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May 2025 - Edición 292

¿Influyen los espacios físicos en el aprendizaje?

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Formar para el futuro: la conciencia medioambiental y la sostenibilidad como claves en la educación TP

Frente al escenario actual de cambio climático y escasez de recursos, la formación medioambiental de las nuevas generaciones se posiciona como un imperativo. Y es que la educación no solo prepara para el mundo laboral, también modela las formas en que las personas se relacionan con su entorno natural y social.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Formar para el futuro: la conciencia medioambiental y la sostenibilidad como claves en la educación TP

Para la exministra de Agricultura María Emilia Undurraga, la educación tiene el poder para construir una sociedad más justa y resiliente. “Considero fundamental formar a los jóvenes en temas medioambientales porque ese será el gran desafío del futuro, tanto a nivel país como global. La naturaleza es la base de la vida y del desarrollo”, afirma Undurraga.

En un país como Chile, donde la economía se sostiene en gran parte sobre los recursos naturales, la conciencia ambiental no puede quedar fuera de las aulas. Y la educación, especialmente desde etapas tempranas, tiene el deber de sembrar esta conciencia.

Esta visión de integración entre medioambiente, educación y desarrollo ya es una realidad en algunos establecimientos. Un ejemplo es el Centro de Innovación Tecnológica (CIT) del Liceo Bicentenario de Excelencia Padre Oscar Moser, en Padre Las Casas. El profesor José Cabrera, encargado del área tecnológica, cuenta cómo una alianza con la Seremi de Medio Ambiente de La Araucanía nació a partir de un problema local: la contaminación del aire.

“El CIT presentó su prototipo de semáforo automático de calidad del aire y la seremi se interesó rápidamente, reconociendo el valor educativo y el impacto social del proyecto”, relata Cabrera.

En esa misma línea, señala el secretario ejecutivo de Educación Media Técnico Profesional del Mineduc, Cristian Lincovil, que hoy, los efectos de la crisis planetaria son evidentes. El calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y la crisis de los combustibles son algunos de los efectos que, como sociedades, debemos enfrentar. “En este sentido, la formación que puedan tener los jóvenes es esencial para generar conciencia y acción efectiva como consecuencia. Desde los pequeños esfuerzos individuales hasta políticas que requerirán de grandes consensos. Esto es especialmente relevante para la educación técnico profesional, en la medida que su cercanía con las transformaciones tecnológicas y productivas le otorgan un peso todavía mayor en asegurar la sostenibilidad de los esfuerzos por el desarrollo”, señala.

José Cabrera Profesor del CIT del Liceo Bicentenario de Excelencia Padre Oscar Moser.

“En estos proyectos los alumnos desarrollan habilidades blandas... Aprenden a colaborar, liderar equipos, resolver problemas y comunicar sus proyectos a distintos públicos. Esa es formación integral”.

“Nadie cuida lo que no conoce”, dice Undurraga, quien insiste en la importancia de integrar el conocimiento de los ecosistemas a la comprensión del desarrollo. “El desarrollo sostenible depende de la naturaleza, y a su vez, la naturaleza necesita del desarrollo humano para adaptarse y enfrentar los desafíos actuales”.

De hecho, agrega Lincovil que, sin conciencia y conocimiento respecto al cuidado y regeneración del medioambiente, es imposible que el país alcance un desarrollo que realmente sea sostenible. “Los esfuerzos en torno a la protección del planeta son, más allá de los contenidos específicos, cambios culturales que necesitan ser ampliamente abordados, lo que solo es posible si es parte de las conversaciones desde los primeros años de la vida”.

Las zonas rurales

Uno de los enfoques que propone Undurraga es volver a mirar la naturaleza como una fuente de aprendizaje. “Hemos perdido la oportunidad de aprender de la naturaleza. Esta es un espacio donde podemos aprender no solamente acerca de los procesos, sino también de los tiempos”.

Añade la exministra de Agricultura que, especialmente en zonas rurales, esto representa una ventaja educativa única: “Hay tiempos para sembrar, otros para regar, otros para cultivar y cosechar. Esas cosas que vemos en la naturaleza pueden ser un espacio muy rico de aprendizaje. Conectar a los estudiantes con sus recursos naturales, paisajes y tradiciones podría ser una gran oportunidad de diferenciación y de una educación de futuro”.

Frente a un discurso que vincula el futuro exclusivamente con las tecnologías, Undurraga plantea una visión complementaria: “Creo que la educación del futuro va a estar ligada, por una parte, al uso de las tecnologías, pero por otra, a la conexión con la naturaleza y con las otras personas”.

Cristian Lincovil, Secretario ejecutivo de Educación Media Técnico Profesional del Mineduc.

“La formación de los jóvenes es esencial para generar conciencia y acción efectiva. Esto es especialmente relevante para la educación técnico profesional”.

Por ejemplo, dice Cristian Lincovil, el sector agrícola es uno de los que se han visto más exigidos por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. “Probablemente, como resultado de ello es también una de las áreas que ha tomado acciones más claras para abordar estos desafíos. Temas como la seguridad alimentaria, el control orgánico de plagas y el uso de energías renovables en los cultivos se han vuelto parte de sus preocupaciones centrales, lo que se ha reflejado asimismo en la educación técnico profesional en el área. Sin ir más lejos, la incorporación de estos temas en liceos agrícolas ha sido un antecedente sustantivo para su inclusión en la propuesta de actualización curricular del sector”.

Asimismo, apunta Lincovol, “la preparación de los nuevos técnicos y profesionales del mundo agropecuario permite que, sobre la mayor sensibilidad con los temas medioambientales propios de su generación, cuenten también con conocimientos y herramientas específicas para llevar esa preocupación a la práctica”.

Educación TP, un motor

Desde la experiencia agrícola, Undurraga subraya el cambio que ha vivido el sector frente a la crisis del agua: “La conciencia medioambiental ya dejó de ser una opción para transformarse en una condición. El cambio climático y la sequía nos han obligado a aprender a manejar los recursos con eficiencia”.

Aquí, la educación técnico profesional tiene un rol estratégico: “Va a ser fundamental para llevar a la práctica soluciones basadas en la naturaleza. No se trata solo de cuidar la naturaleza, sino de aprender a usarla de forma responsable”, señala la exministra. 

María Emilia Undurraga
Exministra de Agricultura.

 “Considero fundamental formar a los jóvenes en temas medioambientales porque ese será el gran desafío del futuro, tanto a nivel país como global. La naturaleza es la base de la vida y del desarrollo”.

La tensión entre desarrollo y conservación es uno de los grandes desafíos del futuro, afirma María Emilia, y las respuestas no serán iguales en todos los territorios. Por eso, se necesitan jóvenes preparados, con creatividad e innovación, capaces de adaptarse y liderar esa transición. “No es solo cuál es el rol de los jóvenes en respetar el medioambiente, sino cuál será su rol en transitar hacia un desarrollo sostenible que logre armonizar el desarrollo y la conservación”.

No obstante los avances, Undurraga identifica una desconexión entre las políticas públicas medioambientales y lo que se enseña en los colegios. “Todavía tenemos muchos desafíos en cómo bajamos una enseñanza en temas medioambientales que logre armonizar el desarrollo con la conservación”.

Critica que la educación ambiental muchas veces se imparta de forma aislada, sin vincularla a temas como vivienda, alimentación o desarrollo económico. “Vemos discusiones polarizadas, como con los monocultivos o las plantaciones de pino y eucaliptus, sin comprender que estos recursos pueden resolver problemas como el déficit habitacional. Necesitamos conversaciones más complejas que aborden el cómo, cuándo, en qué escala y con quién desarrollar proyectos”, explica María Emilia Undurraga. Y concluye con una advertencia urgente: “Todavía tenemos desafíos de pobreza, de acceso al agua, de vivienda, de dignidad. Si lo hacemos en equilibrio con la naturaleza, podremos avanzar sin dejar a nadie atrás”.

El caso del CIT 

Gracias a la alianza con la Seremi de Medio Ambiente de La Araucanía y el CIT del Liceo Bicentenario de Excelencia Padre Oscar Moser, han podido desarrollar proyectos para abordar, por ejemplo, la contaminación del aire.

Cuenta el profesor José Cabrera, que al presentar su prototipo de semáforo automático de calidad del aire, la seremi se interesó rápidamente, reconociendo el valor educativo de la iniciativa, relata Cabrera.

Gracias a ese proyecto, los estudiantes trabajan en el diseño y programación de dispositivos que muestran en tiempo real el pronóstico oficial de la calidad del aire. Esto les permite aplicar conocimientos técnicos concretos: modelado 3D, programación de microcontroladores, integración de sensores, soldadura, ensamblaje y comunicación digital. “Son habilidades altamente valoradas en el ámbito laboral TP, alineadas con los estándares de la industria tecnológica real”, dice Cabrera.

Pero no todo queda en lo técnico. El profesor destaca también el desarrollo de habilidades blandas: “Deben colaborar, liderar equipos, resolver problemas reales y comunicar sus proyectos a distintos públicos. Esa es formación integral”.

El impacto del proyecto no solo es educativo, sino también comunitario. “Buscamos mejorar la comunicación ambiental. Un sistema automatizado evita errores y permite a las personas tomar decisiones informadas, especialmente en días críticos con altos niveles de contaminación”, explica Cabrera.

 

Komal Dadlani:  “La sostenibilidad es parte de la alfabetización del siglo XXI”

Komal Dadlani, bioquímica, CEO y cofundadora de Lab4U, ha sido reconocida por su trabajo en ciencia y tecnología educativa en rankings de prestigio como Forbes, Bloomberg y Horse. Desde su plataforma, que transforma smartphones y tablets en laboratorios móviles utilizando sensores y tecnología de Inteligencia Artificial (IA), ha impulsado una nueva forma de enseñar ciencia de manera activa y accesible. 

-¿Por qué consideras que la sustentabilidad debe ser parte de la formación de jóvenes?

-Porque el futuro del planeta y del trabajo depende de decisiones informadas. La sostenibilidad no es un tema aislado, es transversal: afecta cómo producimos, consumimos, nos movemos y trabajamos. En un mundo atravesado por la IA y la automatización, necesitamos formar ciudadanos capaces de pensar críticamente, comprender los desafíos globales y tomar decisiones responsables. La sostenibilidad es parte de esa alfabetización, que hoy es tan importante como leer o escribir.

-¿Crees que las nuevas generaciones ya vienen con mayor conciencia ambiental?

-Sí, hay una mayor sensibilidad y urgencia en los jóvenes. Vemos generaciones que cuestionan modelos de consumo, demandan transparencia, se informan más y levantan la voz por el planeta. Pero esa conciencia debe venir acompañada de herramientas concretas para transformar esa preocupación en acción y soluciones reales.

-¿Cómo se puede integrar de forma concreta la sustentabilidad en el currículo escolar?

-La clave está en vincular los contenidos científicos con los desafíos reales del mundo. No se trata de enseñar sostenibilidad como una asignatura más, sino de abordarla como un enfoque transversal: desde los experimentos en ciencias, el análisis de datos en matemáticas, hasta el estudio de los impactos sociales y ambientales en historia o tecnología. Desde Lab4U, por ejemplo, promovemos la experimentación científica activa en contextos reales como calidad del aire, consumo energético o análisis del agua.

Komal Dadlani

-¿Qué rol deben jugar los profesores y las escuelas en este cambio cultural?

-Un rol fundamental. Los docentes no solo transmiten conocimiento, también modelan actitudes. Son agentes de cambio. Para que la educación científica sea activa y significativa, necesitamos darles herramientas para conectar la teoría con la práctica, con la vida real. En Lab4U trabajamos justamente en eso: empoderar a docentes con herramientas accesibles e innovadoras para que la ciencia cobre sentido en el aula y se relacione con los desafíos del entorno.

-¿Qué papel puede jugar la tecnología en la enseñanza de la ciencia? 

-La tecnología puede ser transformadora si la usamos para potenciar la participación, la curiosidad y la resolución de problemas. En Lab4U usamos sensores de los celulares para que los estudiantes hagan experimentos reales y aprendan haciendo. Pero es clave que esa tecnología no reemplace al pensamiento, sino que lo estimule. Los jóvenes deben desarrollar habilidades como pensamiento crítico, resolución de problemas, colaboración y curiosidad científica, que serán esenciales en cualquier carrera STEM del futuro.

-¿Qué les dirías a los docentes sobre educar en sustentabilidad?

-A los docentes: que comiencen por pequeñas acciones conectadas con su realidad. Hablar de sustentabilidad no requiere reinventar el currículo, sino mirar los contenidos con otros ojos. Conecten la ciencia con lo que ocurre en su comunidad, escuchen a sus estudiantes y atrévanse a experimentar. Hay muchas herramientas, como Lab4U, para apoyarlos en ese camino. Y a los estudiantes: que su voz importa. Que cuestionen, que propongan, que observen su entorno y piensen cómo pueden aportar. 

 

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