La actividad se llevó a cabo el miércoles 27 de agosto y fue encabezada por el Padre Humberto Loyola, Superior Regional de la Congregación Sagrada Familia y presidente de la Fundación Juan Piamarta, junto al director del establecimiento, Ariel Torres, quienes dieron la bienvenida a los asistentes y destacaron el rol estratégico de la formación técnica en el país.

Durante la jornada, los estudiantes de las especialidades de Gastronomía, Administración y Electricidad presentaron sus conocimientos y habilidades a través de diversos stands y proyectos. 

Llamó la atención la realización que hicieron los alumnos de un hotel simulado, el “Hotel Piamartino”, una propuesta interdisciplinaria en la que se recreó un espacio de alojamiento completo, con dos restaurantes, salones de belleza y zonas de descanso, donde los alumnos desplegaron toda su creatividad, entusiasmo y capacidad de trabajo en equipo.

Tal como contó Torres, instancias como “el Hotel Piamartino de nuestra Feria TP son fundamentales en la formación de nuestros estudiantes técnico-profesionales, porque les permiten experimentar de manera práctica lo que significa poner en acción las competencias adquiridas en sus especialidades de Gastronomía, Administración y Electricidad”.

Señaló el director que “no se trata solo de demostrar técnicas aprendidas, sino de integrarlas con habilidades humanas como el trabajo en equipo, la responsabilidad, la comunicación efectiva y la creatividad”.

Carolina Vargas, directora académica Fundación Juan Piamarta; Constanza Saldivar, coordinadora administración CEP Carolina Llona de Cuevas; Marcela Muñoz, directora de Revista Educar; Ariel Torres, director CEP Carolina Llona de Cuevas; Karina Prieto, docente administración CEP Carolina Llona de Cuevas, y Padre Humberto Loyola, Presidente Fundación Juan Piamarta.

La instancia permitió que los alumnos también tuviesen la posibilidad de invitar a sus familias y hacerles, por ejemplo, degustar platos como pizza y comida italiana en lo que simulaban era un restaurante.

“Al recrear un verdadero hotel en nuestro colegio, los estudiantes descubrieron que su formación va mucho más allá del aula: aprendieron a coordinarse, a resolver problemas en tiempo real y a servir con alegría a quienes participaron de la experiencia”.

Desde el carisma católico, señala Ariel, “este tipo de instancias adquiere un valor aún más profundo: nos recuerdan que cada talento recibido es un don para poner al servicio de la comunidad”. 

Esto siginifica, puntualiza el director, que “nuestros jóvenes no solo se preparan para insertarse en el mundo laboral con excelencia, sino también para vivir su vocación con sentido de misión, compromiso ético y espíritu de servicio inspirado en el Evangelio”.

En definitiva, la feria no solo permitió exhibir aprendizajes técnicos, sino también el desarrollo de habilidades socioemocionales y de gestión, fundamentales para integrarse al mundo laboral.