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Dic 2025 - Edición 299

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Alejandra Mustakis: “El emprendimiento no es solo crear empresas, es una forma de pensar y de mirar la vida”

Emprendedora y empresaria chilena, fundadora de Medular, iF y Cemprendedor, Alejandra Mustakis publicó este año Yo creo, un libro donde comparte su historia, aprendizajes y una convicción: el emprendimiento es una mentalidad para crear valor que trasciende la creación de empresas.

Por: Paula Elizalde
Alejandra Mustakis: “El emprendimiento no es solo crear empresas, es una forma de pensar y de mirar la vida”

La diseñadora y empresaria chilena Alejandra Mustakis repasa cómo llegó al mundo emprendedor y por qué considera indispensable incorporar esa mirada en la educación: una forma de pensar, experimentar y resolver problemas que puede transformar la sala de clases y la vida cotidiana.

-¿Cómo fue tu etapa escolar? ¿Algún recuerdo especial de esa época?

-Mi etapa escolar no fue perfecta ni lineal. Yo era una niña muy inquieta, muy curiosa, siempre preguntando por qué y para qué. A veces me costaba encajar en las estructuras más rígidas, porque mi impulso natural era crear, probar, mover cosas, construir. Hoy lo veo con claridad: ese espíritu es el que después me llevó al emprendimiento.

Más que recuerdos idílicos, lo que marcó esos años fue la sensación de estar buscando algo: un sentido, una manera propia de aprender. Cuando tuve la oportunidad de hacer con las manos, de experimentar, de equivocarme y volver a intentar, ahí realmente aprendía. Esa fue mi base: entender que el aprendizaje no es repetir, sino hacer. Que uno se forma no solo por lo que escucha, sino por lo que se atreve a intentar.

-¿Algún profesor o profesora que te haya marcado?

-Más que uno en particular, lo que me marcó fue entender que todos somos maestros y todos somos aprendices. El aprendizaje no ocurre solo en la sala de clases: está en una conversación, en una observación, en un error, o en esas pequeñas cosas que alguien te muestra sin darse cuenta.

Mi hijo Juan Pablo tiene una frase que me acompaña mucho: “Los sabios aprenden de sus errores y también de los errores y aciertos de los demás”. Esa mirada me hace entender el rol del profesor desde otro lugar. No es solo quien enseña contenido, sino quien abre un espacio para que otros puedan descubrir, explorar, equivocarse y construir su propia forma de aprender.

Si logramos que desde pequeños los estudiantes se sientan capaces de crear cosas nuevas, de tener impacto en su entorno, vamos a tener adultos más conscientes, más libres y con más herramientas para enfrentar el futuro”.

Hoy creo que la educación tiene que ver, sobre todo, con mantener viva la curiosidad. Con creer que todos tenemos algo que aprender y algo que aportar, acompañar a otros a encontrar su propio camino.

-Estudiaste Diseño Industrial. ¿Qué te llevó a elegir esa carrera?

-Siempre tuve una mezcla entre lo creativo y lo práctico. Me encantaba imaginar cosas, pero también construirlas, hacerlas con las manos. Por eso, cuando conocí el diseño industrial, sentí que era el espacio perfecto para unir esas dos áreas, que son la imaginación y la acción. El diseño te enseña a mirar el mundo con otros ojos, a observar cómo están hechas las cosas, a pensar en las personas, en sus necesidades, en cómo mejorar la experiencia cotidiana, y eso me encantó, porque entendí que detrás de cada objeto, de cada espacio o proyecto, hay una intención de hacer la vida un poco mejor. Creo que esa fue la semilla que después me llevó al emprendimiento: la convicción de que crear también es una forma de transformar.

-¿Cómo y cuándo llegas al mundo del emprendimiento?

-Llegué al emprendimiento en un momento en que sentía que mi vida no estaba vibrando. Estaba haciendo lo “correcto”, pero sin sentido propio. Y en ese tiempo, Pablo Llanquín me propone hacer algo juntos: diseñar y producir muebles chilenos accesibles. No partimos con certezas ni con un plan perfecto. Partimos haciendo. Ahí entendí lo que después se volvió parte de mi filosofía: “Hacer es el nuevo decir”.

Medular fue mi primera escuela real: aprender haciendo, equivocarse, insistir y construir. Y desde ahí, no he dejado de emprender. Porque, para mí, emprender es transformar la intuición en acción.

-Has estado involucrada en muchos emprendimientos e innovaciones, ¿cuál de estos destacas y por qué?

-La verdad es que no podría elegir uno por sobre otro. Todos los proyectos en los que he participado tienen algo especial, algo que los hace únicos y que me ha marcado en distintos momentos de mi vida. Medular, Kauel, iF, 1KO, Cemprendedor… todos tienen una historia detrás, un equipo humano increíble, un propósito que los mueve. Cada proyecto ha sido una escuela distinta: algunos me enseñaron a colaborar, otros a resistir, otros a creer incluso cuando las cosas no salen como uno espera. Lo que más me emociona es ver cómo cada uno ha dejado una huella en mí y en otros, porque todos nacieron desde el deseo de construir, de conectar, de aportar desde la creatividad. Para mí los proyectos no son solamente emprendimientos, son comunidades, son historias compartidas, y eso es lo que más valoro.

-¿Crees que es necesario abordar el emprendimiento e innovación en los colegios? 

-Sí, absolutamente. El emprendimiento no es solo crear empresas; es una forma de pensar y de mirar la vida. Es tener curiosidad, iniciativa, capacidad de resolver, de trabajar en equipo, de equivocarse sin miedo. En el colegio muchas veces aprendemos a evitar el error, cuando en realidad equivocarse es parte esencial del aprendizaje. Creo que hoy, más que nunca, los colegios tienen que ser espacios donde los niños y niñas aprendan a confiar en sus ideas y a expresarlas. Donde se fomente la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración. Enseñar emprendimiento es enseñar autonomía, empatía y propósito. Si logramos que desde pequeños los estudiantes se sientan capaces de crear cosas nuevas, de tener impacto en su entorno, vamos a tener adultos más conscientes, más libres y con más herramientas para enfrentar el futuro.

-Además eres profesora universitaria, ¿cómo incentivas a los estudiantes a seguir sus ideas?

-Me siento muy orgullosa en mi rol de profesora de MBA de la PUC. En mi taller, les trato de inculcar a los alumnos que se atrevan. Que no esperen el momento perfecto o tenerlo todo resuelto para empezar. Que prueben, que aprendan haciendo. Les hablo mucho de la importancia de equivocarse rápido y barato y aprender de eso, porque ahí está la verdadera innovación. Trato de generar un ambiente donde puedan confiar en sí mismos, donde sientan que sus ideas valen y que compartirlas con otros las puede hacer crecer. Les enseño que las buenas ideas no nacen de la perfección, sino de la curiosidad y del trabajo colectivo. Y especialmente, me gusta enseñar que el emprendimiento es mucho de actitud. 

-De profesora a profesor, ¿algún consejo para los docentes de EMTP?

-Les diría que su rol es fundamental, porque están formando a jóvenes que no solo aprenden algo “práctico”, sino que desarrollan habilidades para la vida. La educación técnica tiene algo muy bonito: enseña desde la práctica, desde el hacer, y eso tiene un valor enorme. Mi consejo sería que nunca dejen de inspirar. Que motiven a sus estudiantes a pensar en grande, a conectar lo que aprenden con lo que sueñan. Y, sobre todo, que crean en ellos. A veces basta con que un profesor te diga “tú puedes” para que se abra un mundo entero y lleno de posibilidades.

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