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Regístrate y accede a la revistaAlejandra Núñez, directora del establecimiento ubicado en La Pintana –y que forma parte de la RED Irarrázaval–, destaca cómo la apertura de la Hacker House en su establecimiento se ha convertido en un motor de aprendizajes innovadores y de oportunidades para las estudiantes. Con foco en STEM y una mirada a los empleos del futuro, el colegio busca abrir nuevas trayectorias para sus alumnas.
Para Alejandra Núñez, directora del Colegio Almendral, inaugurar la segunda Hacker House de la Fundación Nocedal ha sido más que un hito tecnológico: “Se ha transformado en una instancia muy positiva que generó altas expectativas en nuestra comunidad, pues ya teníamos la experiencia del colegio PuenteMaipo, que ha sido muy exitosa, y nos animaba contar con esta posibilidad de aprendizaje innovador”.
El entusiasmo se siente en la comunidad escolar. Este espacio no solo complementa la formación académica, sino que también potencia el interés del colegio por consolidar un sello STEM en sus estudiantes.
Desde su apertura, la Hacker House ha permitido que las alumnas se acerquen al mundo de la programación y la resolución de problemas mediante herramientas digitales. “En este tiempo hemos podido visualizar que nuestras estudiantes se están interiorizando en cómo funciona la programación y cómo emplearla en la resolución de problemas”, señala Núñez.
La tecnología no solo mejora la empleabilidad, también desarrolla habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la colaboración. Son competencias fundamentales para el futuro de nuestras estudiantes”, explica Alejandra Núñez, directora del colegio Almendral.
Este aprendizaje se articula con la asignatura de tecnología, el taller de robótica y el modelo de pensamiento VESS (por sus siglas en inglés Vida Equilibrada con Sentido y Sabiduría, es un enfoque educativo cuyo objetivo es formar personas con hábitos de pensamiento visibles, críticos y creativos, que a la vez cultiven un equilibrio personal y un propósito de vida), que ya aplican en el colegio. Se trata de un ecosistema de innovación que busca formar jóvenes capaces de enfrentar los desafíos del futuro con creatividad y pensamiento crítico.
-¿Por qué el nombre de Hacker House?
-Porque el concepto de hacker es disruptivo. Hacker House es un lugar donde creas cosas distintas.
Cuenta la directora que “también el Hacker House puede referirse a un espacio físico o un programa educativo que fomenta la innovación tecnológica”.
-Es como la creación de estos startups, ya que son estas empresas nuevas las que ponen el foco en la tecnología y la innovación.
Desafíos para la participación femenina en STEM
Uno de los aspectos que más apasiona a la directora es derribar prejuicios de género en las áreas científicas. “El gran desafío es que las mujeres nos atrevamos a participar activamente en el campo de la ciencia, la tecnología y las matemáticas, no tener miedo a explorar este ámbito tan apasionante del saber”.
La Hacker House, asegura, ha despertado en las alumnas un genuino interés por conocer la diversidad de carreras STEM y convencerse de que tienen las habilidades para alcanzar sus metas profesionales.
-¿Qué beneficios has visto en las jóvenes?
-Les ha permitido atreverse a innovar, a hacer algo distinto. Por otro lado, esta innovación está muy relacionada con el proyecto de nuestro colegio y lo que hacemos.
-¿Qué han logrado con relación al aprendizaje?
-Yo creo que, a través de la Hacker House, hemos logrado que las alumnas se atrevan a innovar en el área de la programación. Sabemos que no saldrán convertidas en programadoras expertas, pero esta es la semilla para formar a estas profesionales del futuro y también a las futuras mujeres en la ciencia, la tecnología y las matemáticas.
Se trata de despertar el interés y demostrar que, al ingresar a un programa, atreverse, ser perseverante y poner en juego las habilidades que cada uno tiene, es posible alcanzar los objetivos. No es algo imposible ni inalcanzable.
El rol de los docentes y la proyección académica
El colegio también ha debido prepararse para acompañar este proceso. “Formar a nuestras alumnas en programación nos abre una nueva oportunidad de traspasar esos conocimientos al plan curricular. Este año, por ejemplo, la especialidad TP de Administración trabaja en un proyecto relacionado con la programación, y el taller de robótica retomó su funcionamiento luego de la inauguración de la Hacker House”, detalla la directora.
La apuesta no es menor: se trata de una base sólida para los estudios superiores y para los empleos del futuro, en los que la demanda por profesionales tecnológicos seguirá creciendo.
Alejandra Núñez lo resume así: “La tecnología no solo mejora la empleabilidad, también desarrolla habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la colaboración”.
La experiencia previa en PuenteMaipo resultó clave. “Nos ayudaron en la selección de las estudiantes, haciéndonos ver la importancia de explicarles muy bien el compromiso que se requiere. Incluso un grupo de alumnas de PuenteMaipo, junto con su profesor, asistieron a nuestro colegio para dar una charla informativa”, recuerda la directora.
Este traspaso de aprendizajes muestra cómo el trabajo en red permite crecer y replicar buenas prácticas entre colegios.
Aunque la iniciativa lleva pocos meses, la proyección es clara: consolidar un espacio que inspire a más estudiantes a soñar con carreras en ciencias y tecnología. Para Alejandra Núñez, la Hacker House no es solo un laboratorio de innovación, sino también un símbolo de que las mujeres pueden y deben ser protagonistas del mundo STEM.
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