en un colegio donde hacía clases, y desde ese momento vio aquí un futuro para él. Ya instalado en las aulas, la tecnología cobró más sentido. Al comienzo le ayudaba con el orden del material y además como soporte para presentar los contenidos a los alumnos. 

Fueron sus propios estudiantes quienes le metieron el “bichito” por el uso de las redes sociales. “Me decían ‘profesor, créese una página de Facebook o un Twitter, nosotros tenemos la página del curso, así usted podría enviarnos los links de los contenidos’. Es así como el lenguaje que usaban ellos lo comencé a manejar yo. Hice una cuenta en Dropbox, luego una en Google Drive y comenzamos a organizar carpetas con los contenidos”.

Compartir la información de manera permanente con los estudiantes fue un cambio significativo para Luis. “Eso me ayudó bastante, porque el hecho que los estudiantes tuvieran acceso a la información no dependía de mi opción de leer o no mi correo electrónico y de mandarles los contenidos vía mail”, asegura. Este sistema les permite a los alumnos poner atención en clases y tomar apuntes con calma, porque ellos van a la carpeta del curso y sacan la presentación de la clase. 

Con la irrupción de los smartphones, el profesor Luis Lara se atrevió a probar con el WhatsApp. “Tuve que aprender a regularlo, los alumnos tenían que darse cuenta de que yo no era uno más de ellos, que era un adulto. También tuve que poner horarios, a ciertas horas del día ellos me comentan sus dudas. Cada curso tiene un representante académico y es él quien va comentando con el curso las dudas y va filtrando y agrupando las consultas que luego me realizará”, cuenta.

Estar conectado en tiempo real con sus estudiantes ha sido más productivo para los aprendizajes, cuenta Luis. Cuando conoce sus dudas, los ayuda con material, con alguna guía o con un resumen que comparte en la carpeta del curso. “Las TIC ya no las uso tanto como herramientas visuales o auditivas, más me ha interesado interactuar con los alumnos a través de las plataformas”, dice.

Alumnos más reflexivos 

La metodología del profesor Luis pone a disposición de los alumnos la totalidad del contenido, por lo tanto el foco está en el desarrollo de habilidades. “Mis evaluaciones ya no pueden estar siendo reflejo de este contenido, lo que debemos enseñar son habilidades, que aprendan a usar fuentes de información, que las entiendan, que las comparen, que sepan sintetizar…”.

Asimismo, cuenta que quiere llegar a evaluar los procesos y no solo los productos finales, y eso se lo permite la tecnología. “Con estas plataformas yo puedo tener noción de cómo se realizó el trabajo”, dice. 

En definitiva, asegura que este sistema “nos ha ayudado a generar una comunidad de aprendizaje y ha permitido que los chiquillos recuperen aunque sea un mínimo de esa disciplina y constancia que teníamos los estudiantes antes”.


El desafío para los profesores

“Hay hartos temores al principio, yo tuve que superarlos. Mi señora también es profesora y después de todos mis ‘experimentos’, se atrevió y ha comprobado la riqueza que se logra con el uso de las TIC”. 

“Uno como profesor tiene que habilitarse, leer harto, buscar información y no temer a aprender de los alumnos”. Luis dice ser humilde de su conocimiento y está abierto a que sus estudiantes le propongan y le enseñan a usar nuevas plataformas que pueden ser muy útiles para simplificar el proceso de enseñanza. 

Su mensaje para los docentes es atreverse. “Así como somos capaces de organizar el espacio físico de la sala de clases, también en estos espacios virtuales seremos capaces y lograremos crear un ambiente de respeto y límites”, concluye.

Tips para usar el WhatsApp con los alumnos

  • Determinar una hora de inicio y término para conectarse.
  • Nombrar a un encargado académico por curso para que sea la persona que canalice las consultas con el profesor.
  • Todos los alumnos deben identificarse antes de hacer una consulta.
  • El lenguaje debe ser adecuado.
  • Las preguntas deben ser filtradas. Esta es la labor que cumple el encargado académico.
  • El mismo respeto que se da en la sala de clases debe darse en este espacio.
  • El estudiante debe aprender que se trata de un espacio académico.
  • El alumno debe valorar el tiempo extra que el profesor dedica para atender sus consultas.

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