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May 2025 - Edición 292

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Una comunidad educativa que transforma su entorno desde la ecología integral

El Instituto Politécnico María Auxiliadora de Puerto Montt, que forma parte de la RED Irarrázaval, fue reconocido con el Premio Elige Innovar 2024 por su proyecto de sostenibilidad educativa. Conversamos con Manuel Urrutia, su director, quien nos relató cómo nació la iniciativa, qué aprendizajes ha generado y cómo ha sido recibido por estudiantes, docentes y la comunidad.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Una comunidad educativa que transforma su entorno desde la ecología integral

El compromiso con el medio ambiente, la innovación pedagógica y el trabajo colaborativo son los pilares que sustentan el proyecto “Sembrando el cambio, cosechamos el mañana”, desarrollado por el Instituto Politécnico María Auxiliadora (IPMA) de Puerto Montt. Esta iniciativa, nacida desde el corazón de la comunidad educativa, ha logrado posicionarse como una experiencia inspiradora de transformación escolar con enfoque en ecología integral. Así lo reconoció el Premio Elige Innovar 2024, que destacó su impacto y proyección nacional. 

“El proyecto nació del compromiso de nuestro colegio con la ecología integral”, comienza relatando Manuel Urrutia, director del establecimiento que forma parte de la RED Irarrázaval. La primera iniciativa surgió en 2021, cuando, gracias al apoyo de la Fundación Patio Vivo y la Fundación MC, se creó un huerto escolar en el instituto. En ese espacio, estudiantes de la especialidad de Gastronomía comenzaron a aprender sobre cultivo, compostaje y alimentación sustentable. Lo que partió como una experiencia puntual, rápidamente generó un impacto positivo en toda la comunidad educativa, motivando al equipo a seguir desarrollando nuevas estrategias para fortalecer el sello ecológico del colegio.

En 2022, el proyecto se expandió con la creación de talleres de líderes ambientales abiertos a estudiantes de todos los niveles. Más adelante, se estableció una vinculación con la Asociación de Municipalidades de la Provincia de Llanquihue, lo que permitió incorporar el componente del manejo responsable de residuos, con énfasis en enseñar a reducir, reutilizar y reciclar. La motivación fue creciendo, y fueron las estudiantes de la especialidad de Dibujo Técnico, guiadas por sus docentes, quienes diseñaron una propuesta de huertos verticales, la cual fue postulada al concurso Elige Innovar. “Es un proyecto dinámico y transversal que constantemente nos invita a imaginar nuevos escenarios de innovación. Por eso es tan motivante”, afirma el director.

Estudiantes del taller de líderes ambientales preparan almácigos para compartir en la Fiesta de la Semilla.

Construyendo conciencia ecológica desde la práctica

Uno de los principales objetivos del proyecto es instalar prácticas vinculadas al desarrollo de la conciencia ecológica y la sostenibilidad. Según explica Urrutia, esto se realiza a través de instancias prácticas con impacto comunitario, que invitan a reflexionar sobre la corresponsabilidad en el cuidado del planeta. “Nuestra meta es que la comunidad educativa asuma un compromiso ciudadano con la sostenibilidad y que, a través de nuestras prácticas cotidianas con sentido territorial, logremos un impacto a nivel regional, nacional y global”.

Elige Innovar 2024

Recibir el Premio Elige Innovar 2024 significó una gran alegría para el IPMA. “Es un reconocimiento muy importante a nuestro compromiso con la ecología integral. Hemos llevado a cabo un trabajo sistemático e innovador que ha impactado a nuestra comunidad, y estamos felices de que se visibilice a nivel nacional”. Urrutia destaca que este premio también es “una invitación a seguir innovando en ecología y a convertirnos en un referente en la búsqueda de soluciones a la crisis ambiental que enfrentan nuestras sociedades”.

“Este proyecto promueve múltiples aprendizajes transversales”, enfatiza el director. No se trata solo de contenidos académicos, sino de aprendizajes integrales, como la formación de ciudadanos comprometidos con la sostenibilidad, la alimentación saludable, la recuperación de tradiciones culinarias locales, la economía circular y el manejo responsable de residuos. También se promueven habilidades clave como la resolución de problemas y la implementación de proyectos con sentido comunitario. En términos formativos, se potencia el desarrollo de valores como la responsabilidad, la empatía y el autocuidado. Urrutia destaca que quienes participan del proyecto manifiestan sentir bienestar, algo especialmente relevante en el contexto educativo actual.

El director, Manuel Urrutia (al centro), junto a estudiantes del Instituto Politécnico María Auxiliadora.

"Nuestra meta es que la comunidad educativa asuma un compromiso ciudadano con la sostenibilidad y que, a través de nuestras prácticas cotidianas con sentido territorial, logremos un impacto a nivel regional, nacional y global”.

Nuevas relaciones con la naturaleza

El proyecto se ha integrado de manera coherente al currículum escolar. En la especialidad de Gastronomía, se han incorporado aprendizajes prácticos asociados a la producción de hortalizas, el manejo de residuos y la elaboración de recetas con productos locales. En el caso de Dibujo Técnico, las estudiantes han diseñado huertos verticales desde los bocetos hasta el uso de tecnologías digitales, fortaleciendo su formación técnico-profesional.

Además, todos los cursos de primero a cuarto medio han designado a dos representantes responsables de ecología integral. Estas alumnas, junto con el centro de estudiantes y los docentes del proyecto, se encargan de la implementación de los huertos verticales asignados a cada curso, ampliando así el impacto del proyecto a toda la comunidad educativa.

Para Urrutia, uno de los aspectos más significativos ha sido el liderazgo ambiental desarrollado por los propios estudiantes. “Son los jóvenes quienes han activado y hecho crecer el proyecto. Sus motivaciones e intereses nos han impulsado a ampliar la oferta de talleres, a buscar alternativas más ecológicas frente al uso desmedido de papel o plásticos, y a convertir el colegio en un espacio de experimentación medioambiental”.

El director agrega que tiene mucha esperanza en el crecimiento del proyecto, ya que el liderazgo juvenil “es dinámico y

Yocelyn Villarroel, jefa de UTP, y Manuel Urrutia, director del Instituto Politécnico María Auxiliadora, al momento de recibir el Premio Elige Innovar 2024.

profundamente comprometido”. Esto, afirma, se alinea con uno de los principales objetivos formativos del colegio: “formar buenas cristianas y honestas ciudadanas”, un objetivo que el proyecto ha ayudado a materializar de manera concreta.

Testimonios que florecen desde el huerto

Entre las muchas historias que han marcado este proceso, Urrutia recuerda con especial cariño el caso de Elizabeth Millaneri, una alumna que egresó en 2023 y que estuvo presente en los inicios del proyecto. “Ella fue un motor para avanzar en el trabajo con huertos y cocina sustentable, siempre activó a otras estudiantes y lideró el trabajo en el invernadero y en los bancales de cultivo”. Lo más inspirador, añade, es que su madre también se incorporó a las acciones del colegio, participando en eventos como la Fiesta de la Semilla y la Fiesta de la Cosecha. “En este caso, la familia se unió en base al huerto escolar. Entiendo que, actualmente, siguen compartiendo su amor por el cultivo en un vivero familiar”.

“El proyecto nos ha posicionado como un colegio innovador en ecología integral”, afirma el director. El IPMA fue el primer establecimiento de la región en implementar el Patio Vivo Cultivable, y gracias al éxito de esa experiencia, otros colegios han replicado la iniciativa. Hoy, el IPMA forma parte de una red de escuelas comprometidas con la sostenibilidad.

Cada año, organizan la Fiesta de la Semilla y la Fiesta de la Cosecha, eventos abiertos a la comunidad que reúnen a establecimientos educacionales, familias, emprendedores y organizaciones sociales para intercambiar semillas, plantas y hortalizas. Además, en diciembre celebran el mes de la inclusión junto con el equipo del Programa de Integración Escolar, invitando a estudiantes de escuelas especiales a vivir una experiencia de cocina sustentable en el huerto escolar. “Nuestro proyecto crece cada año, como lo hace un árbol, y eso nos llena de felicidad y nuevos desafíos”, señala Manuel.

Estudiantes del IPMA aprenden sobre separación de residuos y compostaje.

El desafío más grande, según Urrutia, es generar un cambio cultural profundo: “Queremos ser un referente en ecología integral con verdadero impacto social”. El proyecto, dice, “no se limita a las paredes del colegio; su fuerza está en impulsar nuevas acciones ecológicas y movilizar a más jóvenes y docentes comprometidos”.

El impacto ha cruzado fronteras. “Esta semana, por ejemplo, me llamó una profesora de Ciencias de Buenos Aires que escuchó sobre nuestro proyecto y me pidió orientación para implementar algo similar en su escuela. Ese es el tipo de ‘semillas’ que queremos seguir sembrando”, concluye.

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