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Dic 2025 - Edición 299

Saber leer bien: La competencia de las competecias

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Hábitos y la comprensión de lectura en Chile: un panorama confuso

El gusto por leer y la comprensión al hacerlo son temas que deberían ir de la mano. Pero en nuestro país no es así. ¿Qué se puede hacer para motivar esta práctica? Conversamos con dos expertas en la materia, Constanza Mekis y Mónica Bombal, quienes nos dieron su visión sobre este panorama.

Por: Amparo García
Hábitos y la comprensión de lectura en Chile: un panorama confuso

Diversos estudios y datos sobre los hábitos de lectura y la comprensión de ella reflejan un panorama dual. Si bien esta actividad está por debajo de otras, datos recientes del Sistema de Bibliotecas Públicas reflejan que ha aumentado el interés por la misma. Uno de ellos es que esta entidad cuenta con 700 servicios de bibliotecas, que llegan al 97,7% de las comunas del país, y afirma que se han incrementado tanto los préstamos como la asistencia presencial.

Sin embargo, datos de los últimos años de la OCDE son preocupantes en lo que se refiere al entendimiento de lo que se lee. El informe PIAAC-OCDE 2023 arrojó que Chile ocupa el último lugar en esta, con un 44% de adultos que carece de competencias suficientes.

Esto demuestra que se necesita trabajar en el desarrollo de la comprensión para, a su vez, seguir aumentando la costumbre y el placer por esta práctica. Es por ello que una de las claves es el fomento y mediación lectora y la elección del material, especialmente en la población más joven. 

Constanza Mekis, bibliotecaria de la Universidad de Chile y magíster en Lectura, Libros y Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad de Zaragoza, destaca que existen iniciativas tanto del mundo público como privado que han permitido una mayor infraestructura y la vinculación con la lectura. También que hay una gran evolución y fortalecimiento de las distintas partes de la cadena de la producción de los libros: desde la idea hasta que está disponible para su lectura y, por otro lado, el trabajo de calidad de autores y creadores chilenos. 

“Las campañas de fomento lector centradas en decirles a estudiantes que leer da placer resultan vacías si no van acompañadas de prácticas que les permitan experimentar ese gusto. Ahí es donde cobra sentido el diseñar acciones que despierten motivación”, Mónica Bombal, licenciada en Historia de la PUC.

Mónica Bombal, licenciada en Historia de la Universidad Católica y máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Autónoma de Barcelona, coincide con lo anterior: “Como nunca, existe una oferta editorial amplia y variada en distintos formatos, así como espacios para leer en lugares antes impensados, como un tren o una sala de espera de un hospital y ferias de editoriales independientes en el Estadio Nacional”. 

No obstante los avances, ambas están de acuerdo con que queda trabajo por hacer, para que se entienda lo que se lee y que esto motive a que esta experiencia sea más común en nuestra rutina. Por su parte, Mekis dice que “deberíamos avanzar en una reflexión sobre el término literacidad, un concepto que integra todo lo que se necesita para comprender un texto, disfrutarlo y pensar críticamente sobre lo leído”, agrega y explica que las políticas públicas tendrían que avanzar hacia el desarrollo de lo anterior, como una disposición para utilizar el lenguaje de tal manera que facilite la participación efectiva en la sociedad, el autoconocimiento y el desarrollo socioemocional.

¿Libros que enganchan más que otros?

Lo anterior es una pregunta que surge al pensar en cómo progresar en comprensión lectora y que esta práctica sea más placentera. Mónica Bombal explica que hay textos llamados “ganchos” porque ofrecen una lectura rápida, menos densa y lingüísticamente dan la posibilidad de avanzar con mucha fluidez, lo que los convierte en la puerta de entrada a otros textos más desafiantes.

Mekis cree que, muchas veces, la frustración de los lectores no tiene tanto que ver con el libro, sino con cómo se presenta la actividad de leer. En relación con las generaciones más jóvenes, cree que “tenemos que acompañar para contrastar lo que aparece en el libro con sus propias visiones del mundo, generar diálogos para que ese niño o joven se plantee preguntas ante lo leído”. A lo anterior se suma que hay algunos libros que tienen una “juventud eterna”, que se mantienen actuales y conservan su capacidad de despertar el interés del lector de hoy, sin embargo, es necesario que alguien los presente para descubrir la belleza. 

“Una de las herramientas que no envejece, no tiene límites de edad y es muy económica es la lectura en voz alta. Esta simple acción nos ofrece una atmósfera íntima y un canal de conexión con otros”,  Constanza Mekis, bibliotecaria de la Universidad de Chile y magíster en Lectura, Libros y Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad de Zaragoza.

Relacionado con lo anterior, Bombal comenta que los niños solo ven un mundo adulto pendiente del celular, y no observan a sus padres o profesores leer y disfrutar. “Hay acceso a libros, pero no modelos de lectura. Nadie les está mostrando a las nuevas generaciones el ritmo, el tiempo, la paciencia y el silencio que requiere esta actividad”, dice. 

La lectura obligatoria y su incidencia

Muchas veces, el imponer un título puede afectar lo que se comprende y la actividad de leer. Constanza enfatiza que la formación de lectores no funciona como una línea de producción de una fábrica. “En los colegios se opta por la obligatoriedad de ciertas obras. Creo que es importante ir avanzando hacia que los alumnos puedan elegir”. Lo anterior sin duda es un gran desafío, pero explica que hay experiencias positivas y que se puede empezar sugiriendo ciertos títulos y permitir la selección al interior de este listado, ojalá desde los estudiantes más pequeños. Recalca que uno de los focos de mayor tensión en la escuela se da entre el llamado a leer un libro de forma obligatoria y el que se lee solo por gusto. 

Para Mónica Bombal, quienes seleccionan y compran material deben garantizar en los niños y jóvenes una trayectoria de lectura variada, lo que han llamado “bibliodiversidad”. “No sabemos qué le hará ‘clic’ a cada lector. Debemos poder ofrecerles los mejores libros existentes. El panorama de novedades editoriales es cada día más extenso, incluso abrumador, por lo que escoger se vuelve muy desafiante, más aún con presupuestos cada vez más limitados. No creo que haya recetas ni atajos, sino que se debe leer mucho, para comparar y encontrar voces frescas”, concluye. 

Cómo apoyar la comprensión de lectura en adolescentes

  • Generar espacios adecuados para esta actividad: lugares silenciosos, sin distracciones, tanto en el ámbito escolar como en la casa.
  • Conversar con ellos e invitarlos a relacionar lo que van a leer con lecturas y experiencias anteriores.
  • Proponer lo que se leerá. 
  • Invitarlos a visualizar escenas mientras leen.
  • Conversar sobre lo leído, haciéndoles preguntas.
  • Transformar lo leído, invitarlos a hacer infografías, pódcast, videos, mapas conceptuales, entre otros. 

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