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¿Por qué la obesidad sigue creciendo?

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Pese a la implementación de estrategias para frenar la obesidad escolar, las cifras siguen incrementándose y Chile se ubica en el tercer lugar en el ranking latinoamericano. A juicio de los expertos, las políticas públicas deben ir de la mano de una mayor conciencia sobre los efectos del problema y la participación de toda la comunidad escolar.


 

Por Marcela Muñoz

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad y el sobrepeso han alcanzado características de pandemia a nivel mundial. Actualmente existen más de mil millones de personas adultas con exceso de peso y, de ellas, al menos 300 millones son obesos. En el caso de Chile, según el último Simce de Educación Física 2012, el 44% de los alumnos de octavo básico tiene obesidad o sobrepeso. Situaciones como la descrita han motivado que Chile adhiriera en el 2006 al programa “Estrategia Global contra la Obesidad” (EGO) y al año siguiente se ampliara esta iniciativa con la “Estrategia EGO Escuela”, centrada en los problemas de alimentación y actividad física en el entorno educacional chileno.

Sin embargo, ¿quién asegura que las acciones que se implementan son realmente efectivas? De hecho, el primero de los objetivos del año 2006 fue reducir la prevalencia de obesidad en escolares de primero básico, lo que no se cumplió. Peor aún, el año pasado las personas con exceso de peso superaron por primera vez el 10% de la población chilena, y con ello Chile pasó a ubicarse entre las naciones latinoamericanas con mayor obesidad en menores de seis años, junto a México y Argentina.

La Ministra de Educación, Carolina Schmidt, explicó que se trata de los problemas más importantes en salud pública, por lo cual se plantearon como objetivo reducir su prevalencia en un 10% entre el periodo 2011 y 2020. “Para ello hemos tomado algunas medidas como el aumento en las horas de Educación Física y la instrucción entregada a la Junaeb para reducir las porciones de sal en sus colaciones, como también agregar más fruta en las raciones que se les entrega a los niños”, explicó.

¿Qué sucede con un escolar obeso?

La obesidad es una enfermedad crónica. Se caracteriza por un incremento anormal del peso debido a la acumulación excesiva de grasa corporal, ocurrida por un desbalance entre el consumo y el gasto de energía. “Es un tema de salud pública que requiere ser abordado. Los actuales niños con problemas de sobrepeso tienen una alta probabilidad de ser obesos en su edad adulta y de tener enfermedades cardiovasculares, que son hoy la primera causa de muerte en nuestro país”, asegura la pediatra y nutrióloga del Programa de Sobrepeso de Clínica Alemana “Crecer Liviano”, Vivian Rybertt.

Los niños con sobrepeso u obesidad presentan niveles más elevados de presión arterial, de colesterol y de insulina en la sangre, comparados con menores de peso normal. Ellos tienen un alto riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, hipercolesterolemia (colesterol elevado de la sangre) e hígado graso, entre otras enfermedades.

Los motivos del sobrepeso

La comida chatarra, dice la doctora Rybertt, “es adictiva y está directamente relacionada con el exceso de peso ya que todo el exceso de calorías que contiene se almacena como grasa en el cuerpo. Provoca adicción por su alto contenido de grasas, sal e hidratos de carbono. Además, dado su alto contenido en grasas saturadas contribuye a elevar los niveles de colesterol en la sangre”.

La doctora del Departamento de Nutrición de la Universidad de Chile, Pamela Rojas, agrega que el menor acceso a productos frescos, por falta de tiempo y/o costo, se ha asociado a un aumento en la ingesta de alimentos procesados, que en general tienen una mayor densidad energética, es decir, en cantidades pequeñas, aportan cantidades considerables de calorías o energía.

Por ejemplo, una hamburguesa de cuarto de libra con queso (sin las papas fritas) aporta aproximadamente 520 kcal y una barra de chocolate de leche con almendras de 200 gramos, alrededor de 1000 kcal. Si lo comparamos con mandarinas, que aportan solamente 22 o 42 calorías, dependiendo de la cantidad. Por lo tanto, se necesita consumir una gran cantidad de alimentos frescos para equiparar la ingesta calórica de comida rápida o más procesada.

La doctora Rojas añade que un tercer aspecto que aporta a la alta obesidad es el menor acceso a centros de recreación. “Ya sea por falta de estos centros, por jornadas laborales o escolares muy extendidas o porque trabajan o estudian lejos de sus hogares, las personas disminuyen su actividad física, lo cual también contribuye al desarrollo del exceso de peso”, explica. De hecho, alrededor del 90% de la población chilena mayor de 15 años, es sedentaria.

Además la publicidad que los escolares observan a diario puede ser perjudicial. “Las personas que aparecen tomando bebidas alcohólicas o gaseosas, o comiendo comida rápida o golosinas, son generalmente delgadas, lo cual contribuye a pensar que se puede consumir ese tipo de alimentos, sin consecuencias en el peso”, dice la especialista.

Las medidas

Desde el punto de vista que se mire, el sobrepeso y la obesidad son problemas que deben ser solucionados desde la niñez especialmente porque «los más chicos son más susceptibles de educar y modificar hábitos, además tienen influencia directa en el medio que los rodea, siendo ellos mismos agentes de cambio para los demás”, explica la doctora Rybertt.

La clave es abordar el problema de una manera integral, desde un enfoque multidisciplinario, que incluya a toda la comunidad escolar. “Es necesario considerar los distintos factores que inciden tanto en su origen como en sus consecuencias. Por eso hay programas como el de Clínica Alemana en Santiago, que han sido muy efectivos ya que cuentan con nutricionista, kinesiólogos, sicólogas, siquiatra y médicos para dar un enfoque integral”, agrega la experta.

Ya sea política de Gobierno, o en el ámbito particular, lo más efectivo, coinciden los especialistas, es encontrar el equilibrio. “Es mejor aprender cuáles son los alimentos de consumo ocasional, limitados a situaciones especiales y bien definidas (cumpleaños, celebraciones, etc.) y en cantidades pequeñas. Lo ideal es que ese tipo de alimentos no estén disponibles para el consumo diario de las familias”, termina la doctora Rybertt.

En la sala de clases…

Aprendizaje y vida sana es la consigna que implementan desde hace más de 10 años en la Escuela Colonias de Paine, donde más de 200 niños de pre kínder a octavo básico, “aprenden a valorar su cuerpo, compran colaciones en un kiosco que no conoce la comida chatarra y desarrollan una actividad física que mueve a toda la comunidad”, cuenta la jefa de UTP del establecimiento, Eva Arias.

Se educa a los niños a leer las etiquetas de los alimentos, a escoger productos saludables para su dieta y a realizar actividad física regularmente. “Se trata de un tema transversal a todas las asignaturas, gracias a lo cual hemos bajado los niveles de obesidad de nuestros alumnos”, concluye la profesora.

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