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Regístrate y accede a la revistaDesde 2019 la Red de Colegios Maristas cuenta con un delegado de Protección en cada uno de sus establecimientos, quien se encarga de identificar y reaccionar cuando los derechos de los alumnos están siendo vulnerados, además de ser un espacio de confianza para ellos.
“Cualquier niño que sea vulnerado dentro o fuera del establecimiento tiene un espacio de protección en el colegio. Los alumnos se acercan porque sienten que pueden hablar muchas cosas que no podrían hablar con otros adultos”, explica Amaya Alberdi, delegada de Protección del Colegio Marista Marcelino Champagnat, ubicado en la comuna de La Pintana, y que pertenece a la RED Irarrázaval. Esta figura está en cada uno de los 12 establecimientos de la Red de Colegios Maristas y su objetivo es proteger los derechos de los estudiantes.
Amaya Alberdi, delegada de Protección del Colegio Marista Marcelino Champagnat.
El camino no ha sido fácil. “Se trataba de un rol nuevo y había que empezar por coeducar a la comunidad. Partimos en 2019 con 12 casos y terminamos 2024 con 665”, recuerda. Entre los estudiantes, se hizo un trabajo para que se visualice el rol como adultos protectores. En el caso de los adultos, el foco estuvo en desnaturalizar situaciones como violencia intrafamiliar, o el consumo de sustancias. “Ellos deben saber que son adultos protectores y tienen que proteger a sus niños”, agrega la educadora diferencial de profesión, que lleva 10 años en el establecimiento.
Entre las situaciones más comunes que reciben son negligencia parental, abuso sexual, maltrato, consumo de sustancias de los apoderados, problemas de salud mental y conductas delictuales. En algunos casos se pueden requerir acciones legales, mientras que en otros basta con hablar con los padres. En esa línea, Alberdi destaca el trabajo que han realizado con redes externas, como los Cesfam y Mejor Niñez.
Cómo se organiza
Se trata de un rol designado por el rector, y a quien le reporta directamente. Además, requiere vinculación uno a uno con los cuatro directores de sección entre los que se divide el colegio de 2.300 estudiantes. Se generan reuniones con los equipos de convivencia y de tutoría de cada una de las secciones, para conocer los casos con más detalle.
Por otra parte, hay una reunión mensual de los delegados de protección de todos los colegios maristas. “Son espacios de protección y contención y donde se nos dan herramientas para trabajar”, señala la delegada.
Cómo mantener la sanidad mental
La carga emocional es pesada para este rol. “Nos dimos cuenta de que nuestros niños sufren mucho. Hay traumas complejos que, si no se abordan de manera pertinente, se arrastran a lo largo de la trayectoria escolar”, cuenta Amaya. Es por esto que la salud mental es vital. La profesional reconoce que “se viven situaciones extremas que impactan muchísimo. Estás nadando constantemente en el dolor de otros y por eso ha sido un proceso de construcción, de educarse y saber hasta dónde puedes llegar”.
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