Suscríbete a nuestra revista y podrás leer el contenido exclusivo online
Regístrate y accede a la revistaEl ingeniero matemático Álvaro Fischer habla de los desafíos para fundar Resiter hace 40 años, la empresa líder en economía circular en Chile, que hoy gestiona más de 2,2 millones de toneladas de recursos residuales sólidos y 16 millones de metros cúbicos de líquidos. También explica el rol de la educación en las necesidades del medioambiente a futuro.
Hace 40 años, nadie hablaba de economía circular. Resiter comenzó como una compañía que recolectaba residuos domiciliarios a las municipalidades. Luego dejó ese negocio, por su bajo nivel tecnológico y tendencia a las malas prácticas, y se concentró en el manejo de los residuos de las empresas productivas privadas, recuerda Álvaro Fischer, fundador de la compañía junto con Raúl Alcaíno.
Con el tiempo, “nos dimos cuenta de que, en realidad, se trataba de una actividad relacionada con el medioambiente, pues los residuos generados lo impactan. Para evitarlo, se hacía necesario transformar esos residuos, utilizando plantas dedicadas, que aplicaran tecnologías que lo consiguieran. Y eso es la economía circular a la que actualmente estamos abocados”, recuerda Fischer.
-¿Cuáles fueron las principales barreras por superar en los inicios de Resiter?
-Inicialmente, muchos de estos procesos no eran costo-eficientes, por lo que las empresas debían pagar para que sus residuos fueran tratados, y muchas aún continúan haciéndolo. El gran desafío radica en explicar a las compañías la importancia de destinar recursos a esta área. Al mismo tiempo, para empresas como Resiter, el reto constante es buscar y desarrollar tecnologías cada vez más costo-eficientes, aplicables al tratamiento de los residuos generados en los procesos productivos de sus clientes.
-¿Cómo es el proceso de innovación para desarrollar nuevos productos y maneras de utilizar residuos industriales?
-Como todos los procesos de innovación, estos requieren que la empresa, en este caso Resiter, incorpore ese atributo a su cultura. Luego, se necesita buscar tecnologías en el mercado, en los centros de investigación o en emprendimientos que estén desarrollándolas, y, según el caso, establecer convenios, acuerdos o adquisiciones para incorporarlas a la oferta de servicios de la empresa.
"Diría que casi todas las industrias están mirando hacia la economía circular (…) Se trata de una aspiración transversal que cada vez toma más fuerza”,
Álvaro Fischer.
-¿Cómo generar mejores puentes entre la academia y la industria para impulsar procesos más sustentables?
-Esta es una materia en permanente desarrollo. Tanto las compañías como los centros de investigación académicos necesitan hablar un lenguaje común, es decir, que la empresa tenga formas de traducir internamente el lenguaje científico-tecnológico de los centros, y que estos, a su vez, comprendan el lenguaje económico y de negocios de las empresas. Así, los diferentes objetivos de uno y otro, y los distintos tiempos de ambos, van a estar en mejores condiciones para encontrar puntos en común.
Lo otro importante es conseguir que ambas partes entiendan las ventajas que la colaboración mutua produce.
-¿Cómo proyectan el futuro de la economía circular en Chile?
-Pienso que el futuro de la economía circular es casi ilimitado, tanto en Chile como en el mundo. Se trata de una industria en construcción, en la que casi todo está por hacerse, pues el mundo requiere que en todos los procesos productivos sus residuos se transformen y valoricen, y se incorporen a nuevos procesos productivos, de modo de permitir la sustentabilidad del planeta, pero también, para que el proyecto civilizatorio humano y su progreso continúen hacia el futuro, para el bien de la humanidad.
ECONOMÍA CIRCULAR Y EDUCACIÓN
-¿Han percibido un cambio en el nivel de preparación de los estudiantes en términos de prácticas sustentables?
-Hasta ahora, no demasiado, más allá de que la temática está cada vez más en boga, y que los alumnos la incorporan crecientemente a su lenguaje. Pero de allí a una educación que les permita conocer mejor las tecnologías requeridas, no lo he visto aún con la fuerza requerida.
-¿Cómo crees que el sistema de formación técnico profesional puede evolucionar para estar más alineado con los desafíos ambientales actuales?
-Me parece que debería estudiar con cuidado cuál es el marco conceptual más apropiado, en el cual los desafíos ambientales y la sustentabilidad surjan como una necesidad ineludible para el mundo del futuro, evitando que dicha temática solo sea percibida como un eslogan de moda, el que pueda ser desafiado en el futuro. De esa manera, las nuevas generaciones de técnicos estarán más motivados y con mejores herramientas para abordar esos problemas en sus trabajos cotidianos y en su vida en general.
-¿Cómo crees que la industria debería relacionarse con los colegios para formar mejores técnicos?
-Las prácticas de trabajo en las compañías siempre constituyen una buena manera de relacionar a la industria con los colegios, aunque no siempre resulte fácil hacerlo, porque normalmente la primera no está preparada para recibir estudiantes de manera masiva, y hacerlo requiere destinar recursos, siempre escasos, a ello. Otra forma es reclutar ejecutivos de la industria, dispuestos a hacer charlas en los colegios, orientadas a los temas de sustentabilidad y a los de carácter ambiental, de modo de motivarlos e inducirlos a comprender esa temática y la importancia que tiene para el mundo en el que a ellos les tocará trabajar.
Colegio Colonial de Pirque: Un modelo educativo frente al cambio climático En Pirque, una zona rural al sur de Santiago, el Colegio Colonial se ha convertido en un referente en educación ambiental. Con una matrícula de 256 estudiantes, este establecimiento ha integrado la sostenibilidad en su currículo, destacando por su asignatura obligatoria de “permacultura y sustentabilidad”. En esta clase, alumnos desde preescolar hasta enseñanza media aprenden sobre cultivo orgánico, compostaje y reciclaje, trabajando activamente en una huerta de 900 metros cuadrados que alberga árboles nativos y frutales. Con el apoyo del Ministerio del Medio Ambiente de Chile, el colegio obtuvo una certificación ambiental que sirvió como hoja de ruta para desarrollar proyectos sostenibles. Además de la huerta, el colegio instaló paneles solares y estableció el primer punto de reciclaje comunal en la zona, fomentando la conciencia ecológica tanto dentro como fuera de sus aulas. Este compromiso fue reconocido internacionalmente en la COP27, donde el Colegio Colonial de Pirque fue uno de los cuatro establecimientos latinoamericanos galardonados con el premio “Guardianes del Clima”, otorgado por UNICEF, la Fundación Meri y la Oficina de Educación Climática de la UNESCO. El premio destaca a instituciones educativas que promueven activamente la acción climática y la protección de los derechos de la infancia frente a los desafíos ambientales. ![]() Alumnas del Colegio Colonial de Pirque trabajan en la huerta. |
Fuente: www.elpais.com
Revisa nuestro contenido en todas las plataformas desde un teléfono hasta nuestra revista en papel.
Mantengamos la conversación, búscanos en twitter como @grupoEducar
Tweets by grupoEducarIngresa a nuestra comunidad en Facebook y profundicemos el debate.