Iris Verdugo, Directora del Liceo Industrial Ramón Barros Luco cuenta que desde hace aproximadamente, seis años en este establecimiento ubicado en la comuna de la Cisterna, los alumnos no tienen clases de religión, porque así lo han manifestado en una encuesta que se les realiza anualmente, a ellos y sus familias, tal como lo exige el Ministerio de Educación. Este sondeo también a mostrado que el porcentaje de familias que profesan la religión Católica y Evangélica, es similar.

El colegio es mixto y atiende a cerca de 750 alumnos y ofrece una formación técnico profesional, imparte las especialidades de: Electricidad, Electrónica y Telecomunicaciones.

¿Cómo aborda el establecimiento las clases de religión?

Todos los años realizamos una encuesta a los alumnos y apoderados acerca del interés por tener clases de alguna religión en particular, y la verdad es que el porcentaje de rechazo es bastante alto, sobre el 90%, por lo tanto no tenemos clases de religión.

Entonces, ¿qué hacen en esas dos horas semanales de clases?

En Primero y Segundo Medio, dedicamos estas horas a lo que nosotros llamamos “Proyecto de vida”. En esta clase abordamos diversos temas valóricos y otros relacionados con el colegio; sobre cómo los alumnos se pueden plantear al egresar, qué les gustaría hacer, los hacemos reflexionar, cómo se ven a los 25 años, a los 35, los incentivamos a ponerse objetivos. Ellos tienen que tener un proyecto de vida y metas claras.

¿Quién está a cargo de estas clases?

Las clases las realiza una profesora general básica que nos ayuda en los talleres de lectura, en Primero y Segundo Medio.

¿Y en Tercero y Cuarto Medio?

En Tercero y Cuarto Medio le damos más énfasis al emprendimiento, más relacionado con la especialidad y el mundo laboral. Relacionamos y reformaos el proyecto de vida de los alumnos con el emprendimiento. A cargo de este programa está el profesor de especialidad.

A lo jóvenes les agrada este programa y se ve reflejado al egresar, varios de ellos crean su pequeña empresa. Para emprender en el área de nuestras especialidades no es necesario un gran capital y eso es un plus.

También en estas horas, a veces tenemos invitados especiales quienes vienen a dar charlas o su testimonio, como empresarios, ex alumnos, representantes de institutos profesionales y universidades, etc.

De acuerdo a su experiencia, ¿qué aportan las clases de religión?

Cuando hay clases de religión se nota en el comportamiento de los alumnos, en el respeto, en general se desarrollan mucho más los valores. A veces recordamos con nostalgia que cuando teníamos clases de religión, lo alumnos eran más responsables, más cercanos, más solidarios…

¿Y cómo se reemplaza esa enseñanza?

Lo hemos suplido un poco dando más espacio a actividades deportivas. Con eso hemos logrado identidad con el colegio, porque a los alumnos les encanta representar al liceo y nos va muy bien en deportes a nivel comunal.

De ese modo hemos ido recuperando espacios con ellos, les enseñamos a través del deporte el juego limpio, el respeto al otro, la competencia sana, saber aceptar la derrota… con estas actividades hemos logrado mejor disciplina, pero el estudiante de antes, cuando habían clases de religión, nosotros decimos que era más integral, porque comenzaba desde pequeño su formación, era un alumno diferente.

Si bien no se imparte clases de religión en el establecimiento, ¿existe alguna instancia para que los alumnos se acerquen a ésta?

En el caso de la religión evangélica tenemos la suerte de tener un inspector que es pastor y él tiene las competencias, habilidades y talento para relacionarse muy bien con los alumnos.

Y en la religión Católica, personalmente tengo muy buena relación con la parroquia del sector. A comienzo de año hacemos una encuesta para saber qué niños no tienen todos sus sacramentos, luego los organizamos y los llevamos a la parroquia para que se preparen y a fin de año, en el día de Cristo Rey, hacen su primera comunión. Nosotros les damos el espacio acá en el liceo para que las mamás organicen un desayuno y se han dado casos bien bonitos, donde chicos sin confirmación e incluso sin su bautizo, eligen a profesores de acá para que sean sus padrinos.