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Abr 2024 - Edición 281

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6 ideas para entender y valorar el patrimonio

Educar en Familia

Por: Luz Edwards

El patrimonio es mucho más que los edificios antiguos y los museos. Es también todo lo intangible que ha creado una comunidad: lenguaje, creencias, costumbres, leyendas, formas de vida y visión de las cosas. Además, forma parte del patrimonio, el entorno natural en que se sitúa ese grupo humano y la forma en que ha sido intervenido. Te entregamos seis ideas para enseñar a valorarlo a hijos y alumnos.

1. Todos somos creadores del patrimonio
Por esto mismo, es una equivocación mirarlo sólo como un legado de la historia y de los antepasados. El patrimonio es también el presente y se va modificando con los actos de cada una de las personas que forman parte de esa sociedad. “Por eso, tirar un papel en la calle es atentar contra el patrimonio, porque es actuar sin tener conciencia de que vivimos en una sociedad, en un entorno que ha sido construido por otros y que lo que nosotros hagamos va a quedar de herencia para nuestros sucesores”, ejemplifica Marianne Beuchat, investigadora de la Escuela de Pedagogía de la Universidad de los Andes.


2. ¿Para qué valorar el patrimonio?
Si los padres y los profesores no tienen claro cuál es el sentido de valorar el patrimonio es imposible que puedan enseñarlo a los niños. Los adultos deben estar convencidos de que conocer el entorno donde se vive, la historia de la ciudad, las diferencias culturales, el origen de las costumbres actuales, por ejemplo, permite relacionarse mejor con las personas y enriquece todas las áreas. “Ignorar el patrimonio o tener poca conciencia de éste dificulta la llegada a respuestas fundamentales, como quiénes somos, de dónde venimos y dónde estamos, lo cual es clave en el momento de querer forjar un futuro como país”, advierte Marianne Beuchat.


3. Más que memorizar datos y fechas
La valoración del patrimonio es un conocimiento reflexivo y afectivo. Para lograrlo se requiere presentar los contenidos de manera que el niño descubra la relevancia que tienen para él mismo. Según Marianne Beuchat sería óptimo que hubiera un programa específico del Ministerio de Educación para la valoración del patrimonio, pero también coinciden en que se puede lograr un buen resultando a partir de los contenidos de algunos ramos. La clave está en la forma de tratar los temas. Por ejemplo, la unidad de reconocimiento de símbolos patrios puede ser una excelente instancia, pero se pierde si los profesores sólo se conforman con que los alumnos se aprendan las diferentes banderas. “Hay que preguntarle a los niños por qué creen que es necesario tener bandera o qué puede significar que la bandera de un país cambie”, dice Beuchat. Otra manera de estimular a los niños es contarles la historia y anécdotas de la comuna en que viven.

4. Forjar una curiosidad por el entorno
Si el patrimonio es todo lo que rodea a una persona, entonces, no es necesario ir a un museo para poder conocerlo y ése es precisamente el cambio de mentalidad que se requiere. “Cuando se toma conciencia de que las cosas intangibles y tangibles que están a nuestro alrededor tienen un valor, se genera una disposición a asombrarse con ellas, a detenerse y observar lo cotidiano. Y al reflexionar sobre las cosas se les toma cariño, porque se ha conocido su historia y se las ha hecho propias”, explica Beuchat. Forjar esta mirada en los niños no es difícil, pero sí es necesario hacerse el tiempo para motivarlos.

5. Identidad y mundo global
La internacionalización no es pretexto para dejar de valorar lo propio y son conceptos que no se contraponen. Marianne Beuchat lo grafica: “El mundo es como la familia extendida y el país, la familia nuclear”.

6. ¿Cómo formar adultos que valoren el patrimonio?
Ayudado de Internet o algunos libros, investigue con su hijo o alumnos aspectos del entorno cotidiano. Así le hará ver que todo tiene un significado y, por lo tanto, un valor.

Algunas ideas:

¿Por qué tiene ese nombre la calle donde vivimos?
¿En qué barrio vivían mis abuelos cuando se casaron?
¿De qué madera es la mesa del comedor?
¿Desde cuándo existen los organilleros?
¿Por qué hay apellidos en otro idioma?
¿Los teléfonos siempre han tenidos botones?

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