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Nov 2025 - Edición 298

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Pablo Picasso: El retrato cubista

Pablo Picasso: El retrato cubista

El cubismo, movimiento revolucionario del siglo XX, tuvo en Pablo Picasso (1881-1973) a uno de sus principales fundadores y exponentes. Su desarrollo transformó para siempre la manera de representar la realidad en el arte. Con el cubismo, Picasso rompió con la idea de que la pintura debía imitar el mundo visible y propuso, en cambio, un lenguaje visual, donde los objetos y las figuras humanas se fragmentan y se reconstruyen desde múltiples puntos de vista. Este cambio radical fue una auténtica revolución intelectual y estética, impulsada también por la influencia de las formas geométricas de Paul Cézanne y el arte africano, que inspiraron a Picasso a explorar nuevas dimensiones del rostro y del cuerpo.

Autorretrato, 1907. Óleo sobre lienzo, 50 cm x 46 cm. Galería Nacional de Praga.

En sus retratos cubistas, Picasso abandona el ideal de la belleza tradicional y se concentra en la estructura. La figura ya no se representa como una unidad coherente, sino como un conjunto de planos, ángulos y facetas que se entrelazan. Rostros, manos y objetos se despliegan simultáneamente desde distintos puntos de vista, como si el artista quisiera mostrar no una sola imagen, sino todas las que percibe al mismo tiempo. En obras como Retrato de Dora Maar o Retrato de Ambroise Vollard, la anatomía es una composición de volúmenes que dialogan entre sí. Esta descomposición geométrica revela una profunda sensibilidad, una búsqueda emocional expresada a través de la forma.

El color en estos retratos también adquiere un papel distinto. Picasso reduce su paleta a tonos ocres, grises y verdes, concentrándose en la estructura del rostro. Más tarde, recuperará el color e incorporará texturas y fragmentos de papel o tela, integrando la realidad material en la obra pictórica. Así, sus retratos no solo muestran un rostro, sino una idea de identidad múltiple y cambiante.

El cubismo de Picasso no fue simplemente una experimentación formal, sino una nueva manera de pensar el arte y el ser humano. En sus retratos, el rostro deja de ser un espejo del alma para convertirse en una construcción intelectual, una síntesis entre lo visible y lo pensado. Picasso logró, a través del cubismo, liberar la mirada del artista y del espectador, abriendo un camino que transformó definitivamente el lenguaje de la pintura moderna.

Retrato de Dora Maar, 1937. Óleo sobre tela, 92 cm × 65 cm. Museo Picasso, París, Francia.

Actividad sugerida 

Reunir a los estudiantes para observar algunas imágenes de las obras del artista motivando el diálogo mediante algunas preguntas, tales como: ¿qué es lo que vemos? ¿Cómo es este retrato? ¿Cómo son sus colores? ¿Vemos algunas formas geométricas en las obras?, etc.

Posteriormente, invitar a los estudiantes a trabajar en duplas para realizar un retrato de su compañero. Para realizarlo, primero representarán su rostro de frente con un color, usando trazos simples y formas geométricas, luego lo representarán de perfil de la misma forma, pero escogiendo otro color. La idea es que superpongan los dos planos del retrato. Después, intercambiar el modelo para que ambos se retraten. 

Al finalizar, conversar acerca de lo que han realizado y aprendido junto a sus compañeros de manera respetuosa y constructiva. 

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