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Regístrate y accede a la revistaEl Aula Móvil se ha convertido en un puente entre los liceos técnico-profesionales y la industria 4.0. Esta innovadora iniciativa lleva laboratorios itinerantes a distintas regiones del país, acercando a miles de estudiantes a tecnologías de automatización y mecatrónica que antes parecían inalcanzables.
En 2016 nació en Chile un proyecto pionero: el Aula Móvil, un laboratorio sobre ruedas que recorre el país llevando a los liceos técnico-profesionales equipos de última generación en automatización y mecatrónica. La idea surgió tras la participación de un equipo de SNA Educa en la competencia WorldSkills Brasil, donde conocieron el modelo de aulas móviles de ese país. Inspirados en esa experiencia, y gracias al financiamiento de la Fundación Irarrázaval, desarrollaron una versión 100% chilena que hoy sigue creciendo y consolidándose.
Emanuel Álamos, docente y coordinador del Aula Móvil SNA Educa.
Según explica Emanuel Álamos, docente y coordinador del Aula Móvil SNA Educa, esta tiene como objetivo garantizar que los estudiantes de zonas rurales accedan a un espacio de aprendizaje innovador, equipado con tecnologías modernas que muchas veces resultan inalcanzables para los colegios por su alto costo. Gracias a este esfuerzo, cada año más de 6.000 estudiantes, desde Iquique hasta Coyhaique, participan en esta experiencia formativa. “Esto no solo mejora las competencias técnico-profesionales de los alumnos, sino que acerca la formación TP a los estándares de la industria nacional, contribuyendo a un capital humano más calificado”, señala.
El Aula Móvil incorpora sistemas neumáticos, oleohidráulicos, eléctricos, robótica y estaciones productivas con energía fotovoltaica. Desde 2024, además, incluye herramientas de la Industria 4.0 como TIA Portal, CODESYS, OPC UA y Node-RED, replicando los procesos que utilizan hoy las empresas. “Los estudiantes practican en tecnologías de última generación, desarrollan integración de datos, análisis en tiempo real y eficiencia energética, mientras fortalecen el trabajo en equipo y la innovación”, comenta Álamos.
La recepción de esta iniciativa ha sido ampliamente positiva. Los estudiantes, relata, se sorprenden al acceder a tecnologías que normalmente solo verían en la industria, aumentando su motivación y confianza en su futuro profesional. Para los docentes, el valor está en la actualización constante, ya que cada año reciben capacitaciones en el uso del equipamiento, lo que les permite profundizar y replicar estos conocimientos en sus propios liceos.
El impacto también se refleja en la participación en competencias como WorldSkills y en encuentros como ENAGRO y FERMADI 2025, donde los jóvenes muestran el nivel alcanzado gracias a la formación recibida. “En síntesis, no solo llevamos tecnología, también aseguramos que profesores y estudiantes estén preparados para los desafíos de la industria”, explica.
Mirando al futuro, Emanuel Álamos asegura que el Aula Móvil seguirá siendo una herramienta estratégica para el país. La incorporación de energías renovables, automatización avanzada y tecnologías de la transformación digital permite que los estudiantes TP se preparen para la sostenibilidad y los cambios del mundo laboral. “Nuestro rol es seguir siendo un puente entre la educación técnico-profesional y el sector productivo, formando técnicos altamente calificados, adaptables e innovadores, que aporten al desarrollo de Chile”, concluye.
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