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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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“A mi parecer el problema de la educación no pasa por los recursos económicos”

José Ramón Ayllón, profesor y escritor español, vino a Chile a presentar su libro “10 claves de la educación”, con el cual busca enfatizar el significativo rol de los profesores en la formación y aprendizaje de sus alumnos.

Justo dos días antes que se conocieran los resultados de la Prueba Inicia, que se aplica a los egresados de Pedagogía y que en la actualidad es voluntaria, conversamos acerca del importante rol del profesorado, no soló en Chile, sino que también en el mundo entero. Desgraciadamente, en Chile, cerca del 69%de los examinados no domina las competencias básicas que requiere para enseñar (Matemática, Ciencias y Ciencias Sociales).

José Armaón Ayllón es un erudito en temas de educación, ciencia y familia. Vino de visita a Chile para detallar la importancia del rol de los educadores y ejemplificar con hechos, los graves errores cometidos en España durante los procesos de reforma que se realizaron hace algunos años. La clave, dijo, está más bien por el lado de los profesores y a ellos, justamente les entrega 10 consejos que según él debiesen manejar “al revés y al derecho”.

¿Cuál es el problema real de la educación, tanto en Chile como en España? ¿Qué sucedió en la península ibérica en los últimos diez años?

A mi parecer el problema de la educación no pasa por los recursos económicos. Hay naciones líderes que lo han hecho muy bien y que disponen de muy pocos recursos monetarios. La clave, eso sí, está más bien en formar buenos profesores, en su capacitación y en directores empoderados que orienten y gestionen con excelencia y maestría sus propios establecimientos.

En España, apuntó, “hemos salido muy mal evaluados en las últimas mediciones Pisa, en todos los sectores. Hemos desarrollado políticas educacionales que han resultado ser un fracaso”.

¿Qué ocurrió en concreto, en particular con la reforma que se inició antes del gobierno de José Luis Zapatero, en el año 1996?

Lo que sucedió es que se niveló hacia abajo y se permitió a todos los alumnos pasaran de curso, lo que en definitiva, significó un fracaso para toda la educación en nuestro país. Se desarrolló una cultura pro libertad y en la cual todos los estudiantes fuesen aprobados, sin distinción.

De hecho, según los expertos en el tema, la novedad más importante que incorporó la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) fue la concepción del nuevo sistema en la etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) como una vía no selectiva, ni competitiva. Se optó por lo que se ha venido denominando en los tratados de políticas públicas de educación como “educación comprensiva”. De una manera, quizás algo simplista, se puede definir este concepto como un sistema que pretende enseñar las mismas cosas, con los mismos objetivos, a todos los alumnos.

En paralelo a esa reforma, nos contó el escritor, se desarrolló una cultura en que se incentivó toda una política hacia la homosexualidad; con publicidad y diseño de slogan, en los cuales ni se mencionaba la palabra bien, pero “si cerca de 70 veces apareció la noción de “libertad para escoger la orientación afectiva y sexual a la cual tienen derecho las personas”. Al parecer, la educación se transformó más bien en un problema de educación de géneros, definiciones y orientaciones, más bien de índole sexual.

Tips de ayuda al profesor

Pareciera, entonces, que las mejoras de la educación van de la mano con mejores profesores ¿qué orientaciones se les puede entregar a ellos?

En primer lugar, deben reforzar el sentido de autoridad. En ningún caso pueden convertirse en “amigos” de sus alumnos. Como sucede con un padre o una madre, deben procurar guiar a sus alumnos, y la educación –deben entender- nunca es de igual a igual.

Supone eso sí, advierte el escritor, que el profesor entregue a sus estudiantes “ciertas reglas o normas morales, para que de esa forma el canon de conducta no sea la ausencia de toda norma, el todo vale”.

Educar no es una tarea nada de fácil, menos cuando un profesor debiese guiar a sus alumnos a hacer el bien y evitar el mal ¿Cómo se puede llevar a la práctica esas premisas?

Entramos a un tema clave. La educación de la conciencia es un ingrediente fundamental de la buena educación, pues justamente educar es enseñar a distinguir entre el bien y el mal. Enseñar a los alumnos que sus acciones tienen consecuencia y que algunos actos su exterioridad, en cambio, otros, como robar o matar, toda su personalidad, es muy importante.

En su libro el autor detalla la importancia de educar la conciencia. Proceso, dice, que se inicia en la niñez y que no debiese interrumpirse por muchos años. De hecho existen tres reglas de oro que un padre y un profesor debe enseñar y respetar: “Hacer el bien y evitar el mal; no hacer el mal para obtener un bien; y no hacer a nadie lo que no queremos que nos hagan a nosotros.”

Muchos alumnos, sin embargo, alegan que “no son escuchados por sus maestros”, ¿qué se puede hacer al respecto?

Esa es justamente otras de las claves, porque para educar, sí o sí un profesor debe saber escuchar. ¿Por qué? Porque no son muebles, sino personas inteligentes y libres que requieren ser escuchadas. Además, las personas que saben escuchar son muy queridas.

Pero ojo, un profesor debe escuchar a sus alumnos, pero el contenido de la asignatura no lo deciden entre todos. Claro, así como ocurre con un médico que sabe escuchar a su paciente, pero su diagnóstico no lo pacta con ellos, como tampoco el juez pacta su sentencia con el acusado.

Pero, ¿cómo debe escuchar un profesor a sus alumnos?

Escuchar a los alumnos, no significa admitir que todas las opiniones son correctas y valen lo mismo, y mucho menos que la verdad no existe, y que todo es relativo y que depende de lo que piensa cada cual. Se les debe poner atención, y acogerles con cariño. Hay que dedicarles tiempo, también en el patio, durante el recreo.

A los profesores en Chile se les critica por que muchas veces no continúan capacitándose ¿por qué es tan importante la formación en el profesorado?

Esa es otra de las claves. Los docentes deben seguir estudiando, trabajan con niños y pasan muchas horas junto a ellos. Deben ser los profesionales de la educación. Ese trabajo es muy importante, la información y los conocimientos avanzan muy rápido y los maestros no se pueden quedar atrás.

¿Cómo los profesores deben trabajar el sentido común con sus alumnos?

Los alumnos agradecen que sus maestros les entreguen una brújula clara y que al mismo tiempo, les fomenten el espíritu crítico. ¿Cómo? Frente al bombardeo de información, a los estudiantes hay que escucharles, enseñarles a debatir y a desarrollar sus propios puntos de vista, pero con el profesor como guía. En el plano educativo, esa actitud es importante porque permite afrontar las necesidades de los alumnos con prontitud y eficacia.

 


 

*José Ramón Ayllón es Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, y especialista en Bioética, U. de Valladolid. Además fue profesor de secundaria durante 15 años y de Antropología en la Universidad de Navarra.

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