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Mar 2024 - Edición 280

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Vida nocturna: efectos de ir contra el reloj

Por: Luz Edwards

Nuestra cultura y costumbres cambian, pero seguimos siendo mamíferos e ir en contra de los ciclos naturales nos hace mal. Incluso, nos puede hacer enfermar, dicen las nuevas investigaciones.

 

“Todo el mundo sabe que fumar o ciertos hábitos alimenticios no saludables aumentan la probabilidad de desarrollar distintos tipos de cáncer, pero la ‘cronodisrupción` como factor de riesgo para desencadenarlo no es una idea que haya calado, todavía, en la sociedad”, explica Claudia García Cobarro, experta en los efectos de la luz del sol en la vida y de las posibles consecuencias de llevar hábitos que privilegian la actividad nocturna, en desmedro de la diurna y del sueño en las horas de oscuridad.

La cronodisrupción es la ruptura de nuestros ritmos circadianos fisiológicos, que son ciclos de eventos que ocurren en un ser vivo en un período de aproximadamente 24 horas. El término circadiano proviene de las palabras latinas "circa", que significa alrededor, y "diem", día. 

¿Cuál es la importancia de los ritmos circadianos?
“Estos ritmos pautan o dictan procesos como el momento de hibernación, cortejo y reproducción, las variaciones de peso o los cambios hormonales en animales y plantas. Además, en humanos controlan importantes procesos con implicaciones moleculares (expresión de genes), metabólicas, fisiológicas (regulación de la temperatura corporal, frecuencia cardíaca, sueño y producción de melatonina, insulina, glucagón) y conductuales (humor, funciones y actividad cognitiva)”, explica Claudia García Cobarro en su artículo Luz, arquitecta de la vida, donde puntualiza que estos ritmos corresponden a una adaptación evolutiva que nos permite ser capaces de responder de manera más eficaz al entorno.

En los mamíferos lo que más determina estos ritmos fisiológicos es la alternancia entre luz y oscuridad, consecuencia del día y la noche. Esa es la señal de ajuste más relevante y, al mismo tiempo, lo que más desajusta el ritmo.

“En nuestro estilo de vida actual, a menudo, tomamos la dirección contraria a la que dictan nuestros ritmos circadianos, como ruptura del ciclo de sueño-vigilia, comer a deshoras, estar expuestos a luz artificial por la noche”, escribe García Cobarro. Se están estudiando las consecuencias de esta ruptura de los ciclos, pues ya se sabe que van desde envejecimiento precoz, problemas metabólicos, insomnio, obesidad y hasta cáncer, pues todo lo que ocurre en el cuerpo tiene relación con este ciclo.

¿Cómo potenciar los ritmos naturales?
Con hábitos que vayan en sintonía con la manera en que funciona nuestro cuerpo. Se les llama cronopotenciadores.

  • Exposición a la luz brillante durante el día y a la oscuridad durante la noche.
  • Ejercicio físico durante el día, pues robustece la sincronización (le confirma al cuerpo que estamos despiertos).
  • Comer a horarios similares todos los días.
  • Socialización en horas de luz solar.

 

Quién es:

Claudia García Cobarro es doctoranda e investigadora en el grupo Fisiología, Nutrición y Cronobiología de la Universidad de Murcia. Su artículo completo titulado Luz, arquitecta de la vida se puede leer aquí https://theconversation.com/luz-arquitecta-de-la-vida-185993

 

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